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necesidades espirituales, si continuamente hacemos caso omiso a los dictados
de nuestro corazón.
El cambio que se propugna está en el anhelo de transformación y en la
visión concreta de estructuras psicológicas erróneas. Y cuando la mente cambia,
se transforma, evoluciona, haciendo su aparición la claridad, la concertación, la
conjugación de ideas y pensamientos, los proyectos y objetivos a cumplir, el
trabajo interior y el desarrollo hacia unas metas de perfeccionamiento del
pensamiento humano.
El cosmos y su energía fractal, que a todos y todo lo envuelve, nos está
pidiendo a gritos tal cambio.
A tal fin, debiéramos observar nuestro entorno, las dificultades del
mismo y las propias, sin asomo de identificación. Nada de lo que suceda en el
exterior, con respecto a las impresiones que se reciben a través de los cinco
sentidos, debería perturbarnos lo más mínimo.
La no identificación de los elementos circundantes, va a ser una de las
claves para penetrar en el micromundo del fractal y consolidar así unos
arquetipos que permitan mejorar nuestro intelecto superior y, además,
favorecer la buena marcha y regulación de nuestro organismo, tanto físico
como psíquico.
Creer en Dios puede llegar a ser muy difícil o complejo; cuando nos
preguntamos quién es Dios, ya lo podemos estar idealizando.
En cambio, cuando hablamos del fractal, se verifica en nuestra mente
que es algo que se aparta del dogma, del creer sin ver, etcétera. Por eso es
importante adentrarse en la ciencia trascendente o de carácter interno, como
puede ser la extrapolación mental.
Tendremos la oportunidad de mantener comunicación directa con
nuestros mundos interiores, cuando sepamos de los mecanismos mentales que
propician que nuestros ultra sentidos participen directamente con esferas y
categorías superiores de conocimiento. Podemos estar hablando también de
observar, de autoobservación. De observar al observador a través de la
autoobservación.
Es evidente, que en el pensamiento se generan múltiples ideas que se
recogen en espacios adimensionales, pero que tienen su reflejo en este espacio
tridimensional. Obviamente, dichas ideas serán interpretadas o descodificadas,
en función de la particular estructura mental de cada individuo.
Es lógico pensar, que justo sea nuestro pensamiento más avanzado, más
elevado en apreciaciones, podrán objetivarse mucho mejor las impresiones
recibidas, así como las ideas y pensamientos que se generen. Así pues, lo que se
precisa es mejorar nuestro pensamiento y dotarlo de los mecanismos
adecuados, porque en el pensamiento existen múltiples facetas y recovecos en
los que poder prestar la atención debida y obtener interesantes conclusiones.
Yo puedo decir: ” amo a todos y a todo”, y con esa simple frase estoy
magnificando todo un proceso conocido por mí. Pero ¿qué más amo? En
realidad, la respuesta estará siempre en función de mi propio conocimiento.
Así pues, entendamos bien el lenguaje interdimensional, porque en él se
encuentra implícito e intrínsecamente escrito el lenguaje universal, el lenguaje
de la mente profunda, que puede llevarnos a una mayor comprensión a todos
los niveles.
Es en base del perfeccionamiento de nuestro pensamiento, de la mejora
de nuestras ideas y de nuestra relación conductual, que mejoraremos nuestro
futuro y con mayor amplitud de miras, podremos traspasar el umbral del
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