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La causa necesariamente larga al final de verso, pausa métrica y casi siempre también<br />
pausa de sentido, facilita la percepción de esa harmonía de los períodos análogos en versos<br />
diferentes. Tales son los pies quebrados de la antigua técnica(1). Su composición es antiquísima y<br />
puede ofrecerse como uno de sus más bellos ejemplos las coplas de Jorge Manrique.<br />
No fue más lejos la poesía castellana anterior a la irrupción petrarquista. Es, con poca<br />
diferencia, la síntesis de Castillejo:<br />
Arte mayor y real<br />
Y pies quebrados y chicos<br />
Y todo nuestro caudal…<br />
4º Versos formados cada uno por dos o más períodos análogos; estrofas de<br />
endecasílabos puros, por ejemplo.<br />
En la antigua lengua lírica de España en gallego, el endecasílabo fue empleado no sólo en<br />
su forma dactílica<br />
(— — — — — — — — — — —)<br />
sino en la noble forma italiana; lo usaron también, como ya se ha dicho, don Juan Manuel en sus<br />
coplas del Conde Lucanor, el archipreste de Hita en su Cántico de loores, micer Francisco<br />
Imperial y el marqués de Santillana; pero era visiblemente resistido por el oído español; de ahí que<br />
no hiciera camino. El paso del tercero al cuarto tramo de la escala parecía enorme, y es, sin duda,<br />
el mayor que se haya dado. Aun hoy, después de cuatro siglos, no ha penetrado en el pueblo, que<br />
dice y canta las coplas de versos menores (un período) y distingue y aprecia el decasílabo de<br />
himno (tres períodos trisílabos) y aun el alejamiento (dos hexasílabos compuestos) y jamás llega a<br />
decir dos endecasílabos a las derechas ni ha compuesto uno sólo en ningún país de habla<br />
castellana.<br />
Vencer este tercer tramo implicaba el paso de la melodía a la harmonía, y el pueblo<br />
renueva pasivamente la protesta de Villegas, Silvestre y Castillejo, y se afilia, sin saberlo, al grupo<br />
quinientista de la gente de baja y servil condición, a la que se refería don Iñigo López de<br />
Mendoza en su célebre Proemio.<br />
Pero, además del endecasílabo hay otro viejo verso que presenta la misma combinación<br />
de períodos análogos y que tampoco hizo camino; es el eneasílabo (un período trisílabo y un<br />
pentasílabo). Fue importado del francés, como el endecasílabo lo fue del italiano. Acaso sus<br />
autores —así más tarde Boscán y Gracilazo— habían acostumbrado el oído al ritmo extranjero y le<br />
encontraban bellezas que los castellanos no descubrieron y que ellos, por otra parte, tampoco<br />
supieron transportan. Los tres reys d’orient, la Vida de María Egipciaca y Los reyes magos,<br />
con todas sus rudezas, sus desafinamientos y sus errores, tienden a aclimatar el épico verso<br />
transpirenaico, pero el propósito no pudo realizarse. En el correr de los siglos no se ha levantado<br />
una sola voz a favor suyo y hoy mismo sufren el desdén de los tratadistas. El pueblo no sospecha<br />
siquiera su existencia. En cambio, el eneasílabo formado por dos períodos iguales (dos<br />
tetrasílabos) tiene asegurado el porvenir, porque es uno de los versos más melodiosos que existan:<br />
Por el vergel de la ribera<br />
Pasó un aliento abrasados,<br />
Era la eterna primavera,<br />
La primavera del amor.<br />
Una vez aceptada y gustada la combinación en su solo verso de dos o más períodos<br />
prosódicos análogos —aunque lo fuera solamente para los oídos cultivados— nada más fácil que<br />
aceptar la combinación de estos versos con otros de un solo período análogo a aquellos. La pausa<br />
métrica es el gran apoyo de la harmonía. La lira, la silva y el adónico con el sáfico fueron productos<br />
suyos naturales. Y entonces surgió el verso sin rima, el verso suelto o blanco, porque la harmonía<br />
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(1) Juan del Enzina sólo llamaba quebrados a los tetrasílabos. Arte de poesía.<br />
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