CONSUMO, CULTURA E IDENTIDAD - Cholonautas
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http://www.cholonautas.edu.pe - Biblioteca Virtual<br />
les cautiva, no el interés científico que podría mostrar por ejemplo un<br />
estudiante de medicina.<br />
Son pocos todavía los que participan en juegos interactivos, hemos encontrado<br />
dos o tres adolescente que visitan con cierta regularidad la página de Age of<br />
Empire, un juego estratégico de historia que invita a los jugadores a avanzar<br />
desde tribus paleolíticas hacia grandes civilizaciones y superar enemigos hasta<br />
dominar el mundo. Pero no se conoce los MUD (Multi User Domains o Multi<br />
User Dungeons) que en Estados Unidos, Japón y Europa atraen decenas de<br />
miles de cibernautas (Turkle 1995).<br />
La gran mayoría, sin embargo, va para chatear y para revisar su correo<br />
electrónico. Estos son los componentes del Internet que, con el tiempo, van a<br />
dejar el mayor impacto. En foros comunicacionales como el Internet Relay Chat<br />
(IRC), donde cada usuario puede abrir un “cuarto” para invitar huéspedes, o el<br />
correo electrónico, se crean formas de sociabilidad desligadas de referentes<br />
territoriales que alguna vez definían nuestras identidades culturales:<br />
“Nos comunicamos uno con el otro a través del correo electrónico y<br />
contribuimos a boletines y a listas especializadas electrónicas; nos<br />
juntamos a grupos de interés cuyos participantes incluyen personas de<br />
todo el mundo. Se ha atenuado nuestro arraigo a los lugares” (Turkle<br />
1995: 178).<br />
Aunque algunos de nuestros entrevistados manifiestan que el chat es un<br />
“hueveo” porque “gastas un montón de dinero y no sabes quien está al otro<br />
lado, cómo es, si es mujer o es maricón” (Luis), a la gran mayoría les impacta<br />
la posibilidad de comunicarse en tiempo real a la vez con Argentina, México,<br />
Lima y el vecino del barrio. La mayoría busca al azar, es decir entran a una de<br />
las ventanas del mIRC o de Latinchat y buscan un nickname promisorio. La<br />
tendencia es buscar una conversación con el otro sexo.<br />
Sábado, seis de la tarde, el Cibercafé está repleto de cibernautas. Algunos están<br />
bajando información, otros leen periódicos que no llegan a Huamanga, hay niños<br />
concentrados en un videojuego que los traslada a la Edad Media. Pero los más<br />
asiduos son los chateadores.<br />
“Albatross” y “CPL” son chateadores experimentados. Abren dos ventanas – o sea<br />
utilizan dos programas, el mIRC y Latinmail – y en cada una se comunican con un<br />
promedio de seis o siete chicas. “Albatross” sabe que debe tener argumentos bien<br />
elaborados para conquistar una cibernovia. Está consciente que decirles que es de<br />
Ayacucho puede restar puntos, “vamos a meter de Lima, porque sino ...”. También<br />
sabe que la edad y el aspecto físico son cuestiones que un buen chateador siempre<br />
debe tener en cuenta. Por eso disimula sus rasgos provincianos, se “blanquea”.<br />
Invita a las chicas “al privado”. “Hola flaca de dónde eres”, “cuántos años tienes”. Si la<br />
“flaca” pasa los 20 es categoría “vieja” o “tía” y queda despiadadamente descartada.<br />
Pero “Albatross” tiene suerte. De las seis o siete chicas con quienes se ha<br />
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