estructura de vida de la mujer adulta joven que labora en la ...

no me dijo nada, pero me acompañó y me presenté en Bucaramanga, en Pamplona nos
presentamos 350 niñas y pasamos dos. Y ya en Bucaramanga que es la zona de
reclutamiento nos presentamos como 600 de toda la jurisdicción de la Segunda División,
de todos los municipios y de ahí salimos 10. Esas 10 fuimos a Tolemaida, porque el
curso era para 50 niñas, pero había mucha gente entonces ampliaron el curso a 60.
Hicieron otros exámenes e iniciamos un curso que duró 6 meses, que lo más terrible del
curso que me pareció hacer un curso con solo mujeres, porque todavía pienso que las
mujeres en grupo solo causamos problemas, entonces por aquello del chisme no me
gustaba pero pues tocaba. En mi curso no me destaqué por ser la más alegre, ni la más
comunicativa, por lo mismo y yo salía de Tolemaida los fines de semana cuando
teníamos permiso y lo primero que hacía era coger un bus que dijera Bogotá y venía
aquí donde mi tía Nelly que entre otras, es la hermana de mi mamá, es la persona con la
que yo siempre me he comunicado y he mantenido relación mamá-hija. Entonces yo
me la pasaba aquí en Bogotá con ella los fines de semana.
Como yo crecí entre militares pues me era familiar los uniformes, pues de hecho
nosotros tenemos servicios médicos y yo cada vez que he estado enferma, o mis
hermanos estaban enfermos, íbamos a controles médicos al Batallón. Ponerme un
uniforme ya había hecho la gracia porque en Pamplona por andar metida en paseos, me
metí en chicas de acero, entonces allá ya había utilizado uniforme. Pero lo hice como un
mes, cuatro fines de semana y de ahí a la Escuela el cambio de uniforme no, ni la
distancia, no a mi no, mi papá y mis hermanos era lo que más extrañaba, pero cuando yo
crucé la puerta de mi casa el día que iba a viajar, cuando me fui a subir al carro me di
cuenta que era en serio y que eso ya no tenía vuelta de hoja, me dí cuenta que el
caprichito mío se me había cumplido, entonces ya para atrás ni para coger impulso.