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4. Desarrollar en beneficio de las agencias de inteligencia existentes los servicios de interés<br />
común que el CNS determine que puedan ser más eficientes llevados a cabo por la CÍA.<br />
5. Llevar a cabo otras funciones y deberes relacionados con datos de inteligencia que afectan<br />
a la seguridad nacional, como los que puede indicar de tiempo en tiempo el CNS.<br />
El DIC se describe como un hombre con dos sombreros. Primero él es el consejero de<br />
inteligencia principal del Presidente y del CNS y segundo él es el Director de la CÍA. Directivas<br />
formales se dan al DIC a través del CNS mediante documentos provenientes del DIC y<br />
dirigidos a los miembros apropiados de la Comunidad de Inteligencia incluyendo la CÍA. Estos<br />
documentos se llaman Directivas del Director de Inteligencia Central, DDIC. Dentro de la CÍA<br />
estas DDICs están particularizadas en gruesos y cambiantes volúmenes de regulaciones y<br />
otras instrucciones. Hemos estado estudiando entonces las muy extensas DICNS, las más<br />
particularizadas DDICs y las regulaciones específicas de la CÍA. Estos son los documentos que<br />
rigen todo desde la compilación de las operaciones de inteligencia en el extranjero a través de<br />
operaciones políticas, psicológicas, paramilitares, al igual que operaciones de comunicaciones<br />
y trabajos de compilación electrónica de inteligencia.<br />
La documentación y la estructura burocrática muestran claramente que lo que la agencia hace<br />
es seguir órdenes del Presidente y el CNS. La CÍA no toma decisiones sobre política ni actúa<br />
por cuenta propia. Es un instrumento del Presidente.<br />
Hemos examinado también el control del Congreso sobre actividades de inteligencia y de la<br />
CÍA en particular.<br />
El problema yace en el Acta de Seguridad Nacional de 1947 y también en su enmienda al Acta<br />
de la Agencia Central de Inteligencia de 1949. Estas leyes encargaron al DIC la<br />
responsabilidad de proteger las "fuentes y métodos" del aparato de inteligencia de los EE. UU.<br />
y también libraron al DIC y a la Oficina de Presupuesto de tener que rendir cuentas al<br />
Congreso sobre la organización, función, personal y gastos de la CÍA, cuyo presupuesto<br />
permanece oculto dentro de presupuestos de otras agencias ejecutivas. El DIC de hecho<br />
puede gastar en secreto cualquier porcentaje del presupuesto de la CÍA que él determine<br />
necesario, sin ninguna otra autoridad o control que su propia firma; tales gastos libres no deben<br />
ser inspeccionados por el Congreso o la Oficina de Contabilidad General, o en teoría por<br />
cualquier persona fuera de la rama ejecutiva se llaman "fondos sin comprobante".<br />
Mediante la aprobación de estas leyes el Congreso se ha excluido de las actividades de la CÍA,<br />
aunque el DIC informa periódicamente sobre temas de importancia a cuatro pequeños<br />
subcomités. Estos son los subcomités del Senado del Congreso de las Fuerzas Armadas y el<br />
Comité de Apropiaciones. Los discursos de su vocero principal el senador Richard Russell, son<br />
la lectura obligatoria para los JOTS.<br />
En varias ocasiones la autonomía de la CÍA fue amenazada. La Comisión Hoover sobre<br />
actividades de inteligencia dirigida por el General Mark Clark recomendó en 1955 que se<br />
establezca un comité congresional de vigilancia para controlar a la CÍA, al igual que el Comité<br />
Congresional Conjunto sobre energía atómica, vigila la Comisión de Energía Atómica. El<br />
Comité Clark en efecto, no pensaba que los sub-comités de las Fuerzas Armadas y de los