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mención al tema ecológico con la aparición del Club de Roma, que presentó el primer
grande balance sobre la situación de la tierra, también denunció la forma destructiva del
Medio Ambiente, que era utilizada por los medios de producción. Fue publicado el
libro, The Limits to Growth, el cual alertó a la población que los recursos naturales son
bienes finitos y precisan ser usados con mensuración.
En el año 1972, la ONU desarrolló la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Medio Ambiente, en Estocolmo. Donde por primera vez, se trataba los temas centrales,
relativos al crecimiento económico y protección ambiental.
En el año 1987, la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo
(comisión Brundtland) propuso la gran idea de “desarrollo sustentable” y, sugirió una
idea de elaboración de una carta de la tierra, que regulase las relaciones entre el medio
ambiente y el desarrollo. Según esa comisión, el desarrollo sustentable es aquel que
satisfaz las necesidades de las generaciones presente, sin comprometer la posibilidad
que las generaciones futuras satisfarán las suyas.
En el año de 1992, se llevó a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) en Río de Janeiro, Brasil. En este evento
se adoptó la “Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo”.
En la Conferencia Rio+10, realizada del 23 de mayo al 9 de agosto del año 2002,
en Johannesburgo, en varias partes de su documento final, firmado por todos los países
presentes, la minería fue considerada como una actividad fundamental para el desarrollo
económico y social de muchos países, teniendo en vista que los minerales son esenciales
para la vida moderna (Gomes Farias, 2002).
Podemos interpretar que a comienzo de los sesenta, la naturaleza y los recursos
naturales dejaron de ser la única preocupación. El movimiento abarcó: la
superpoblación, la contaminación, los costos de la tecnología, del crecimiento
económico, etc. El movimiento ambientalista cuestionaba la propia esencia del
capitalismo. Por su parte, los movimientos populares y las reformas sociales prestaron
técnicas al movimiento ambientalista y, atrajeron apoyo de otros sectores.
Según Viola (1991), la eficiencia de la movilización internacional para la
protección ambiental depende de una estructura nacional de oportunidades políticas
como las siguientes: Grado de abertura de la estructura de los sistemas políticos,
estabilidad o inestabilidad de los alineamientos políticos; presencia o ausencia de
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