LA POBLACIÓN INMIGRANTE EN CASTILLA Y LEÓN - Consejo ...
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En general, en Castilla y León y en mayor o menor medida en el resto de<br />
España, la caída de las tasas de natalidad y de fecundidad, ha estado determinada por<br />
una serie de factores que han acelerado el proceso: A) La fuerte incidencia de los<br />
movimientos migratorios que han incidido en el vaciamiento de las generaciones<br />
procreadoras y que ha ocasionado un incremento del índice de masculinidad, la<br />
reducción de la capacidad procreadora y la disminución en suma de alumbramientos. B)<br />
La brusca caída de la tasa de fecundidad desde los años 80 ha conducido a que en la<br />
actualidad la tasa neta de reproducción o número medio de hijas por cada mujer en edad<br />
fértil se encuentre por debajo de la unidad (0,5) incidiendo de forma negativa en la<br />
capacidad de reemplazo generacional, situado a la mitad del establecido en torno a 2,1<br />
hijos por mujer. C) Los cambios en las tasas de fecundidad específicas por edad fruto de<br />
un comportamiento reproductor moderno que se centra sobre todo en mujeres de 20 a 34<br />
años, entre otras razones por el uso generalizado y extendido de los métodos de control<br />
de la natalidad. D) La reducción de la tasa de nupcialidad se sitúa ahora en un 4 por mil,<br />
un punto menos que en España, especialmente motivado por la salida de mujeres del<br />
medio rural, a la vez que el retraso en la edad media de contraer matrimonio.<br />
De este análisis que ya adelantamos en el Informe La población en el desarrollo<br />
de Castilla y León, se concluye que la acción conjunta y combinada de todos estos<br />
factores ha incidido notablemente en la transformación de la capacidad y del modelo<br />
reproductor de Castilla y León. El declive demográfico ha sido rápido, pues ha ocurrido<br />
en un corto periodo de tiempo e incluso se puede acentuar en los próximos años debido<br />
a la magnitud adquirida.<br />
Una crisis demográfica, en suma, capaz de modificar el comportamiento<br />
tradicional e imponer el de corte moderno que se ha extendido por toda la región.<br />
En efecto, la natalidad ha seguido un rumbo semejante al del conjunto del país,<br />
es decir, tendencia decreciente, pero más acusada. Sólo en la década de los noventa, las<br />
tasas de natalidad han pasado del 8,04 por mil (1990) al 6,95 por mil (1999) (en España<br />
del 10,17 0 /00 al 9,40 0 /00). De este modo, la tendencia a la disminución de la natalidad es<br />
muy drástica en Castilla y León a partir de mediados de los setenta, constituyendo una<br />
de las manifestaciones más destacadas de los cambios que se están operando en el<br />
trasfondo social de la región. En cifras absolutas, nuestra región ve descender el<br />
volumen de nacimientos desde cifras superiores a los 40.000 individuos a mediados de<br />
los 70 a cifras que rondan los 17.000 en 1999.<br />
Por su lado, el comportamiento de las tasas de mortalidad en Castilla y León ha<br />
sido peculiar, pues de haber sido en torno a 10 por mil a mediados de la década de 1950<br />
se reduce años más tarde, con un umbral mínimo en alguna provincia como Valladolid<br />
hasta 6,3, pasa a incrementarse sucesivamente en la tasa media regional con una nueva<br />
fase de crecimiento de las defunciones: en 1981 a 8,4 0 /00, en 1991 a 9,5 0 /00 y en la<br />
actualidad de nuevo remonta a 10 0 /00, un punto por encima de la de España, fruto del<br />
progresivo envejecimiento en especial de las áreas rurales y de las provincias menos<br />
urbanizadas y la correspondiente tendencia alcista en las defunciones.<br />
De todo ello se deriva el declive o crecimiento negativo de la población regional<br />
a partir de los años ochenta, que es ya generalizado en los noventa en todas las<br />
provincias, incluso en las que más han resistido como Segovia y Valladolid, debido al<br />
ligero descenso de la natalidad y repunte alcista de la mortalidad con la consiguiente