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Ph: Fabiana Sylvester
persona, lo que hay detrás",
registra. Son cuerpos desnudos
que se mueven a gran
velocidad, por momentos en
un tiempo asombroso, furtivo.
"Justamente esa velocidad no
te permite humanizar, cuando
podemos descubrir que hay un
Yo ahí es humano". En ese momento
de su relato Valenzuela recuerda la frase
de Gilles Deleuze "El presente no existe", cuando
uno le está dando lugar ya es pasado, esta obra
es así, todo pasado. Pero en un momento aparece
el texto, que descoloca. Una de las performers
se para, siempre desnuda, frente al público
y lo relata. "Aparece el monólogo, que no decía
nada, para mí era un elemento casi musical, sin
palabras, como significante vacío. Para otros
puede haber sido un momento necesario, que
te mete directamente en los laberintos del Yo".
Él se acercó condicionado a ver la obra, había
leído las críticas más importantes en los medios
nacionales, pero luego confesará que la obra
le "borró todo", porque lo que vió fue "danza en
estado puro", al carecer en su mayor parte de
texto, no está el recurso de la palabra, ya que
el lenguaje es una espacie de máscara que
"Lo que ví
fueron cuerpos deshumanizados,
cuerpos en un
punto pre-humano. Esa deshumanización
la celebro porque te
pone en otro lugar, es la astucia de
la obra. Justamente la búsqueda
de las artes escénicas del siglo
XX ha sido el estado crudo de
no representación, en vez
de la persona, lo que
hay detrás"
oculta, que disfraza, la danza
es algo mucho más libre, no
sujeta a texto. Y la desnudez
de sus performers la señala
como"la aparición de lo real
en el escena rio, como acontecimiento
que descoloca. Están
desnudos no sólo de ropa, lo
genital no para lo velado, sino que
despierta la pregunta: "¿Qué pasa si al
cuerpo lo tratamos sin centro de goce, domesticando
las pulsiones, disciplinándolas? Recuerda
la genitalidad freudiana, que no es sólo un centro
de goce sino que adquiere un significado,
que disciplina entre hombres y mujeres, pone
un orden.
Valenzuela dice que la obra es toda sabiduría,
pero marca dos potentes momentos: su inicio y
su final. En la primera escena aún no hay luz, de
a poco comienza a verse un cuerpo desnudo,
que mueve su pelvis de espaldas, no se sabe su
género. "Es potencia humana pura, ni hombre ni
mujer". Y luego su final, hombres y mujeres frente
al público, de piernas abiertas, siguen desnudos,
ahora mostrando su sexo, poniéndolo a
disposición. "La falta en una forma de exposición
absoluta. Allí la obra puede volver a empezar".
José Luis Valenzuela es Profesor en Matemática y Física en la Universidad Nacional de Salta. MG
en Filosofía de la Ciencia en la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México, D. F.
Ha realizado una vasta tarea docente en el campo universitario y en la actividad teatral
independiente. Ha dirigido más de cuarenta y cinco espectáculos en diversas ciudades
argentinas, varios de los cuales han recibido distinciones en el orden nacional.