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Fue así como la marcha, el correr, sentarse,
pararse, detenerse, caerse, se convertirían en el
emblema del llamado Proyecto democrático. El
hecho de incluir a cualquier movimiento, incluso
los reflejos que se activan ante situaciones imprevistas,
le permitió al campo de la danza interrogarse
en torno a qué es lo que la constituye.
Vale resaltar, que este rechazo al virtuosismo
no se trató de una supresión del trabajo
propio de la danza, sino que produjo
un corrimiento hacia un estado
de percepción particular, que
también requeriría de un estudio
determinado. Parafraseando
a Arthur Dantó, se podría decir
que la pregunta filosófica sobre
la danza ha salido de la misma
Paula Ortín es
Profesora de Danza
Contemporánea y de
Artes Visuales, Instructora
de Hatha Yoga. Actualmente
se desempeña como docente
de Educación Artística y
coordina talleres de Hatha
Yoga y Técnicas de
movimiento.
danza. Reflexionar acerca de lo que significó
el proceso de desjerarquizazción de la danza,
posibilita la reflexión acerca de un momento, no
sólo en la historia del arte, sino de un instante de
la historia de la humanidad, de las aspiraciones
de toda una generación de jóvenes; ya que
la danza post moderna expresa, también, el
sueño de una sociedad más igualitaria, más
libre y democrática. La reformulación
del arte de la danza realizada por
aquellos artistas innovadores, llenos
de grandes esperanzas, posibilitó
un nuevo entendimiento del arte
del movimiento, que se multiplicó
en tantas facetas como seres
humanos con deseos de hacer
danza haya en el mundo.
Yvonne Rainer:
“Parts of Some Sextets”,
Marzo, 1965. Robert Morris,
Lucinda Childs, Steve Paxton,
Yvonne Rainer, Deborah Hay,
Tony Holder, Sally Gross,
Robert Rauschenberg,
Judith Dunn y Joseph
Schlichter.