Ejemplar nº 14 - Museo Escolar de Pusol
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El Setiet<br />
C E N TR O D E C U LTU R A TR A D IC IO N A L<br />
Carta a Don Baltasar Brotons, con motivo<br />
<strong>de</strong> su reciente homenaje en el Gran<br />
Teatro<br />
Querido señor Brotons:<br />
Opinión<br />
Tomás Gómez Martínez<br />
Colaborador <strong>de</strong>l <strong>Museo</strong><br />
Asistí a este merecido evento que sus amigos y admiradores le ofrecieron.<br />
Quería conocerle; me había <strong>de</strong>spertado la curiosidad y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ver <strong>de</strong> cerca<br />
al autor <strong>de</strong> tantos libros registrados en el <strong>Museo</strong> <strong>Escolar</strong> <strong>de</strong> <strong>Pusol</strong>, cuarenta y<br />
ocho en total.<br />
Poesías, palmeras, vivencias, campo, amores, viajes... ¿Qué más se pue<strong>de</strong><br />
pedir? O, tal vez, la pregunta <strong>de</strong>biera ser: ¿Qué más pue<strong>de</strong> usted dar?<br />
Gracias por todos estos libros con los que usted ha querido compartir con<br />
nosotros, publicándolos, sus conocimientos y experiencias durante su licenciatura<br />
en la Universidad <strong>de</strong> la Vida.<br />
Salvando las distancias, usted me recuerda durante mi niñez en el pueblo a<br />
personajes también admirados...: el tío Pitorro, la tía García, el tío Milondra, el tío<br />
Santomera, la Josefina, el Serranico, el tío Antonio Martín... Agricultores, jornaleros<br />
<strong>de</strong>l campo, pastores, corredores <strong>de</strong> ganado u otros tratos... Muchos <strong>de</strong> ellos,<br />
a<strong>de</strong>más, eran poetas o poetisas sin apenas saber escribir; cantantes <strong>de</strong> zarzuelas<br />
o flamenco, músicos <strong>de</strong> oído con distintos instrumentos sin haber asistido a conservatorios.<br />
Sus viajes, como mucho a la mili, alguno a la guerra <strong>de</strong> África. Todos<br />
daban también lo que tenían, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus genialida<strong>de</strong>s a “echar una mano” a sus<br />
vecinos en una noche <strong>de</strong> riego huertano, en invierno o verano; en una arrancada<br />
<strong>de</strong> patatas, levantar una pared, asistir a un parto en casa..., el mundo ha cambiado<br />
mucho y a mejor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquellos tiempos. Pero aún hacen falta personajes como<br />
usted, que son el ejemplo a seguir. Es triste ver que quedan muchas gentes en<br />
el mundo que no sabemos por qué i<strong>de</strong>as matan a otras gentes, <strong>de</strong>struyen torres<br />
gemelas o no, humillan a otros más débiles y les roban. Porque tienen la nariz<br />
más larga o corta o hablan un lenguaje menos claro o con la “Z” cambian las<br />
historias y se inventan naciones y nuevas ban<strong>de</strong>ras; levantan fronteras e insisten<br />
en mostrarnos lo diferentes que son... ¡Qué pena! Qué tiempo perdido en cosas<br />
sin importancia, cuando aún quedan tantas necesida<strong>de</strong>s que cubrir, aquí y, sobre<br />
todo, en esos mundos <strong>de</strong> hambres <strong>de</strong> pan y trabajo.