Heroes del Minimomundo_Manuel Jose Sierra Hernandez

Recommendations

Info

“Héroes del Mínimomundo”. Manuel José Sierra Hernández Registro de la propiedad intelectual, 2008. Está obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/. 2
PRIMERA PARTE: OLIVER ROUSSEAU. 01. Oliver Rousseau. El nuevo mundo comenzó con un gran estruendo, como de edificios derribados e hierros que se retuercen. Era mediodía, la mayoría de los vecinos del barrio de Helgist todavía se encontraban en la mesa almorzando. Entonces, súbitamente, fue como si la casa se les cayese encima. Los cristales de las ventanas temblaron, los platos tintinearon en sus alacenas, y los cuadros se agitaron como si fuesen el péndulo de un reloj. Cuando todo pasó muchos de los vecinos salieron a la calle. Miraron a su alrededor y descubrieron que una gigantesca columna de humo negro ascendía en el noreste a los lejos más allá del mar de casas adosadas. Parecía un árbol que creciera por segundos o la estela de una explosión nuclear descontrolada. Conforme se acercaron al origen del humo comprobaron que se trataba del edificio de los laboratorios informáticos donde muchos de los vecinos de Helgist trabajaban. Los bomberos hacía rato que estaban allí y poco más tarde llegaron las ambulancias con sus sirenas a todo volumen. Los médicos bajaron deprisa y atendieron a los heridos. Afortunadamente era domingo y apenas había gente en el edificio. La situación, por tanto, poco más tarde asemejó estar prácticamente controlada. Pero en ese momento, justo cuando los primeros curiosos comenzaron a marcharse, tuvo lugar una segunda explosión aún más potente que la primera. El coche de bomberos volcó, la onda expansiva arrancó un viejo árbol de cuajo que cayó sobre una de las ambulancias. La gente en las cercanías gritó aterrorizada y la mayoría se pusieron a correr hacia sus casas. De este modo, sólo aquellos a los que el miedo paralizó hasta tal punto que les impidió realizar cualquier movimiento, le vieron. Parecía un hombre, tenía la figura de un hombre: dos brazos, dos piernas, un tronco, una cabeza. Pero medía entre tres y cuatro metros, extremadamente delgado, y la cabeza más alargada de lo normal. La piel por otra parte tenía el color del cobre pulido, rojizo anaranjado, y reflejaba lo que había alrededor, ora el negro del humo, ora el gris pálido de las paredes del edificio. Los vecinos de Helgist no podían creer lo que estaban contemplando; sencillamente aquello escapaba completamente a su comprensión. La figura comenzó a andar hacia ellos, sus piernas eran muy largas y caminaba a grandes trancos. Una mujer gritó, un policía que se había acercado para ver lo que sucedía comenzó a disparar contra la extraña criatura. Pero ésta ni se inmutó. Únicamente se limitó a observarlos con expresión seria, sin contener ira u odio, pero tampoco amor o compasión. Prácticamente era como si estuviera contemplando a un puñado de hormigas solazarse ante él. Entonces un ruido provino del interior de los laboratorios, el extraño hombre se volvió, y en el instante en que algo comenzó a agitarse de entre los escombros levantó los brazos al cielo y… - … se esfumó.- Dijo la niña a su lado. Poco más allá, sentada en una mecedora mientras ojeaba un ordenador portátil en su regazo, la señora Dobb esbozó una sonrisa. - Oliver, cada vez la cuentas mejor. Pero de tantas veces que lo has hecho ya se la sabe entera de memoria. Deberías tratar de inventar otras historias. - Pues a mí ésta me gusta.- Replicó Julie, la hija de la señora Dobb, que tenía ocho años de edad.- No quiero que se invente ninguna otra. - Pero debería, un niño de once años tiene que fortalecer su imaginación, o tarde o temprano se le acabará pudriendo.- Oliver, ante aquello, no replicó. Quizás su madrastra tuviera razón y durante un rato se mantuvo en silencio intentando cavilar otro cuento, aunque fuera alguno que recordara. Poco sabía él entonces que décadas más tarde sería de él de quien se narraran sus hazañas y de quien se recordaran asombrosas historias. Pero para ello aún faltaba. - Venga, Oliver, no te hagas de rogar. Sigue con la historia.- Apremió la niña, y el chico decidió que ya se inventaría otra más tarde. Y ya se preparaba para seguir con el cuento de costumbre cuando la voz de su padre adoptivo desde la planta baja le interrumpió. - Cynthia, ¿puedes venir un momento? La señora Dobb se levantó, y dejando el portátil sobre la mecedora salió lentamente de la habitación. En ese momento, Julie y Oliver se miraron animados. Mediados de junio, las vacaciones 3
Page 1: HÉROES DEL MÍNIMOMUNDO por Manuel
Page 5 and 6: - Sí, aunque no lo crea. Es por su
Page 7 and 8: - ¡Eh!- gritó alguien a sus espal
Page 9 and 10: Frank. Durante unos segundos pensó
Page 11 and 12: de uno que aparentaba ser un tanto
Page 13 and 14: cuando las vieron asomarse fue que
Page 15 and 16: porque confiaban en ellos para pali
Page 17 and 18: 03. Don Quijote y Willyman. La prim
Page 19 and 20: sus respectivos armarios descubrier
Page 21 and 22: hombre. Era alto, extremadamente de
Page 23 and 24: - William Frampton es Dididios.- Su
Page 25 and 26: A pesar de ello, Oliver siempre asi
Page 27 and 28: - Bueno, si él lo dice por algo se
Page 29 and 30: Se propuso todo tipo de nombres, pe
Page 31 and 32: - No he hecho trampa. La estrategia
Page 33 and 34: 05. La cena de reunión. El veintic
Page 35 and 36: Se asomó a la ventana. Afuera lo
Page 37 and 38: Horas más tarde Oliver se despert
Page 39 and 40: SEGUNDA PARTE: MIDORI. 06. La artis
Page 41 and 42: hubiera recordado que el resto espe
Page 43 and 44: era un vuestro entrenador. Lo conoz
Page 45 and 46: empujó y cayó al suelo. Su cuader
Page 47 and 48: 07. El peluso Midori no le dijo a n
Page 49 and 50: - Es que hoy no vamos al arroyo- ex
Page 51 and 52: 08. Cambio de Residencia. Le costó
Page 53 and 54:
que había sido débil, de que hab
Page 55 and 56:
cursos superiores observaban a la j
Page 57 and 58:
todos los gustos: lolitas, pelusos,
Page 59 and 60:
09. La lolita. Para Midori no cabí
Page 61 and 62:
- No,… no puedo creerlo.- Midori
Page 63 and 64:
día, pero que en el anterior parti
Page 65 and 66:
querían saberlo ya. De este modo,
Page 67 and 68:
- Ese es Luganis- señaló Hajime a
Page 69 and 70:
el momento se dejó llevar. Sintió
Page 71 and 72:
Como el caparazón de una tortuga,
Page 73 and 74:
- Pues yo pienso regresar.- Expuso
Page 75 and 76:
- Antes no lo tenía claro, pero ah
Page 77 and 78:
siquiera sabían cómo habrían de
Page 79 and 80:
12. La criatura. Cuando le quitaron
Page 81 and 82:
- Saskia, tienes que ayudarme.- La
Page 83 and 84:
como si no lo hubiera hecho en much
Page 85 and 86:
- ¡Un momento!- dijo Hajime.- Hay
Page 87 and 88:
Saskia se dio prisa y pronto el ni
Page 89 and 90:
- Pero querido Carlinho- objetó un
Page 91 and 92:
como las boas eran capaces de estra
Page 93 and 94:
Sandra se dirigió a la tubería. E
Page 95 and 96:
15. Un día ajetreado. Estaba profu
Page 97 and 98:
naturaleza, como si esperase a algu
Page 99 and 100:
- Mi apreciada Sandrita- empezó a
Page 101 and 102:
Cadia se refería no a las criatura
Page 103 and 104:
corrió. Las calles estaban desiert
Page 105 and 106:
criatura, no quedaba ni un solo fra
Page 107 and 108:
con diferentes formas, no ya sólo
Page 109 and 110:
probable era que Alan, avanzando po
Page 111 and 112:
el recuerdo de haber sido humanos.
Page 113 and 114:
un casco ovalado también verde del
Page 115 and 116:
Los seis jóvenes se miraron y disc
Page 117 and 118:
Fretum insistía e insistía en sus
Page 119 and 120:
- Sólo hay una manera de saberlo.
Page 121 and 122:
atravesarlo, la existencia del fals
Page 123 and 124:
contra un muro. A continuación el
Page 125 and 126:
Pero súbitamente sintieron como si
Page 127 and 128:
- ¡Tiene que haberlo!- Insistía e
Page 129 and 130:
Alan observó al francés y asinti
Page 131 and 132:
aquello. Oliver se asemejaba demasi
Page 133 and 134:
Leocadia fue la siguiente en salir.
Page 135 and 136:
anclajes sujetos. Tras el conducto
Page 137:
Epílogo Dos meses más tarde Olive
show all

Heroes del Minimomundo_Manuel Jose Sierra Hernandez

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

Delete template?

Save as template?