Tecnología (Libro para el Docente) - Región Educativa 11

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Frente a estas consideraciones, el docente puede implementar varias
estrategias:
• Permitir que los alumnos expresen las inseguridades y experiencias
frustrantes o negativas que pudieran haber vivido. Es
posible que la temática comporte una dificultad mayor para la
población adulta, pero el primer paso para poder tratarla es
explicitarla, definir sus alcances y motivos.
• Evitar el hermetismo técnico-terminológico. La utilización de
una jerga técnica cerrada y específica, sin ejemplificaciones,
paralelismos, diagramas, etc., impone una barrera terminológica
tras la cual el alumno adulto parece no haber comprendido
lo que se pretendía explicar. Cuando está en condiciones
de comprender la explicación se incorpora la terminología
técnica. Se sugiere el empleo de un lenguaje llano y abundante
en ejemplificaciones contextualizadas sin por ello abandonar
la rigurosidad. La presentación de la terminología debe ir
asociada a contextos de aplicación concretos es un proceso
gradual que debe ser constantemente reforzado, verificado e
integrado a constructos mayores.
• Evitar explicaciones "mágicas", aproximadas o incompletas
acerca de los fenómenos tecnológicos que pueden abonar una
noción de hermeticidad inaccesible que no poseen. Es preferible
que devuelva la duda a los alumnos, promoviendo una pequeña
investigación, esto podrá retribuirles mayor seguridad
y autonomía.
Los encuentros presenciales deben ser oportunidades en las que el
docente proponga alternativas de abordaje, profundizando a través
de preguntas o actividades complementarias, invitando a puestas
en común, contextualizando los resultados de las actividades y experiencias
de investigación y sugiriendo herramientas de estudio
autónomas (fuentes de consulta, estrategias de estudio, modelos de
argumentación, etc.). Se pretende que centre su tarea en la gestión
del proceso de aprendizaje más que en la provisión de contenidos.