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POESÍAS COMPLETAS - andes

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diferentes, sin ultrapasar la capacidad del oído que exige la previsión posible de la vuelta de los<br />

acentos fuertes, de tiempo en tiempo, en grupos iguales.<br />

La prosa es la combinación de períodos prosódicos diferentes en grupos desiguales.<br />

Pero aun cuando la cuestión se ha circunscripto casi siempre a fijar el casillero — prosa o<br />

verso— que corresponde al novísimo instrumento de expresión, sería infantil creer que el asunto<br />

no tiene otra importancia.<br />

Conviene, en primer término, establecer cumplidamente las diferencias que hay entre las<br />

tres novedades que generalmente se engloban en la denominación de verso libre.<br />

1ª La prescindencia del acento prosódico en el acento rítmico; esto es, la libertad que se<br />

toman los poetas de acentuar rítmicamente sílabas que no tienen acento prosódicos;<br />

2ª La formación de versos de un número indeterminado de sílabas, pero conservando un<br />

ritmo fundamental;<br />

3ª La combinación arbitraria de frases sin ritmo regular.<br />

La primera de estas innovaciones —la separación del acento rítmico de todos los<br />

prosódicos— es, a mi juicio, absolutamente inaceptable en la mayoría de los casos. No se puede<br />

crear períodos caprichosos; esto es, períodos prosódicos de los que esté desterrada la prosodia. El<br />

lector da necesariamente mayor intensidad a la sílaba que lleva el acento rítmico, aunque no tenga<br />

el prosódico, con los cual destruye la palabra, o respeta el acento prosódico, con lo cual destruye el<br />

verso.<br />

Esto último es lo más frecuente y no conozco un solo ocaso en que versos de tal especie<br />

halaguen el oído.<br />

La razón es obvia. Los poetas que así proceden respetan el principio erróneo de la técnica<br />

vulgar, que declara necesario para la harmonía del verso el número fijo de sílabas y falsean el<br />

principio verdadero, en virtud del cual la cadencia depende de las unidades rítmicas acentuales,<br />

en las que el acento rítmico concuerda con alguno de los prosódicos.<br />

En todos los tiempos se ha compuesto versos de este género, siempre por excepción,<br />

licencia poética, descuido, ignorancia, pero el sistema es novísimo:<br />

Bienaventurados los días<br />

Fogosos, las noches caliente<br />

De amor escondido, las frías<br />

Ráfagas de alba, los ardientes<br />

Crepúsculos y las bravías<br />

Ansias, la jóvenes canciones…<br />

Copos de nieve son los días<br />

En los cansados corazones.<br />

Podría buscarse en Francia el origen de esta innovación. Sabido es que la métrica<br />

francesa respeta y sigue aún las reglas formuladas en el siglo XVI, por más que la pronunciación<br />

haya cambiado notablemente desde entonces. El resultado es que hay una lengua para la prosa y<br />

otra para el verso. Gastón París, que además de sabio fue poeta, declaraba que los versos<br />

franceses son “incompréhensibles dans leur rythme et leur rime”(1). Es la mayor desgracia de<br />

nuestra versificación”, añade. Y René Doumic: “Como la medida de las palabras sigue haciéndose<br />

con sujeción a una prosodia anticuada, los hemistiquios sólo resultan completos en el papel, y<br />

como las rimas son determinadas por una ortografía que no está de acuerdo con la<br />

pronunciación… los poetas hacen rimar palabras que ni siquiera forman asonancia(2)”. En nuestra<br />

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(1) Prólogo al Tratado de versificación de Fobler.<br />

(2) Etudes sur la littérature francaise; deuxiéme série.<br />

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