09.05.2013 Views

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

www.elortiba.org LAS COSMICOMICAS (1965) Italo Calvino La ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

permanecer a cubierto mientras se pudiera, dormitar, llamarse de vez en cuando para tener<br />

la seguridad de que estábamos todos, y –naturalmente– rascarse; porque, por mucho que<br />

se diga, todo aquel remolino de partículas el único efecto que producía era una picazón<br />

molesta.<br />

Qué esperábamos, nadie hubiera podido decirlo; claro, la abuela Bb'b se acordaba<br />

todavía de cuando la materia estaba uniformemente dispersa en el espacio, y el calor, y la<br />

luz; con todas las exageraciones que habría en aquellas historias de los viejos, los tiempos<br />

habían sido en cierto modo mejores, o por lo menos distintos, y se trataba para nosotros de<br />

dejar pasar aquella enorme noche.<br />

<strong>La</strong> que se encontraba mejor que nadie era mi hermana G'd (w)n por su carácter<br />

introvertido: era una chica esquiva y le gustaba la oscuridad. G'd (w)n elegía lugares un poco<br />

apartados, en el borde de la nébula, y contemplaba lo negro, y dejaba escurrir los granitos<br />

de polvillo en pequeñas cascadas, y hablaba para sí con risitas que eran como pequeñas<br />

cascadas de polvillo, y canturreaba, y se abandonaba –dormida o despierta– a sueños. No<br />

eran sueños como los nuestros –en medio de la oscuridad, nosotros soñábamos otra<br />

oscuridad porque no se nos ocurría otra cosa–; ella soñaba –por lo que podíamos entender<br />

de su desvarío– con una oscuridad cien veces más profunda y diversa y aterciopelada.<br />

Mi padre fue el primero en darse cuenta de que algo estaba cambiando. Yo dormitaba<br />

y su grito me despertó:<br />

–¡Atención! ¡Aquí se toca!<br />

Debajo de nosotros la materia de la nébula, que siempre había sido fluida, empezaba<br />

a condensarse.<br />

En realidad, desde hacía algunas horas mi madre había comenzado a revolverse, a<br />

decir: –¡Uf! ¡No sé de qué lado ponerme!–, en fin, según ella había sentido un cambio en el<br />

lugar donde estaba acostada: el polvillo ya no era el de antes suave, elástico, uniforme, en<br />

el que uno podía removerse cuanto quería sin dejar huellas, sino que se iba formando como<br />

una hondonada o hundimiento, sobre todo donde ella solía apoyarse con todo su peso. Y le<br />

parecía sentir allí debajo algo como muchos granitos o espesamientos o protuberancias, que<br />

quizá estaban sepultos cientos de kilómetros más abajo y pujaban a través de todos<br />

aquellos estratos de polvillo tierno. No es que habitualmente hiciéramos mucho caso de<br />

estas premoniciones de mi madre; pobrecita, para una hipersensible como ella, y ya<br />

bastante entrada en años, la modalidad de entonces no era la más indicada para los<br />

nervios.<br />

Y después a mi hermano Rwzfs, que por entonces era un niño, en cierto momento,<br />

sintiendo, ¿qué sé yo?, que tiraba, que cavaba, en fin, que se agitaba, le pregunté: –¿Pero<br />

qué haces? –y él me dijo–: Juego.<br />

–¿Juegas? ¿Y con qué?<br />

–Con una cosa –dijo.<br />

¿Comprenden? Era la primera vez. Cosas con qué jugar nunca había habido. ¿Y<br />

cómo quieren que jugáramos? ¿Con aquella papilla de materia gaseosa? Vaya diversión;<br />

estaba bien para mi hermana G'd (w)n, y gracias. Si Rwzfs jugaba era señal de que había<br />

encontrado algo nuevo; tanto que en seguida se dijo, en una de sus habituales<br />

exageraciones, que había encontrado un guijarro. Guijarro no, pero seguramente un<br />

conjunto de materia más sólida o –digamos– menos gaseosa. Sobre este punto él nunca fue<br />

preciso, incluso contó patrañas según se le antojaba, y cuando llegó la época en que se<br />

formó el níquel y no se hablaba sino de níquel, dijo: –¡Eso, era níquel, jugaba con níquel! –<br />

por lo cual le quedó el sobrenombre "Rwzfs de níquel". (No como dicen ahora algunos, que<br />

lo llamamos así porque se volvió de níquel no consiguiendo, por ser lento, pasar del estadio<br />

mineral; las cosas son distintas, lo digo por amor a la verdad, no porque se trate de mi<br />

hermano; siempre había sido un poco lento, eso sí, pero no de tipo metálico, sino más bien<br />

coloidal; tanto que, siendo todavía muy joven, se casó con una alga, una de las primeras, y<br />

no se supo más de él.)<br />

En fin, parece que todos habían sentido algo menos yo. Oí –no recuerdo si durante el<br />

sueño o ya despierto– la exclamación de nuestro padre: –¡Aquí se toca! –una expresión sin<br />

8

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!