09.05.2013 Views

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nada. Pero como no había siquiera modo de imaginarse cómo podría ser un acontecimiento,<br />

lo designábamos de una manera convencional: acontecimiento A, acontecintiento B,<br />

acontecimiento C, etcétera, cosa de distinguirlos. Es decir, como entonces no existían<br />

alfabetos u otras series de signos convencionales, primero apostábamos sobre cómo podría<br />

ser una serie de signos y después acoplábamos esos posibles signos a posibles<br />

acontecimientos, de manera de designar con suficiente precisión cosas de las cuales no<br />

sabíamos lo que se dice nada.<br />

Incluso la postura en las apuestas no se sabía qué era porque no había nada que<br />

pudiera hacer de postura y, por lo tanto, jugábamos de palabra, teniendo en cuenta las<br />

apuestas ganadas por cada uno, para hacer después la suma. Todas operaciones muy<br />

difíciles, porque entonces no existían números y ni siquiera teníamos el concepto de número<br />

para empezar a contar, ya que no se conseguía separar nada de nada.<br />

Esta situación empezó a cambiar cuando en las Protogalaxias se fueron condensando<br />

las Protoestrellas, y yo comprendí en seguida cómo terminaría aquéllo, con la temperatura<br />

que aumentaba, y dije: –Ahora se encienden.<br />

–¡Pamplinas! –dijo el Decano.<br />

–¿Apostamos? –digo yo.<br />

–Lo que quieras –contesta él y, ¡paf!, la oscuridad se abrió por obra de muchos<br />

globos incandescentes que se dilataban.<br />

–Eh, pero encenderse no quiere decir eso... –empezaba (k)yK, con su acostumbrado<br />

sistema de desviar la cuestión a las palabras.<br />

Yo entonces tenía el mío, me refiero al sistema, para hacerlo callar: –¿Ah, sí? ¿Y<br />

entonces qué quiere decir, para ti?<br />

Se quedaba callado: como era pobre de imaginación, apenas una palabra empezaba<br />

a tener un significado, no se le ocurría que pudiera tener otro.<br />

El Decano (k)yK, cuando uno estaba con él un rato, resultaba un tipo bastante<br />

aburrido, sin recursos, nunca tenía nada que contar. Tampoco yo, por lo demás, hubiera<br />

podido contar mucho, porque hechos dignos de ser contados no habían sucedido, o por lo<br />

menos así nos parecía. Lo único era enunciar hipótesis, más aún, enunciar hipótesis sobre<br />

la posibilidad de enunciar hipótesis. Pero en esto de enunciar hipótesis de hipótesis yo tenía<br />

más imaginación que el Decano, y eso era al mismo tiempo una ventaja y una desventaja,<br />

porque me llevaba a hacer apuestas más arriesgadas, así que puede decirse que las<br />

probabilidades de ganar eran iguales.<br />

En general yo apuntaba a la posibilidad de que un acontecimiento dado sucediera,<br />

mientras que el Decano apostaba casi siempre en contra. Tenía un sentido estático de la<br />

realidad, (k)yK, si puedo expresarme de esta manera, dado que entre estático y dinámico no<br />

había entonces la diferencia que hay ahora, o por lo menos había que estar atentos para<br />

pescar esa diferencia.<br />

Por ejemplo, las estrellas se agrandaban, y yo: –¿Cuánto? –digo. Trataba de hacer el<br />

pronóstico en números porque así él tenía menos motivos de discusión.<br />

En aquel tiempo números había sólo dos: el número e y el pi griego. El Decano hace<br />

un cálculo apresurado y responde: –Aumenta e elevado a te.<br />

¡Buen zorro! Hasta allí llegaban todos. Pero las cosas no eran tan sencillas, yo me<br />

había dado cuenta.<br />

–Te apuesto a que se detiene en cierto momento.<br />

–Apostemos. ¿Y cuándo tendría que detenerse?<br />

Y yo, o le acierto o todo se va al diablo, le disparo mi pi griega. Le acerté. El Decano<br />

se quedó de una pieza.<br />

Desde aquel momento empezamos a apostar a base de e y de pi griega.<br />

–¡Pi griega! –gritaba el Decano, en medio de la oscuridad sembrada de resplandores.<br />

En cambio esa vez era e.<br />

33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!