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Volveos porque pasa a vuestro lado<br />
la errabunda y doliente caravana.<br />
Sobre su frente pálida su frente pálida ha rugido<br />
el vasto trueno de las otras santas,<br />
y ha sentido caer su frente<br />
una nube encendida como un ascua,<br />
y el ángel del Señor hirió su frente<br />
desde la nube roja con su espada…<br />
—¡Señor, clamó, Señor! ¿por qué me hieres?<br />
¡Señor, Señor! ¿por qué me desamparas?<br />
Todas las tempestades han pasado<br />
por la noche sombría de mi alma;<br />
la amargura de todos los dolores,<br />
la humillación de todas las infamias…<br />
Ha pasado el simún por el desierto<br />
y ha abatido la gloria de la palma…<br />
Las montañas no sienten el azote<br />
con que hiere sus flancos la borrasca;<br />
desdeñan el empuje de las olas<br />
las rocas impasibles de la playa:<br />
para el dolor, Señor, yo no fui roca,<br />
no fui, Señor, para el dolor montaña!<br />
Hizo nido en mi pecho y en mis ojos<br />
la sombría y mortal desesperanza;<br />
hizo nido en mi pecho y en mis ojos<br />
y dio a mis labios la sonrisa amarga,<br />
y puso en el silencio de mi vida<br />
la voz fría y cruel que me amenaza…<br />
Como la palma adusta, hacia la tierra<br />
inclinaré también mi frente pálida,<br />
y cruzaré los brazos sobre el pecho<br />
y esperaré el silencio de la nada;<br />
porque fuiste el simún, y en mi martirio<br />
fuiste la roca y fuiste la montaña,<br />
y en vano a ti clamé: —¿Por qué me hieres,<br />
Señor? Señor, ¿por qué me desamparas?<br />
Volveos porque pasa a vuestro lado<br />
la errabunda y doliente caravana.<br />
Es la horda que huía en el desierto<br />
con un haz de dolores a la espalda;<br />
las huellas de sus pasos en el polvo<br />
con surcos de cadenas se juntaban,<br />
y la inmóvil esfinge la seguía<br />
con sus ojos de piedra a la distancia.<br />
Ella alzó las pirámides enormes<br />
a sueños seculares consagradas;<br />
ella ciñó los flancos de la tierra<br />
con cintos gigantescos de murallas;<br />
ella juntó los tempestuosos mares<br />
y apartó las graníticas montañas,<br />
y cambió las corriente de los ríos<br />
y abatió las florestas milenarias.<br />
Devolved a los ecos del espacio<br />
las voces que escondieron sus gargantas,<br />
gemidos de dolor y de agonía,<br />
gritos de espanto, lúgubres plegarias.<br />
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