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Ejemplar nº 14 - Museo Escolar de Pusol

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El Setiet<br />

C E N TR O D E C U LTU R A TR A D IC IO N A L<br />

Como pue<strong>de</strong> verse, el mal<br />

<strong>de</strong> ojo consiste en un marchitamiento<br />

melancólico <strong>de</strong>l<br />

afectado, en una “ligereza <strong>de</strong><br />

sangre”, como alguien la <strong>de</strong>finió<br />

en las serranías <strong>de</strong> Yeste<br />

y Nerpio, que <strong>de</strong>semboca en<br />

la muerte <strong>de</strong> no poner remedio.<br />

El difuso concepto actual<br />

<strong>de</strong> “energía negativa” parece<br />

venir al pelo para explicar este<br />

mal, cuya creencia se difun<strong>de</strong><br />

ampliamente en el espacio y<br />

el tiempo. En efecto, la amplitud cronológica <strong>de</strong> la creencia en este mal pue<strong>de</strong><br />

constatarse fácilmente, teniendo en cuenta que ya en el antiguo Egipto se utilizaban<br />

amuletos <strong>de</strong> carácter apotropaico (como el ojo <strong>de</strong>l dios Horus u oudiet)<br />

para protegerse contra esta temida enfermedad; por tanto, posiblemente su<br />

origen se remonte a las primeras civilizaciones agrícolas y se mantiene a lo largo<br />

<strong>de</strong>l tiempo y a través <strong>de</strong> las culturas que conforman el sustrato sobre el que se<br />

ha erigido Occi<strong>de</strong>nte: Grecia, Roma, la cultura medieval, cristiana e islámica, el<br />

barroco, etc..., hasta nuestros días, en los que no es difícil encontrar jóvenes,<br />

incluso <strong>de</strong> formación universitaria, que no tienen reparo en admitir su creencia<br />

en el mal <strong>de</strong> ojo.<br />

Es importante señalar que se ceba en los más débiles. Por eso, se ha consi<strong>de</strong>rado<br />

a los niños como las víctimas más expuestas. Los síntomas coinci<strong>de</strong>n,<br />

en buena medida, con los que caracterizan a la <strong>de</strong>presión, una enfermedad<br />

<strong>de</strong>finida hace poco (tristeza en la mirada, lloros, cabeza doblada o agachada,<br />

<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> dormir sin razón aparente, escasa vitalidad), junto a otros más<br />

somáticos, tales como el color amarillo en el rostro, ojos o cabeza hinchada,<br />

angustias y vómitos, etc.<br />

Los causantes son personas, a veces conocidas, que tienen la capacidad<br />

<strong>de</strong> generar ese mal, bien por haberlo heredado bien por ser gente envidiosa o<br />

mala, aunque paradójicamente se admite la falta <strong>de</strong> intencionalidad expresa. La<br />

forma <strong>de</strong> producir el mal es bien conocida: el presunto causante mira fijamente<br />

a su “víctima”, o simplemente comenta elogiosamente lo saludable <strong>de</strong> su aspecto<br />

o belleza. No han sido pocas las ocasiones en las que la i<strong>de</strong>ntificación<br />

<strong>de</strong>l causante <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong> ojo ha servido para que se <strong>de</strong>struyera, sobre todo en<br />

el caso <strong>de</strong> niños que se lo producían a otros niños.

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