Descarga Manual del Curso (PDF) - Acción Juvenil

“Introducción a la JODCA”
Que ambos lados, por primera vez, formulen serias y precisas
propuestas para la inspección y el control de las armas, y hagamos que el poder absoluto
para destruir otras naciones esté bajo el absoluto control de todas las naciones.
Que ambos lados busquen invocar las maravillas de las ciencias en lugar de sus terrores.
Juntos exploremos las estrellas, conquistemos los desiertos, extirpemos las enfermedades,
aprovechemos las profundidades del mar y estimulemos las artes y el comercio. Que ambas
partes acatemos en todos los ámbitos de la tierra el mandato de Isaías: “Deshacer los
pesados haces de opresión... dejar ir libres a los quebrantados”.
Y si es posible despejar las selvas de la sospecha, unámonos ambas partes para crear un
nuevo empeño, no un nuevo equilibrio de poder sino un nuevo mundo legal, en donde los
fuertes son justos y los débiles están protegidos y se mantiene la paz.
Todo esto no concluirá en los primeros cien días. Tampoco concluirá en los primeros mil días,
ni durante este gobierno, ni siquiera, quizá, durante nuestra vida en el planeta. Pero
comencemos.
En sus manos, mis conciudadanos, más que en las mías, descansa el logro final o el fracaso
de nuestra causa. Desde que se fundó este país, cada generación ha sido llamada para
rendir testimonio de su lealtad nacional. Las tumbas de jóvenes americanos que respondieron
a la llamada de servicio rodean el globo.
Ahora las trompetas nos llaman de nuevo, no es una llamada para tomar las armas, aunque
armas necesitamos; no es una llamada a la batalla, aunque en una batalla nos hallamos sino
una llamada para resistir la carga de una larga y crepuscular lucha, año tras año
“regocijándonos en la esperanza, pacientes en las tribulaciones”, una lucha en contra de los
enemigos comunes del hombre: tiranía, pobreza, enfermedades y la misma guerra.
¿Podemos forjar en contra de esos enemigos una alianza enorme y global, Norte y Sur, Este
y Oeste, que pueda asegurar una vida más fructífera para toda la humanidad? ¿Se unirán
ustedes en este histórico esfuerzo?
En la larga historia del mundo, sólo pocas generaciones han tenido garantizado el rol de
defender la libertad en su hora de mayor peligro. Yo no me alejo de la responsabilidad, le doy
la bienvenida. Yo no creo que ninguno de nosotros intercambiaría el lugar con otras personas
o con cualquier otra generación. La energía, la fe, la devoción que nos ha llevado a este
emprendimiento iluminará nuestro país y a todos los que lo sirven, y el resplandor de ese
fuego puede realmente iluminar el mundo. Y, entonces, mis compatriotas americanos: no me
pregunten qué es lo que América puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer
por América. Mis camaradas ciudadanos del mundo: no me pregunten qué puede hacer
América por ustedes sino qué podemos hacer juntos para la libertad del hombre.
Finalmente, ya sean ustedes ciudadanos de América o del mundo, pídannos a nosotros los
mismos altos niveles de fuerza y sacrificio que nosotros les pedimos a ustedes. Con la
conciencia limpia, nuestra única segura recompensa, con la historia, la final jueza de nuestros
actos, vayamos hacia delante para liderar la tierra que amamos, pidiendo Su bendición y Su
ayuda pero sabiendo que aquí en la tierra el trabajo de Dios debe ser, en realidad, el
nuestro”.
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