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santiago de compostela, febreiro 2009 - Museo do Pobo Galego

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36 INSTITUTO DE ESTUDOS DAS IDENTIDADES<br />

actividad turística a micro-planes <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo para<br />

áreas <strong>de</strong>primidas. Departamentos institucionales,<br />

agencias no gubernamentales y fundaciones<br />

(muchas <strong>de</strong> ellas ligadas a gran<strong>de</strong>s corporaciones<br />

bancarias) se volcaron globalmente con propuestas<br />

<strong>de</strong> generación <strong>de</strong> micro-<strong>de</strong>stinos, pequeños y<br />

respetuosos productos, que tratan <strong>de</strong> oír las voces<br />

<strong>de</strong> los afecta<strong>do</strong>s, gestionar conjuntamente, poner<br />

frenos a <strong>de</strong>termina<strong>do</strong>s <strong>de</strong>sarrollos, etc. pero sin<br />

per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que han <strong>de</strong> ser mostra<strong>do</strong>s, y<br />

adapta<strong>do</strong>s, para obtener el beneplácito <strong>de</strong> una<br />

clientela supuestamente ávida por el contacto con<br />

otras culturas y mo<strong>do</strong>s <strong>de</strong> vida. Tal es la<br />

importancia que se le otorga a la ‘experiencia’<br />

<strong>de</strong>l visitante como medida <strong>de</strong>l éxito que la Carta<br />

Internacional sobre Turismo Cultural, a<strong>do</strong>ptada por<br />

ICOMOS en 1999, en su principio 3, indica que<br />

“la planificación <strong>de</strong> la conservación y <strong>de</strong>l turismo<br />

en los Sitios con Patrimonio, <strong>de</strong>bería garantizar que<br />

la Experiencia <strong>de</strong>l Visitante le merezca la pena y le<br />

sea satisfactoria y agradable”.<br />

Son esas prácticas culturales particulares y las<br />

condiciones materiales en que se ejercen las que<br />

les conce<strong>de</strong>n el <strong>do</strong>n <strong>de</strong> ser atractivos. El conjunto,<br />

reproducible como productos consumibles por su<br />

espectacularidad, exotismo diferencial, refresco <strong>de</strong><br />

las mentes, rutina turística o por el mero prestigio<br />

que da el mostrar que “se estuvo allí”, constituye<br />

en gran medida el patrimonio comparti<strong>do</strong> con los<br />

otros, el patrimonio exitoso y con mayores<br />

posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ser transmiti<strong>do</strong> a generaciones<br />

futuras. Al final, un proceso <strong>de</strong> producción cultural<br />

que <strong>de</strong>semboca en un producto que, por la forma<br />

<strong>de</strong> presentación y consumo, conduce a un nuevo<br />

proceso cultural.<br />

Las elecciones <strong>de</strong> merca<strong>do</strong> tomadas en esos<br />

planes <strong>de</strong> implementación en los que el patrimonio<br />

cultural pasa a ser la propia gente, <strong>de</strong>terminarán<br />

qué tipo <strong>de</strong> apertura, <strong>de</strong> fronteras culturales si se<br />

quiere, se establecen. Las opciones se mueven<br />

en una banda cuyos extremos están entre<br />

conservarlos abrién<strong>do</strong>los para uso recreacional<br />

<strong>de</strong> las nuevas formas <strong>de</strong> turismo <strong>de</strong> masas<br />

(<strong>de</strong>mocratizar su consumo) y conservarlos con un<br />

uso recreacional <strong>de</strong> un turismo minoritario y capaz<br />

<strong>de</strong> pagar altas sumas (lo protegi<strong>do</strong> para disfrute <strong>de</strong><br />

las elites socio-económicas). Hay que reconocer<br />

que en ambos casos concurren formas <strong>de</strong><br />

apropiación <strong>de</strong>l bien comercializa<strong>do</strong> (el patrimonio<br />

y por extensión la i<strong>de</strong>ntidad), variables también en<br />

gra<strong>do</strong>, para su utilización estética, experiencial y,<br />

en algunos casos, cultural (Urry, 1992), separan<strong>do</strong><br />

los ecosistemas –en senti<strong>do</strong> amplio– <strong>de</strong> la<br />

producción primaria y ligán<strong>do</strong>los directamente<br />

a su consumo como bienes y servicios asocia<strong>do</strong>s 4 .<br />

Paradójicamente se pue<strong>de</strong> observar cómo el sitio<br />

o el hecho patrimonial varía en significa<strong>do</strong> y<br />

expresión <strong>de</strong>pendien<strong>do</strong> <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> turista al que se<br />

toma como objetivo, su cercanía e intereses, sus<br />

expectativas y <strong>de</strong>mandas concretas. Se da por<br />

entendi<strong>do</strong> que la aculturación se producirá siempre<br />

que exista el encuentro 5 entre <strong>do</strong>s culturas y que<br />

ésta será mayor cuanta más presión ejerza una<br />

sobre otra (no exclusivamente por número <strong>de</strong><br />

individuos, sino también por la distancia cultural y<br />

el po<strong>de</strong>r que éstos manifiesten sobre los otros).<br />

Y este proceso en ocasiones se torna irreversible,<br />

con trastornos patrimoniales, con perturbaciones<br />

en las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s colectivas “tradicionales”.<br />

La burbuja se rompe, pero el recurso turístico<br />

pue<strong>de</strong> prevalecer. Es importante plantearse el<br />

<strong>de</strong>recho <strong>de</strong> esos otros, el buen salvaje mo<strong>de</strong>rno,<br />

a utilizarse como recurso turístico, pese a las<br />

transformaciones que espectacularizar su cultura<br />

y entorno puedan tener, para conseguir mejorar<br />

su calidad <strong>de</strong> vida (Santana Talavera, 2004). Se<br />

vulnera así, casi se ofen<strong>de</strong>, tanto el esencialismo<br />

cultural como el conservacionismo a ultranza<br />

porque se priorizan los actores (sujetos <strong>de</strong> la<br />

i<strong>de</strong>ntidad) al patrimonio (objeto <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad),<br />

pero también es posible interpretarlo como una<br />

vuelta <strong>de</strong> tuerca <strong>de</strong> las periferias que ce<strong>de</strong>n a la<br />

presión <strong>de</strong>l Centro, <strong>de</strong> las economías <strong>do</strong>mésticas<br />

que se pliegan a las presiones <strong>de</strong> la economía<br />

global. En cualquier caso, ¿no viene esto a ser una<br />

forma más <strong>de</strong> cambio cultural?<br />

Son los comportamientos, usos al fin y al cabo,<br />

los que podrían <strong>de</strong>gradar y subvertir el patrimonio<br />

cultural, o ensalzarlo a posiciones nunca antes<br />

vistas en la historia <strong>de</strong> la humanidad. Precisamente<br />

por ello existen instituciones <strong>de</strong>dicadas a la<br />

preservación patrimonial, leyes que promulgan

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