Edición a careo dc Jordi Amat Fusté, Blanca Bravo y Ana Díw-Plaja ...

puede consentir que se divulgue en forma ninguna la verdad
histórica moderna, ni menos la contemporánea.
Con ésta se relaciona íntimamente el tema de la generación
del 98, que sigue sieiido de actualidad, porque sea cual fuere la
admiración, en verdad justificada, que inspiren los hombres
susodichos, desde el punto de vista literario o cieiltifico, su co-
lectiva actuación política no pudo ser, a mi juicio, más funesta
para nuestra patria.
Con sonoras vaciedades tales como el cirujano de hierro, es-
cuela y despensa, europeizar a España, españolizar a Europa, etc,
etc, los padres de esa generación, sus hijos y sus nietos, nos han
traído sucesivamente la dictadura isabelina de [Miguel] Primo
de Rivera, la Constitiición republicana a lo Weimar, la carica-
tura nazifascista del totalitarisino dictatorial, y ese camelo de
revolución nacional sindicalista, hoy en trance agónico.
Si la generación del 98 se hubiera dedicado a estudiar en
serio la Historia de España y a divulgar sus enseñanzas, en vez
de entorpecer con su crítica negativa los mejor intencionados
y más desinteresados esfuerzos de los gobernantes no estaría-
mos como estamos.
Muy advertido de mi falibilidad, no me seria, sin embargo,
lícito escribir en el epílogo cosa distinta de la que antecede.
Doy por averiguado que Vd. (impertérrito en su benevolencia
para conmigo) lo acogería indulgente aun cuando en parte, o
quizá en todo, esté siendo discrepante, pero tengo la certeza de
no lograr luego sino un único lector, más: el amanuense de
Anastasia que este de turno para manejar el lápiz rojo.
Todo ello no me impide aguardar con impaciencia, como
lector a mi vez, el saboreo de la obra cuya próxima aparición
me anuncia.
Créame suyo buen amigo y colega que muy cordialmente le
saluda,