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Oiréis el clamor cristalizado<br />
en ríos, mares, selvas y montañas,<br />
que cubrirá el rugido de los truenos,<br />
y el furioso batir de las borrascas,<br />
y el jadear eterno del océano,<br />
y el alegre tañer de las campanas,<br />
y la voz pavorosa con que anuncia<br />
el cañón su presencia en las batallas.<br />
Y<br />
LA VERDAD ETERNA<br />
o he visto arder la zarza que vió Moisés. La he visto<br />
cuando elevaba al cielo su llama roja y negra;<br />
y he sentido en mis ojos su resplandor divino<br />
y he puesto mis dos manos en la divina hoguera;<br />
y han llegado de pronto vibrando a mis oídos<br />
todas las roncas voces que claman en la tierra…<br />
Y he visto a la injusticia y al Error. Iban juntos;<br />
asidos de la mano por anchurosas senda;<br />
el ciego error tenía tranquilo y firme el paso,<br />
los labios desdeñoso y erguida la cabeza;<br />
marchaba la Injusticia vacilando; en su pecho<br />
a una serpiente su ponzoñosa lengua.<br />
ando se detuvieron en medio del camino,<br />
Error dijo: —Habla.<br />
Y la Injusticia: —Sea.<br />
—Bajo el pendón insigne que al viento de la tarde<br />
en la alegría heroica de la victoria ondea,<br />
sobre el corcel piafante, y al son de los clarines<br />
el triunfador, cubierto de hierro y sangre, llega.<br />
La gloria arde en sus ojos como un celeste fuego,<br />
y en torno de sus sienes refulge una diadema,<br />
y entonan sus loores las voces misteriosas<br />
que rugen, ríen, lloran y cantan y se quejan<br />
en el viento que pasa sobre el pendón insigne<br />
que en la alegría heroica de la victoria ondea.<br />
A tus sagradas plantas ¡oh triunfador! Se inclinan<br />
los estériles mares y la fecunda tierra;<br />
sobre tu trono excelso, sobre tu sien augusta<br />
el gran dosel del cielo salpicado de estrella…<br />
Brazo de Dios que vibran la espada fulgurante,<br />
tú como el sol deslumbras, y como el rayo ciegas!<br />
No escuches ese leve gemido que parece<br />
el estertor postrero de un moribundo… Huella<br />
con el herrado casco de tu bridón el pecho<br />
de donde un débil soplo de vida brota apenas;<br />
es el pecho de un hombre… de un soldado… de un niño…<br />
luchó y cayó a tu lado; va a morir; gime y sueña…<br />
Sueña con las caricias del dulce hogar lejano;<br />
con los alegres juegos de su infancia serena,<br />
cuando el divino coro de las rientes horas<br />
como loca bandada de aves gozosos vuela…<br />
Sus brazos temblorosas se tienden al espacio,<br />
y tiembla en sus miradas la despedida eterna.<br />
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