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Pero en el fondo todos los pensamientos quedan unidos en un común
denominador que es el absoluto, y luego esa misma parte se va deshojando, se
va abriendo como un gran abanico, y cada uno recoge en función de su grado de
apertura mental o de conocimiento. Por eso vuelvo a insistir sobre lo mismo:
podríamos dejar ya esa parte intelectual para intentar descubrir ese mundo
trascendental. No estoy insistiendo en que abandonemos esa parte intelectual
que nos va a servir lógicamente para un desenvolvimiento tridimensional, para
nuestra vida diaria, para nuestros objetivos familiares, sociales, culturales, etc.
Pero sí, que para las cuestiones de las que en Tseyor estamos tratando e
intentando acercaros a nuestro pensamiento, sí que deberíais situaros en un
proceso en el que el pensamiento tridimensional dejara de ejercer tal presión,
que limitara vuestro campo de acción y de imaginación.
Por eso os pedimos que hagáis un doble esfuerzo y os situéis en esta línea
de no pensamiento, en esta misma línea en la que nace el fractal, para que
gracias a la energía de esa misma concepción adeneística, podáis ser conscientes
de ese gran mundo o universo que está aquí, aquí mismo, y ha estado siempre,
porque en el fondo es nuestro propio mundo.
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