LA POBLACIÓN INMIGRANTE EN CASTILLA Y LEÓN - Consejo ...
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términos relativos al correspondiente a la población autóctona (64,2%). Esta distribución por<br />
grupos de edad queda patente en los índices más significativos, ya se trate de cuantificar el<br />
envejecimiento demográfico, que es de 1,8 ancianos por cada joven en la región frente a sólo<br />
0,3 entre los inmigrantes, o la tasa de dependencia, relación entre población joven más<br />
población anciana y población en edad activa, de 55,9% y 29,0%, respectivamente.<br />
Pero continúa siendo la pirámide de edades el método que mejor representa las<br />
diferencias entre ambas poblaciones. La composición por sexo y edad de los inmigrantes<br />
apenas ha variado de 1996 a 2001, aunque se haya duplicado el número, concentrando sus<br />
efectivos entre los 20 y 45 años y contando con una proporción de jóvenes superior a la<br />
regional salvo en los primeros tramos, los menores de cinco años, apenas un par de centenares<br />
en 1999 y según nuestra estimación menos de 350 en el 2001. Estas cifras tan reducidas se<br />
deben a que los hijos de inmigrantes que conservan la nacionalidad de sus padres son escasos<br />
entre quienes llevan más años en España, limitándose a los nacidos de parejas con poco<br />
tiempo de residencia y en gran medida, a madres solteras o divorciadas llegadas a nuestro país<br />
con hijos pequeños o que los han tenido aquí. En general, dentro de su propio colectivo, los<br />
menores de veinte años presentan porcentajes bajos en toda la región, especialmente allí<br />
donde la inmigración es un fenómeno más reciente, como sucede en la provincia de Soria.<br />
León constituye la única excepción, con mayor proporción de jóvenes de 10 a 20 años de<br />
edad, hijos de inmigrantes portugueses y caboverdianos.<br />
El número de extranjeros disminuye rápidamente por encima de los 45 años y a partir<br />
de los 50 su importancia, tanto relativa como absoluta, es mínima. Nuevamente encontramos<br />
en el carácter reciente de la inmigración la explicación más lógica, junto a la limitación<br />
temporal de muchos desplazamientos. Existen serias dudas, sin embargo, de que este último<br />
comportamiento se generalice y los inmigrantes retornen a su país de origen transcurridos<br />
varios años y conseguidos unos ahorros o llegada la edad de la jubilación. El único ejemplo de<br />
una comunidad extranjera asentada desde hace años en Castilla y León es el ya mencionado<br />
de los caboverdianos en las cuencas mineras y entre ellos, las migraciones de retorno son casi<br />
inexistentes. Los jubilados, con edades en torno a los cincuenta años, poseen hoy día<br />
vivienda propia en Ponferrada, así como hijos que van o irán en los próximos años a la<br />
universidad, por lo que la idea de volver a Cabo Verde acaba por olvidarse. Sí se están<br />
produciendo no obstante cambios de residencia hacia la provincia de Madrid, donde existe<br />
otra destacada comunidad de esta misma nacionalidad en Villalba, así como hacia Alicante,<br />
en Torrevieja, atraídos por el clima y la oferta de trabajo en el sector turístico. Tales<br />
desplazamientos afectan sobre todo a familias que habitaban viviendas de alquiler en el<br />
Bierzo, donde la mayor concentración corresponde a Bembibre y en el valle de Laciana, en<br />
Villablino (R.Moldes Farelo, 2000).<br />
Un último elemento característico de la pirámide de población extranjera residente en<br />
la Comunidad es el importante desequilibrio en su estructura por sexos. El índice de<br />
masculinidad o cociente entre hombres y mujeres es entre los inmigrantes de 0,82, cuando en<br />
los castellanos y leoneses alcanza el 0,97. Un análisis por grupos de edad nos permite<br />
vislumbrar que es en el conjunto de adultos jóvenes, de 20 a 39 años, donde la distribución<br />
por sexos favorece más a las mujeres, mientras en edades superiores hay un equilibrio entre<br />
ambos o es ligeramente superior el número de varones. La situación es inversa a la existente<br />
en el conjunto de España, donde el índice de masculinidad de los residentes extranjeros es del<br />
1,02, con una igualdad numérica en todos los grupos de edad salvo los anteriormente<br />
indicados, donde domina el componente masculino.