Heroes del Minimomundo_Manuel Jose Sierra Hernandez
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- Encantado igualmente. Y él es Alan, es estadounidense.- Señaló Giancarlo al chico rubio, el<br />
cual, subrepticiamente, había cogido el libro de Oliver y no paraba de hacer preguntas: “¿Sosomos<br />
mutantes? No ¿Alguna vez nos ha ababducido un ovni y por eso estamos aquí? No ¿Esestamos en un<br />
lulugar llamado Matrix? No ¿Sosomos superhéroes? No ¿Sosomos magos y vavamos a la escuela de<br />
Hogwarts? No ¿Viajamos hacia Narnia? No ¿Exisxisten los elfos, los orcos, los duduendes y demás?<br />
No ¿Vavamos para que nos chuchupen la sangre y nos coconviertan en vampiros? No ¿Veremos a<br />
Mulder y a Scully? No…” - Le llamamos “el alienígena”.<br />
- No me extraña.- Y a continuación le quitó el libro a Alan de las manos.<br />
- Eh, ¿por qué hahaces eso?<br />
- Porque es mío. Pregunta en tu libro. Vamos, ¿no te fastidia?- Y añadió- Además, te voy a<br />
demostrar que todo eso que preguntas no son más que tonterías: ¿Vamos a la Academia Blixen?- En el<br />
libro por primera vez apareció una respuesta afirmativa: “Sí”.<br />
- ¿Nos dirigimos al Mínimomundo?- Dijo el chico que aparentaba ser mayor. Era la primera<br />
vez que Oliver le escuchaba hablar. No obstante, pudo pensar en otras cosas cuando en el libro<br />
apareció un segundo “Sí”. Aunque no pudo reflexionar mucho sobre aquello ya que Alan comenzó de<br />
nuevo a parlotear.<br />
- Pues yoyo no me creo nininguna palabra. A mí de pepequeño me abdujeron los<br />
exexextraterrestres, y ahora nos llevan al área 51. Si no, fifijaros- El estadounidense se arremangó el<br />
brazo derecho, la piel bajo la camisa estaba verde, como la de un lagarto.<br />
- ¡Increíble!- Exclamó el niño hiperactivo que había abandonado su escondrijo en el sitio <strong>del</strong><br />
equipaje y ahora se encontraba de pié sobre los hombros de Giancarlo.<br />
- Pues esto nonono es nada- siguió hablando Alan- Ahora mi brabrazo es como el de un<br />
rorobot, ahora como el de un forzudo de Kakansas, ahora…- Y sucesivamente el brazo fue cambiando<br />
de aspecto hasta que se llenó de un pelo negro, grueso y espeso- Éste es el que más meme gusta, me<br />
parezco a un hohombre lobo, ahuuuuuuuuuu.<br />
- ¡Idiota!, ¿no sabes que se te puede quedar el brazo así para siempre?- Increpó el chico<br />
mayor, el cual seguía mirando afuera hacia la llanura. A Oliver no le gustó su actitud.<br />
- Él es Esteban,- aclaró Giancarlo a su lado- es español. Tiene quince años, por eso se<br />
comporta de esa manera.- Aunque Oliver no entendió por qué por tener quince años tendría que actuar<br />
de ese modo.<br />
En cualquier caso, la advertencia de Esteban hizo que Alan devolviera a su brazo su original<br />
tono blanco rosado lleno de pecas, así como el niño hiperactivo se tranquilizó y se sentó en su sitio de<br />
una vez. De esta manera, Oliver pudo por fin recoger su ropa desperdigada por el suelo, rehacer la<br />
maleta y colocarla en la parte superior <strong>del</strong> compartimento. A continuación se sentó en el asiento junto<br />
a Giancarlo, y todos a excepción de Esteban comenzaron a hablar y a contarse sus respectivas vidas.<br />
Así pudo comprobar que más o menos todos habían vivido unas experiencias similares. A<br />
todos les sobrevinieron los poderes a una edad temprana (aunque ninguno tan temprano como a Oliver<br />
a los siete años) y a cada cual esto le supuso una sorpresa. Por ejemplo, el niño hiperactivo estaba<br />
corriendo tranquilamente por su casa cuando de pronto se encontró metido en la lavadora dando<br />
vueltas. Casi se ahogó, menos mal que su madre se percató de ello a tiempo y pudo abrir la compuerta.<br />
Por otro lado, cada cual echaba a sus padres de menos, y estos a su vez les había apenado mucho que<br />
se marcharan. Bueno, el caso de Alan era singular, su familia vivía en una de las zonas más recónditas<br />
y apartadas de los Estados Unidos, y de tanto casarse y tener hijos entre primos sus padres creyeron al<br />
verle con la piel verde como un lagarto, que se trataba de un monstruo producto de la degeneración de<br />
la sangre e intentaron venderle a un circo ambulante. Al escuchar aquello Oliver sintió vergüenza<br />
cuando recordó que una vez quiso trabajar de fenómeno.<br />
El tiempo transcurrió y los muchachos se preguntaron qué pasaría con los tres puestos que aún<br />
faltaban por ocupar, si se quedarían vacíos o si alguien acabaría llegando. De vez en cuando a las<br />
puertas deslizantes <strong>del</strong> compartimento se asomaban niños con pinta de perdidos, algunos incluso<br />
abrían las puertas deslizantes, echaban un vistazo al interior, tras lo cual acababan yéndose. Pero<br />
nunca se hubieren esperado Oliver y sus compañeros que los ocupantes de los tres puestos vacíos<br />
fueran finalmente tres chicas ataviadas con vestidos de llamativos colores. Lo primero que pensaron<br />
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