CONSUMO, CULTURA E IDENTIDAD - Cholonautas
CONSUMO, CULTURA E IDENTIDAD - Cholonautas
CONSUMO, CULTURA E IDENTIDAD - Cholonautas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
http://www.cholonautas.edu.pe - Biblioteca Virtual<br />
local ya no coincide con el lugar donde ocurre. Surgen, entonces, las<br />
“comunidades interpretativas de consumidores” (García Canclini 1996a :12); es<br />
decir, “segmentos mundializados – por ejemplo, los jóvenes, los viejos, los<br />
gordos, los desencantados – [que] comparten hábitos y gustos convergentes”<br />
(Renato Ortíz, Mundaliçao e cultura, citado en García Canclini 1995: 113).<br />
Cuando el espacio para la construcción de las identidades se separa del lugar,<br />
la identidad se define por la pertenencia a “tribus” que se constituyen en torno a<br />
intereses comunes, uno de ellos, el consumo. "En las nuevas generaciones –<br />
dice García Canclini (1995: 33) – las identidades se organizan menos en torno<br />
de los símbolos histórico-territoriales, los de la memoria patria, que alrededor<br />
de los de Hollywood, Televisa o Benetton". 11 El consumo y la cultura, entonces,<br />
tienen una relación sin precedentes en el mundo globalizado; “ningún otro<br />
tiempo o espacio han visto que estos elementos hayan entrado en una<br />
mutualidad tan intensa” McCracken (1988: xi). El consumo es la esfera en la<br />
cual se genera cultura (Douglas 1992: 20).<br />
La globalización trae consigo una estandarización de bienes culturales, tanto materiales<br />
como simbólicos. Desde la indumentaria hasta la música y las películas, desde la<br />
televisión hasta la arquitectura: los mismos estilos, las mismas prácticas y marcas se<br />
encuentran virtualmente en todo el mundo. Ha surgido una "persona global, el<br />
consumidor" (Brown 1999: 104).<br />
Contrario a lo que se puede pensar, estos procesos no llevan a una<br />
homogeneización cultural globalizada como está expresada en la idea de la<br />
"mcdonaldización". A través de los contactos culturales que, como hemos visto,<br />
han aumentado exponencialmente en la época globalizada, se genera una<br />
multiplicidad inédita de estilos de vida. Aún cuando aumenta la desigualdad<br />
económica entre los ricos y los pobres del mundo, la globalización ofrece "una<br />
matriz de posibilidades, desde la cual se puede hacer selecciones y<br />
combinaciones altamente variadas” (Bauman 1998: 42). Quiere decir que una<br />
“cultura mundial” emergente en el proceso de la globalización estaría “marcada<br />
por una organización de la diversidad más que por réplica y uniformidad”<br />
(Hannerz 1990: 237).<br />
La organización de esta diversidad, la manera como interactúan lo global y lo<br />
local, produce constelaciones sociales y culturales únicas y distintas formas de<br />
modernidad. Sin embargo, hasta ahora, dice Aihwa Ong (1996), no hay ningún<br />
intento serio de entender cómo las sociedades no occidentales construyen sus<br />
propias modernidades, asimilando y a la vez transformando influjos europeos y<br />
norteamericanos. Eso es cierto, a todas luces, para el caso peruano; quiero<br />
entender este trabajo como un inicio en este sentido.<br />
11<br />
Eso no significa que el trabajo haya perdido toda importancia en la construcción de<br />
identidades. En un reciente artículo, Norma Fuller (2000) demuestra que el trabajo es la<br />
dimensión principal para la construcción de una identidad de género entre los varones urbanos<br />
peruanos.<br />
40