relatos mÃticos y prácticas rituales en pachacamac - Instituto Francés ...
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44 Peter EECKHOUT<br />
RESUMEN Y CONCLUSIONES<br />
Creador y oráculo, señor de los oríg<strong>en</strong>es y del destino, Ychsma fue<br />
incontestablem<strong>en</strong>te una divinidad regional importante durante el periodo Intermedio<br />
Tardío. Cuando los incas le re-bautizan Pachacamac, “el que anima al mundo”; y que<br />
el emplazami<strong>en</strong>to del santuario se designa como el valle de Lurín (sea literalm<strong>en</strong>te el<br />
valle “de abajo”), integran la cosmología regional a su propia cosmología. Ychsma-<br />
Pachacamac se vuelve el equival<strong>en</strong>te costeño de Viracocha, divinidad creadora de los<br />
incas serranos. También introduc<strong>en</strong> <strong>en</strong> los <strong>relatos</strong> míticos locales la figura dominante<br />
del sol. No obstante estas modificaciones, una estructura recurr<strong>en</strong>te sobresale de los<br />
mitos estudiados. Más allá de los detalles de la narración, sólo dos historias son contadas.<br />
El estudio de las figuras y elem<strong>en</strong>tos asociados con la divinidad principal permite<br />
poner <strong>en</strong> evid<strong>en</strong>cia un ord<strong>en</strong> estructural que abarca el ord<strong>en</strong> social, el paisaje, los<br />
f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os naturales y los actores míticos. Así, el dios Ychsma-Pachacamac, a veces<br />
pres<strong>en</strong>tado como la divinidad Huallallo Carhuincho, ti<strong>en</strong>e aspectos costeños, terrestres,<br />
lunares, fem<strong>en</strong>inos y nocturnos; está asociado al lado hurin (“abajo”) y a la zorra. El<br />
zorrillo y los peces también pert<strong>en</strong>ec<strong>en</strong> al grupo estructural costeño. Al contrario, el<br />
dios Pariacaca, jefe del panteón de la sierra c<strong>en</strong>tral, muestra aspectos serranos ígneos,<br />
solares, masculinos y diurnos, y está ligado al lado hanan (“arriba”), al puma y al<br />
cóndor. El agua y el cielo constituy<strong>en</strong> elem<strong>en</strong>tos mediadores <strong>en</strong>tre ambos grupos, así<br />
como las aves. Se revelan <strong>en</strong> los mitos, <strong>en</strong> los ritos, <strong>en</strong> las supersticiones y las maneras<br />
de p<strong>en</strong>sar del otro múltiples indicios de esta oposición costa-sierra: le da s<strong>en</strong>tido al<br />
mundo. El s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to religioso impregna profundam<strong>en</strong>te estas sociedades tradicionales<br />
donde las manifestaciones de lo sagrado ayudan a fertilizar los campos, a hacer llover,<br />
a crear los canales de irrigación, a ganar territorios, a v<strong>en</strong>cer a los <strong>en</strong>emigos, etc.<br />
Por lo que concierne a los <strong>rituales</strong>, disponemos de dos fu<strong>en</strong>tes de información<br />
que a veces coincid<strong>en</strong>: los vestigios materiales hallados <strong>en</strong> contexto arqueológico y los<br />
testimonios escritos que emanan de los que los realizaron o los que asistieron a estos<br />
ritos <strong>en</strong> la época de la conquista.<br />
Al respecto es obligatoria una apreciación que afecta justam<strong>en</strong>te al crédito que<br />
se ti<strong>en</strong>e que dar a las fu<strong>en</strong>tes escritas para explicar los vestigios antiguos. Efectivam<strong>en</strong>te,<br />
hemos visto que la naturaleza de las ofr<strong>en</strong>das es la misma sea cual fuere el periodo. En<br />
otros términos, son siempre las mismas cosas las que se ofrec<strong>en</strong>, g<strong>en</strong>eración tras<br />
g<strong>en</strong>eración. Esta recurr<strong>en</strong>cia de objetos no implica necesariam<strong>en</strong>te una igualdad de<br />
objetivos: por más que se hallan camélidos ritualm<strong>en</strong>te quemados <strong>en</strong> el periodo<br />
Intermedio Temprano, el s<strong>en</strong>tido profundo del sacrificio puede ser difer<strong>en</strong>te de la<br />
ceremonia, apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te idéntica, relatada por algún cronista respecto al Pachacamac<br />
de los incas —ceremonia que por otro lado dejaría las mismas evid<strong>en</strong>cias <strong>en</strong> el registro<br />
arqueológico—. Como lo expliqué anteriorm<strong>en</strong>te, he int<strong>en</strong>tado evitar ese tipo de<br />
simplificación abusiva, restringi<strong>en</strong>do al nivel regional las comparaciones de la evid<strong>en</strong>cia<br />
escrita tanto como de la arqueológica. A esta restricción espacial se le debe agregar la<br />
restricción temporal. Lógicam<strong>en</strong>te es plausible que cuanto más cercano <strong>en</strong> el tiempo<br />
está un contexto de las descripciones escritas, más posibilidades hay de que ambos se<br />
aclar<strong>en</strong> mutuam<strong>en</strong>te. Por lo tanto, no se puede negar que la recurr<strong>en</strong>cia diacrónica de<br />
los objetos y prácticas <strong>rituales</strong> sea una realidad. Lo repito, esto no significa que los<br />
<strong>rituales</strong> no cambiaron ni evolucionaron (su s<strong>en</strong>tido profundo sin duda se escapará para<br />
siempre) sino más bi<strong>en</strong> que exist<strong>en</strong> ciertas categorías de objetos que constituy<strong>en</strong> soportes