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al bailar consiste en suprimir el espacio necesario
para mirarse y propiciar, en cambio, el
contacto directo entre los cuerpos, y que en
la vida social corriente -aludiendo así a
las situaciones convencionales de la
cotidianidad- el comportamiento
predominante ocurre en el sentido
inverso, esto es, en el de
reducir la proximidad de los
cuerpos al mínimo imprescindible
y preservar las distancias
interpersonales a través de la
mediación de la mirada. En el
contexto de la danza, las personas
-muchas veces desconocidas
entre sí- pueden vincularse
según la proxémica a una distancia
íntima4 sin que ello genere malestar
sino, al contrario, sensaciones emparentadas
con el placer y la plenitud.
Mientras que “el ojo óptico preserva la distancia,
hace del objeto un espectáculo y va dando
saltitos de un lugar a otro”5, el ojo háptico6
permanece sobre lo que mira, lo habita; la que
libera es una mirada que toca (que acaricia,
mata), que tiene textura (es dura, melosa, áspera),
temperatura (fría, cálida) y hasta gusto
(mirada dulce, insípida, ácida). De modo que
... advertí que
la tendencia general
al bailar consiste en
suprimir el espacio necesario
para mirarse y propiciar, en
cambio, el contacto directo entre
los cuerpos, y que en la vida
social corriente - el comportamiento
predominante
ocurre en el sentido
inverso, ...
el sentido de la vista no siempre es el sentido
de la distancia.
Es muy común que los profesores de danza
den indicaciones del tipo “no mires el
piso”, “abran la mirada”, “mírense”.
En la distancia necesaria para la
visibilidad, los rostros quedan
expuestos, ya no permanecen
disimulados como cuando la
proximidad del tacto: la mirada
es un contacto a rostro
descubierto, y esto puede repercutir
en el cuerpo volviendo
su movimiento más costoso
y contenido. Es la importante
carga simbólica que el rostro y
la mirada tienen en las sociedades
occidentales, lo que explica en buena
parte que ello suceda así. Además, la mirada
al bailar está desnuda: no tiene palabra
ni función que la acompañe y contrarreste su
gran poder.
Por otro lado, el rostro se halla inscripto en la
cabeza, la cual se encuentra indiscutiblemente
relacionada con la razón y el intelecto por ser
receptáculo del cerebro. Así, la cabeza, que
contiene al rostro y al cerebro, “se desprende
del cuerpo sin que sea necesario decapitarlo”7
Mariel García es
Comunicadora Social
por la UNR. Ha indagado
en el movimiento creativo
del cuerpo a través del
tango y la danza contempóranea
fundamentalmente.
Ph: Fabiana Sylvester