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Danza, neuroestética y nuevos caminos
La neurociencia y la psicología cognitiva se
relacionan con los estudios de danza, promueven
investigaciones interdisciplinarias y sugieren
nuevos caminos para entrelazar arte y ciencia.
En la última década, los estudios de neuroestética
se expandieron. Aunque la mayoría de los
estudios aún se relacionan a las artes visuales, la
danza es objeto de investigaciones de procesos
cognitivos y neuronales. Las áreas del conocimiento
como danza, neurociencia y neuroestética
pueden promover beneficios a científicos
y comunidades de artistas (Cross & Ticini, 2011).
Y ¿cómo se define la neuroestética? ¿Cuáles
son las influencias de este estudio en la
danza?La neuroestética es una disciplina bastante
nueva que establece conexiones entre
el arte y las funciones visuales del cerebro (Zeki,
1998; Ramachandran & Hirstein, 1999; Salah &
Salah, 2008; Chatterjee, 2010), se relaciona con
estudios de neurociencia y psicología cognitiva.
Al comienzo, su foco estaba en las artes visuales,
pero ahora sus principios también se asocian a
la danza, la música y la literatura (Chatterjee,
2010).
La definición formal de la neuroestética como
área de investigación surgió en 2002, como un
estudio científico de bases neuronales para la
contemplación y creación de obras de arte
(Nalbantian, 2008). Chatterjee (2010) señala
que Changeux (1994), en su artículo “Art and
Neuroscience”, afirma que la neuroestética es
una disciplina del área de la neurociencia.
Algunos autores (Nalbatian, 2008; Salah & Salah,
2008; Chatterjee, 2010) consideran que
Changeux (1994) y Zeki (1980) son pioneros en
la neuroestética porque realizaron estudios sobre
posibles mecanismos que registran la actividad
cerebral al contemplar una obra de arte.
Otros autores como Ramachandram y Hirstein
(1999) señalan la importancia de los estudios
de Livingstone y Hubel (1987), Allman y Kaas
(1971), Van Essen y Maunsell (1980), así como
Zeki (1980), que identificaron en investigaciones
en cerebros de primates, módulos especializados
relacionados a modalidades visuales como
color, profundidad y movimiento.
Algunos análisis relevantes afirman que el sistema
procesal en el cerebro es un sistema perceptual,
que produce una asincronía perceptual en
la vista. Primero vemos los colores, luego sentimos
la forma, que se ve antes del movimiento
(Livingstone & Hubel, 1988; Zeki, 1998, 1999).
Fatima Wachowicz
Zeki (1998) sugiere que la vista es modular, la estética
visual se relaciona con la especialización
funcional y con la modularidad. Sin embargo, el
autor explica que la percepción de los colores
y del movimiento no sería posible sin el correcto
funcionamiento de las áreas visuales de la
corteza (V5, V4 - ver Zeki, 1990). En este sentido,
Zeki sugiere que pacientes con lesiones en el
área V4 tendrían que admirar el arte fauvista,
mientras que los que tienen lesiones en el área
V5 se deberían ocupar de obras de Tinguely.
Otros autores explican que los atributos visuales
de color, forma y movimiento no estan totalmente
separados en diferentes compartimientos
(Sincich & Horton, 2005; Daw, 2012), sino que
existen otros sectores que se relacionan con la
percepción y la modulariadad de la vista, como
sugirió Zeki unos años antes.
En la organización del sistema visual existen distintos
caminos paralelos unos a otros. Las partes
específicas de las áreas V1, rayas finas de V2,
y partes de V4, se relacionan más con colores.
Hay otras en una pequeña parte de V1, V2 y
diferentes partes de V4 que se asocian a las formas.
Estos caminos no estan totalmente separados,
existen conexiones entre ellos (Daw, 2012).
Zeki (2001) sugiere que el gran potencial de
variabilidad que distingue a los artistas y que les
permite crear obras de arte de estilos diferentes
surge de los procesos neurobiológicos comunes
a los seres humanos. Según este autor, el
concepto de variabilidad es fundamental en
el proceso evolutivo humano. Charles Darwin,
en “El origen de las especies”, explica que el
cerebro es el órgano más variable y de más
rápida evolución. Y el arte es una expresión de
esa variabilidad.
“Si las particularidades de la humanidad se
expresan en obras artísticas, estas son resultado
de la “aún desconocida” variabilidad en
la estructura y funcionamiento de la corteza
cerebral. Es decir, la variabilidad se relaciona
con la forma como experimentamos el arte.”
(Zeki, 2001, pg51)
Algunos autores concuerdan con esta premisa
(Ramachandram & Hirstein, 1999; Zeki, 2001; Gilmore,
2006; Calvo-Merino et al, 2010), y, de esta
manera, creen que la variabilidad se basa en
todo lo que la gente tiene en común. La variabilidad
creativa, que permite que los artistas creen
estilos diferentes, surge en los procesos neurobiológicos
comunes. En el caso de la danza, la ex-