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Heroes del Minimomundo_Manuel Jose Sierra Hernandez

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Oliver deseó tener el libro de las preguntas y respuestas consigo, pero Willyman aún no se lo había<br />

devuelto.<br />

Mientras tanto, Frank y Cynthia habían pedido la comida: lomo de cerdo con salsa de<br />

almendras, langostinos a la plancha, caviar, paté, de postre una tarta de chocolate, y de bebida una<br />

botella de cava para los mayores, y gaseosa para los niños. Brindaron, comieron, charlaron, rieron.<br />

Frank le preguntó a Oliver si se había acordado de buscar a su sobrino, y el niño le dijo algo<br />

avergonzado que no, que había tenido muchos asuntos.<br />

- Bueno, no te preocupes. Si está allí ya le encontrarás, tarde o temprano.- Y a continuación<br />

contó una anécdota de un tipo de su trabajo que un día durante la comida confundió la sal con el<br />

azúcar, y echó azúcar a las patatas fritas, y el tipo, ni corto ni perezoso, dijo que acababa de inventar<br />

un nuevo plato: las patatas fritas dulces.<br />

En resumen, la velada fue muy agradable.<br />

Sin embargo, la señora Dobb no rió ni dijo nada durante la cena. Se limitaba a reñir a Julie<br />

para que guardara los modales y ni siquiera le dirigió la palabra a Oliver. Cuando se acabaron el<br />

postre, el chico quiso hacerle un regalo a Julie. Tomó una cuchara y la transformó en una dama con<br />

guardainfante. Después tomó un cuchillo de pescado e hizo lo propio convirtiéndolo en un apuesto<br />

caballero.<br />

- Hala, ¡Qué guay!- Y ya se lo iba a dar a la chiquilla cuando la señora Dobb chilló:<br />

- ¡No, no lo toques!- Gritó tanto que la niña se cayó de la silla y se puso a llorar. Oliver<br />

también se había asustado, pero comprendió enseguida qué sucedía. Como Louis en el orfanato la<br />

señora Dobb le tenía pánico por lo que era capaz de hacer.<br />

- Cynthia, ¿podemos salir un momento para hablar?- Expresó Frank. La mujer obedeció, pero<br />

no sin antes coger a Julie de la mano y arrastrarla consigo.<br />

La puerta se cerró y Oliver se quedó dentro. No sabía qué sentir, si decepción o furia. ¿Por qué<br />

tenía que haber personas así? ¿Qué había hecho él para que se portaran de ese modo con él? Sobre<br />

todo de alguien tan cercano. Recordaba el primer plato que le pidió a Sanjuanero: estofado de cordero.<br />

Y lo hizo pensando en ella, en su madre adoptiva, pensando en los buenos momentos que vivieron<br />

juntos.<br />

Por lo menos, algo en él había cambiado. Si en el orfanato deseaba no tener aquellas<br />

habilidades, ser como el resto, ahora que había conocido a otros como él, que vivía en un universo<br />

lleno de sintonizadores, se sintió y se reconoció a gusto consigo mismo. Miró por la ventana y quiso<br />

creer que aquel Universo sin día era su hogar. A pesar de las estrictas medidas de seguridad, a pesar de<br />

los cientos de soldados uniformados que guardaban el túnel para que nadie pudiera escapar.<br />

Los observó. Veía cómo los cañones de los tanques apuntaban continuamente hacia la<br />

Academia, cómo los helicópteros rastreaban el terreno alrededor con potentes focos, cómo los<br />

pelotones de soldados desfilaban de un lado para otro, cómo se detenían, y sacando sus ametralladoras<br />

se dirigían a la vía de tren. BUM, de repente todos los soldados comenzaron a disparar contra algo<br />

oculto en la oscuridad.<br />

No sabía que ocurría, sólo que el ruido era ensordecedor. Se tapó los oídos, imaginó que<br />

quería no escuchar los sonidos <strong>del</strong> combate y la nanomateria actuó. Pero entonces escuchó el otro,<br />

aquel que a pesar de todo atravesaba las barreras de su imaginación. La voz de un hombre, fuerte,<br />

potente, sonaba como si éste se hallase muy lejos pero a la vez era como si se encontrase en la<br />

habitación de al lado. En cualquier caso, no entendía lo que decía. “Pero eso es imposible”, pensó, con<br />

el traductor universal debería entender cualquier cosa... A menos que no fuera un lenguaje, a menos<br />

que fuera una secuencia de sonidos para… no supo para qué, pero en cualquier caso supo que quien<br />

fuera se trataba de un sintonizador que atacaba el túnel. ¿Por qué? Para escapar hacia la Tierra, para<br />

regresar a casa, al hogar.<br />

Se metió debajo de la mesa justo cuando los cristales de la ventana estallaron y las luces se apagaron.<br />

Tanteó, se cortó la mano con un cristal, gritó. Afuera, Frank aporreaba la puerta llamándole: “¡Oliver,<br />

Oliver!” A oscuras fue hacia la puerta pero ésta no se abría ya que no había electricidad. Después<br />

intentó hacer un boquete con la nanomateria pero su imaginación no funcionó esta vez.<br />

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