relatos mÃticos y prácticas rituales en pachacamac - Instituto Francés ...
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18 Peter EECKHOUT<br />
La base de datos se revela <strong>en</strong>tonces bastante reducida. Sin embargo, sobresal<strong>en</strong><br />
dos constantes: el sexo (siempre fem<strong>en</strong>ino) y el periodo (Tardío). Preliminarm<strong>en</strong>te se<br />
puede deducir que los sacrificos humanos de adulto se practicaron sigui<strong>en</strong>do la influ<strong>en</strong>cia<br />
Inca, por ejemplo <strong>en</strong> el marco de la ceremonia de la capac hucha, como lo propone<br />
Franco. Sin embargo, <strong>en</strong> el caso de la sacrificada de Pampa de las Flores, el contexto es<br />
difer<strong>en</strong>te, sugiri<strong>en</strong>do un papel de acompañante de un difunto importante, un curaca<br />
cuya pirámide fue la resid<strong>en</strong>cia (ver Eeckhout, 1999b). Las fu<strong>en</strong>tes etnohistóricas<br />
docum<strong>en</strong>tan ampliam<strong>en</strong>te dicha práctica, como se ha visto. Asimismo, <strong>en</strong> la costa existe<br />
una larga tradición de sacrificios de acompañantes donde las mujeres están muy bi<strong>en</strong><br />
repres<strong>en</strong>tadas, como lo atestiguan las excavaciones de Sipán (Alva Alva, 1999; Alva<br />
Alva & Donnan, 1993) o de Chan Chan (Pozorski, 1980). T<strong>en</strong>emos aquí una coincid<strong>en</strong>cia<br />
bastante estrecha <strong>en</strong>tre fu<strong>en</strong>tes arqueológicas y etnohistóricas: por un lado, sacrificados<br />
dedicados a una divinidad o marcando algún ev<strong>en</strong>to específico, y por otro lado<br />
sacrificados acompañando a un difunto de estatus especial.<br />
4. 1. 2. Sacrificios de camélidos<br />
Polia (1999: 114) explica que el sacrifico de camélidos, especialm<strong>en</strong>te de llamas<br />
(Lama glama) se practicaba bastante y pert<strong>en</strong>ecía a la categoría de los sacrificios mayores<br />
(ver también Rowe, 1946: 308-309). Valera (1968[1585-1589]: 168) difer<strong>en</strong>cia los<br />
sacrificios sangri<strong>en</strong>tos (harpay) de los sacrificios sin derramami<strong>en</strong>to de sangre (haspay).<br />
Duviols (1986: 5, 8, 9, 17 & ss.) m<strong>en</strong>cionó un sinnúmero de casos de sacrificios de<br />
llamas con modalidades diversas. Se debe sin embargo precisar que muchos casos<br />
descritos <strong>en</strong> Duviols se relacionan con los <strong>rituales</strong> realizados durante los <strong>en</strong>tierros<br />
secundarios de difuntos sacados de sus cem<strong>en</strong>terios cristianos de orig<strong>en</strong>. Otros sirv<strong>en</strong><br />
de ofr<strong>en</strong>das para los ancestros regularm<strong>en</strong>te extraídos de sus sepulcros para ser honrados<br />
(Duviols, 1986: 26). En este caso, se rociaban con la sangre de los animales las momias,<br />
así como los lugares por donde pasaban <strong>en</strong> ceremonia. La carne la consumían los<br />
invitados (Duviols, 1986:13, 15 & ss.). Un testimonio de extirpación de idolatría<br />
m<strong>en</strong>ciona la pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> una cámara funeraria múltiple de pedazos de carne y del<br />
cadáver de una llama jov<strong>en</strong> cerca a los fardos de ancestros (Duviols, 1986: 17). A las<br />
huacas g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te se les ofrece la sangre y el sebo del animal sacrificado (Arriaga,<br />
1999[1621]: 52; Duviols, 1986: 7, 10, 20 & ss.; Hernández Príncipe, 1919[1622]: 186-<br />
187; Polia, 1999: 115). Arriaga (1999[1621]: 51) describe las ceremonias de la sigui<strong>en</strong>te<br />
manera:<br />
“También ofrec<strong>en</strong> llamas (…) y esto suele ser siempre <strong>en</strong> las fiestas mas solemnes de las<br />
huacas, y las sacan <strong>en</strong>ramadas de flores. Atan la llama de una piedra grande, hacénla de<br />
cinco o seis vueltas a la redonda y luego la abr<strong>en</strong> por el lado del corazón y se le sacan, y<br />
le suel<strong>en</strong> comer crudo a bocados, y con la sangre asperjan la huaca, y la carne se reparte<br />
<strong>en</strong>tre los ministros del sacrificio, y también suel<strong>en</strong> dar de ella a los demás indios (…)<br />
Otras veces los mismos indios que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> ganado dan sus corderos y llamas para que los<br />
sacrifiqu<strong>en</strong> para el aum<strong>en</strong>to de su ganado”.<br />
El famoso extirpador explica haber descubierto numerosos huesos de llamas<br />
cerca de ciertas huacas de la sierra como Llaxavilca (Arriaga, 1999[1621]: 95),<br />
Libiac (Arriaga, 1999[1621]: 98), y otras (Arriaga, 1999[1621]: 100). Se<br />
sacrificaban también <strong>en</strong> el marco de la ceremonia realizada <strong>en</strong> la zona de Huarochirí