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Por eso hoy daremos un paso adelante, un paso de gigante cuando terminemos
la sesión. Se está observando una reunificación en todo el cosmos. Si pudieseis
observarlo con vuestros ojos físicos os daríais cuenta de lo que estamos
comentando. Pero todo el cosmos está aquí con nosotros, expectante, anhelante,
y ferviente, de vuestras réplicas, de vuestras burdas réplicas, de vuestra parte
alícuota dentro de este holograma.
Y están expectantes también porque saben al mismo tiempo que un paso
adelante de dichas burdas réplicas representará un gran salto cuántico para
todo el universo. Porque todo el universo está compuesto de un holograma, y
todos pertenecemos a todo, pero cuando una parte de dicho universo
holográfico avanza, avanza también todo lo demás, todo lo que en él está
integrado.
VI. NADIE OS VA A JUZGAR SALVO VOSOTROS MISMOS
Amigos, amados atlantes, os animo a que dentro de la responsabilidad propia
que pueda existir en este sentimiento de hermanamiento en vuestras mentes,
tengáis presente lo dicho. Nadie, por supuesto, os va a pedir explicaciones ni os
va a enjuiciar. Únicamente os vais a autoanalizar vosotros mismos, cada uno en
particular. Nadie va a pretender, al menos desde el nivel en el que estamos
hablando, discriminar ni una sola parte a ninguno de vosotros.
Aunque, personalmente, preferiría que a mí se me juzgase por mi olvido, a
través de los demás. Aunque yo también estoy incluido en ese aspecto y sé que
los demás nunca me van a juzgar. Porque el único juez al que debo gran respeto,
y por el que puedo alguna vez arrepentirme y transmutar, es a mi propio juez, a
mi mismo. A este sí que, entre comillas, “puedo temerle” porque es un juez muy
severo.
Por lo tanto, amigos, hermanos, atlantes todos, sed cada uno juez de vosotros
mismos. Pero “temed”, entre comillas, el autoanálisis en vosotros mismos
porque no sea que en algún tiempo, en alguna época, en algún lugar, tengáis que
arrepentiros precisamente vosotros mismos de no haber actuado con la lealtad,
la capacidad y el amor suficiente.
Y precisamente ahí está la clave. Seréis responsables del amor que disponiendo
en vuestras alforjas mentales no sepáis entregar debidamente, a vosotros
mismos en primer lugar, y a los demás. Y este hecho puede producir un gran
grito interior, y no lo deseo a nadie, ni mucho menos a mis hermanos, a mis
amigos del planeta Tierra.
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