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Heroes del Minimomundo_Manuel Jose Sierra Hernandez

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No pudo decir que aquello no le afectara, que una persona que había sido amiga durante… poco<br />

tiempo quizás, pero el suficiente como para crear algo intenso en aquel nuevo universo, le<br />

decepcionara. Aunque más le afectó el hecho de que se sucediesen las primeras deserciones de la<br />

Academia entre los recién llegados. Sucedió dos semanas más tarde, a mediados de septiembre. Esa<br />

noche se fue a acostar temprano debido a que había tenido un día muy ajetreado, y al despertarse con<br />

la sirena a las seis y media descubrió que ni Esteban ni Giancarlo habían dormido allí. De Esteban se<br />

lo hubiera esperado, al fin y al cabo éste siempre había expresado que se hallaba fuera de lugar. Pero<br />

de Giancarlo,… de un chaval que aparentaba no haber roto un plato en su vida…, resulta que de<br />

repente se había marchado hacia los territorios que se encontraban tras aquella frontera de oscuridad<br />

fuera de los límites de la Academia donde según el subdirector sólo se encontraban los indeseables.<br />

Eso le demostró nuevamente lo poco que sabía acerca de las personas. Por otro lado, faltaba una<br />

semana para los exámenes y entre unas cosas y otras le costaba concentrarse. Los números le bailaban<br />

en la cabeza, y la letra ni con sangre entraba. Menos mal que contó con la ayuda de Saskia, la<br />

madrileña resultaba para algunos asuntos ser un poco pesada, pero en aquellos momentos se portó<br />

mostrando comprensión ante cualquier circunstancia. Igual debía decir de Sandra, aunque la suiza,<br />

había comprobado, tenía un modo de hacer las cosas más comedido y menos aparente.<br />

Finalmente, llegaron los exámenes. La primera sesión de nervios, de dolores de barriga, de<br />

noches en vela. Y si no fuera suficiente, tras el último examen los resultados saldrían en los pasillos de<br />

las correspondientes residencias tres horas más tarde, justo después de comer. Ese día nadie fue al<br />

comedor y con las telarañas en el estómago esperaron amargamente sentados en sus respectivas<br />

camas. La cortina estaba replegada y chicos y chicas elucubraban acerca de los resultados. Midori era<br />

la que más mostraba su nerviosismo no dejando de dibujar motivos sobre las paredes.<br />

- ¿Quiquieres dejarlo ya?- Pidió Alan, pero la japonesa siguió como si tal cosa. Entonces el<br />

americano señaló su dedo hacia Midori y ésta gritó cuando vio que de su mano comenzó a salir pelo.<br />

- No hagas eso.- Le recriminó Kareena.- Esto es serio, nos jugamos el poder volver a nuestras<br />

casas.<br />

- ¿A qué cacasa?- Oliver en ese momento recordó lo que el estadounidense le había confiado<br />

acerca de que sus padres habían querido venderle a un circo.<br />

Finalmente, las notas salieron; aparecieron como por arte de magia en el pasillo. Oliver por fin<br />

pudo respirar, había aprobado todo, no con tan buena nota como esperaba pero lo había conseguido.<br />

Sandra también, y Midori, aunque ésta puso mala cara cuando vio que en dibujo sólo le habían puesto<br />

un ocho. Curiosamente, de todos, el que mejores notas había sacado había sido el niño hiperactivo <strong>del</strong><br />

cual nadie podía recordar cuándo se había puesto a estudiar. Y después quedaban las caras tristes: a<br />

Kareena le habían quedado tres. Pero lo peor era lo de Alan que no había aprobado ni las artes<br />

marciales a las que era tan aficionado.<br />

- Tendré que repepetir cucurso.- Dijo resignado. En cambio Kareena se puso enseguida a<br />

estudiar. Debajo de cada lista de notas había una fecha para recuperar cada asignatura: “¡Y es dentro<br />

de tres días!” Dicho esto se encerró en el dormitorio.<br />

Por su parte, el resto se marchó al descampado junto al arroyo. Les quedaba una semana de<br />

vacaciones por <strong>del</strong>ante y tenían que celebrarlo. Esta vez, en el descampado no sólo se reunieron los de<br />

primer curso sino también los mayores. El lugar estaba a rebosar, en un lateral Sanjuanero preparaba<br />

carne y verduras en una barbacoa, unos cantaban, otros bailaban, otros se reunían en corros para<br />

charlar, y algunos incluso se dieron un baño en el arroyo de agua estancada.<br />

Por un lateral apareció Saskia con una expresión radiante.<br />

- Has aprobado todas.- Dedujo Oliver.<br />

- No, me han quedado dos. Pero son menos de las que me esperaba. Me presento en cuatro<br />

días. ¿Y vosotros?<br />

Cada uno le comentó su situación. La madrileña se quedó igualmente sorprendida cuando le<br />

dijeron que el niño hiperactivo había sido el que más nota había sacado.<br />

- Pero si no ha empollado nada.<br />

- ¿Cómo que no? Lo que pasa es que vosotros no me habéis visto.- Protestó el argentino.<br />

- Anda ya, cada vez que te veía siempre hacías lo mismo. Esconderte en los armarios y darnos<br />

sustos a las chicas.- Prosiguió Saskia.<br />

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