El Avisador Malagueño REVISTA HISTÓRICO-CULTURAL ONLINE
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1 0 | E L A V I S A D O R M A L A G U E Ñ O<br />
<strong>El</strong> Perchel también tuvo sus propios festejos populares, que<br />
a causa de la Guerra Civil tuvieron un paréntesis de diez o doce<br />
años, volviéndose a retomar en 1946, siendo alcalde de la ciudad<br />
Manuel Pérez Bryan y presidente de la Diputación, Baltasar<br />
Peña Hinojosa. Tras ese largo periodo de tiempo en que el barrio<br />
permaneció en desacostumbrado silencio, la iniciativa de<br />
un grupo de personas hizo que, a partir de ese año se creyese<br />
llegado el momento de volver a vivir las fiestas.<br />
Y así ocurrió; los festejos del popular y populoso barrio del<br />
Perchel se reanudaron, volviendo a ser el barrio alegre y bullicioso<br />
que siempre fue; las calles se engalanaron de las formas<br />
más pintorescas, con carteles y cuadros, flores y floreros,<br />
imágenes y figurillas, luces y faroles, cobres y loza, tapetes y<br />
cortinas, guitarras y panderetas, fotografías y cromos artísticos,<br />
lo que cada cual encontró para decorar lo mejor posible<br />
su entorno.<br />
Las cadenetas de papel, se trenzaron con habilidad y paciencia,<br />
durante los días previos a las jornadas de las fiestas, usando<br />
cromolitografías de cajas de pasas; los farolillos que adornarían<br />
las calles, también fueron auténticas manualidades de fabricación<br />
casera; los balcones se engalanaron por unos días con<br />
hermosos mantones de Manila y festivas colchas, las fachadas<br />
y portales se adornaron con pañuelos bordados o estampados,<br />
tapetes morunos, mesas, mesitas, sillones, flores y macetas. Lo<br />
único que faltaba para que este animoso preparativo llegase a<br />
tener el éxito necesario, era que la música, los cantes y los bailes<br />
envolvieran su ambiente, no faltando nada de esto, porque<br />
además de las actuaciones de algunos profesionales, no faltaron<br />
espontáneos entre la chiquillería y la juventud que desearan<br />
demostrar su arte y buen estilo.<br />
Un gran malagueño, que elevó más aun el nombre del barrio<br />
al escribir sus libros bajo el seudónimo de “Paco Percheles”,<br />
(Don Francisco Bejarano Robles) dijo sobre esta fiesta: “Ha sido<br />
el corazón entero del barrio el que se ha entregado generosamente,<br />
y a su cariño ha correspondido Málaga entera, desde la Alameda a<br />
la Caleta y desde el Puerto a la Victoria. Yo sé de algunas reuniones<br />
en que el encanto que fraguara la noche fue tan intenso, que al irse<br />
tiñendo de malva y rosa el cielo, se deseaba que no amaneciera”.<br />
<strong>El</strong> Perchel fue un barrio de solera y fina gracia malagueña,<br />
sus talleres y sus fábricas, sus industrias y sus faenas, sus saladeros<br />
y sus barcas decían de su artesanía, de su laboriosidad