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YOUKALI, 1 página 44 Filosofía y políticacanso o de refugio en <strong>el</strong> que protegerse d<strong>el</strong> dolor de laexistencia.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comEl último nudo práctico donde <strong>el</strong> hilo político entra aformar parte es la economía. La economía engloba todasaqu<strong>el</strong>las actividades implicadas en la producciónsocial de la existencia. En la economía, <strong>el</strong> conflicto seorganiza en torno a la contraposición entre trabajo yjuego. No se organiza entre supervivencia o muerte.Esta es una dicotomía propia d<strong>el</strong> trabajo. La divisiónentre los que sobreviven y los que mueren viene regidapor <strong>el</strong> sistema de trabajo imperante.El trabajo, en su forma más extrema, dirige la actividadproductiva a un resultado según la norma (imposible)de que la actividad no es nada y <strong>el</strong> resultado lo estodo. Es <strong>el</strong> resultado, su mayor o menor adecuación alfin buscado, lo que mide la actividad. Para <strong>el</strong> trabajo,la actividad en sí misma no tiene ningún valor; su valorestá fuera de <strong>el</strong>la, en su fin. Ella es, sin más, un medio,todo en <strong>el</strong>la está supeditado al resultado.El juego, por <strong>el</strong> contrario, supone guiar la actividadproductiva por <strong>el</strong> principio (imposible en <strong>el</strong> capitalismo)de que ésta es tan importante como <strong>el</strong> resultado.Para <strong>el</strong> juego, la actividad es un fin en sí misma y no dalo mismo realizar una actividad de una manera querealizarla de otra, aunque los resultados fueran idénticos.En <strong>el</strong> juego cuenta la satisfacción de los participantes,la alegría o la tristeza que les produce realizarsu actividad. El imposible de la economía se encuentracon <strong>el</strong> imposible d<strong>el</strong> arte. Que esto sea así responde ala historicidad en la que ambos particularmente seencuentran. El arte como invención de la vida coincidecon la actividad plenamente satisfactoria por sí misma.Ni una ni otra son posibles en <strong>el</strong> capitalismo.Además de esta referencia a una actividad que se buscapor sí misma, la idea de juego remite a la de articulacióno a la «disposición con que están unidas doscosas, de suerte que sin separarse puedan tener movimiento»26 . El juego consiste, entonces, en articular <strong>el</strong>presente y <strong>el</strong> futuro de manera que ambos puedantener movimiento, esto es, de modo que <strong>el</strong> movimientod<strong>el</strong> futuro no comporte condenar <strong>el</strong> presente a lainmovilidad, ni vice<strong>ver</strong>sa. El juego es, por <strong>el</strong>lo, unalucha por que la actividad productiva esté cada vezmenos supeditada al resultado y por que, en consecuencia,la actividad sea tenida en cuenta por símisma. El juego es una lucha contra <strong>el</strong> trabajo.Al igual que ocurría en los otros nudos prácticos, laoposición entre trabajo y juego es doble. Se oponen porquebracean hacia extremos contrapuestos, pero tambiénporque <strong>el</strong> conflicto se ve de distinta manera desdecada uno de <strong>el</strong>los. Desde <strong>el</strong> trabajo, <strong>el</strong> juego se ve comoimproductividad: si hay juego entonces no hay productividady si hay productividad no hay juego; <strong>el</strong> juegoes recreativo, entretenido pero no productivo. En laesfera productiva, por tanto, <strong>el</strong> juego es un estorbo. Eltrabajo no puede, sin embargo, ocultar completamentesu dependencia d<strong>el</strong> juego. Sin <strong>el</strong> juego ninguna ejercitacióneficaz sería posible.Desde <strong>el</strong> juego, <strong>el</strong> trabajo es aqu<strong>el</strong>lo a lo que le arrastrala norma de la supervivencia y de la muerte que instituyenlos sistemas de trabajo. Por <strong>el</strong>lo, <strong>el</strong> juego es tambiénuna lucha contra esas normas, esto es, una luchacontra la muerte como norma.La contextura generalIdealismo <strong>ver</strong>sus materialismo, evidencia <strong>ver</strong>sus demostración,expresión <strong>ver</strong>sus invención, identificación<strong>ver</strong>sus entrega, trabajo <strong>ver</strong>sus juego, junto con desigualdad<strong>ver</strong>sus igualdad social, son la contextura d<strong>el</strong>hilo político que teje la práctica humana. Los nudos d<strong>el</strong>a práctica humana se hallan todos <strong>el</strong>los dislocados,son nudos agrietados, nudos que, desde siempre, amenazanruina. Planteado en general, en <strong>el</strong>los disputan lasimplicidad y la complejidad. La simplicidad implica launidad de lo homogéneo. La complejidad, la unión d<strong>el</strong>o heterogéneo. La simplicidad resulta d<strong>el</strong> anh<strong>el</strong>o depureza. La complejidad, d<strong>el</strong> amor por <strong>el</strong> carácter híbridode la realidad. La simplicidad sueña con recogersesobre sí misma, a salvo de los embates d<strong>el</strong> mar. Lacomplejidad quiere salir de sí, ser más, ser tambiénotras cosas, afrontar la tempestad, hacerse tempestad.La simplicidad es la ilusión de los límites estrictos, d<strong>el</strong>caparazón que determina con exactitud dónde empiezoyo y donde acaba <strong>el</strong> mundo, qué soy yo y qué no soy,qué es filosofía y qué no es, qué es política y qué esarte... La complejidad es la disposición hacia los encuentros,<strong>el</strong> esfuerzo por incorporar todas las luchas ala propia de cada práctica, por dar voz a todos los hilosque tejen cada nudo, a las re<strong>ver</strong>beraciones que recorrentodos los afanes y todas las emociones.Y en este sentido nada más lejos de la igualdad socialque la homogeneización de las conductas y la vida. Laigualdad social requiere la heterogeneidad de dispositivosy disposiciones de exclusión de la exclusividadsingularizados en cada coyuntura y capaces de recubrir<strong>el</strong> despliegue de la desigualdad social siempre,igualmente, singular. La igualdad social no hace eco en<strong>el</strong> nudo amoroso con la identificación homogeneizadorade las personas sino con su entrega, con su estarabiertas a las circunstancias variables, a los giros insospechadosy a las necesidades particulares que cada circunstanciavaya haciendo surgir. Y, sobre todo, la igualdadsocial es una lucha contra la identidad colectiva(que modula de manera determinante la identidadpersonal) porque ésta es la fantasmagoría que resu<strong>el</strong>veimaginariamente <strong>el</strong> conflicto entre la igualdad y ladesigualdad sociales. La igualdad social es la defensade la heterogeneidad como principio: de la heterogeneidadde las circunstancias en las que, en cada caso,hay que actuar, y de la manifestación de la heterogeneidadde los principios antagónicos que se disputan laestructuración de las prácticas sociales. La igualdadsocial es la potencia de la multitud, no la soberanía d<strong>el</strong>pueblo 27 .La simplicidad y la complejidad, y esto es importantetenerlo en cuenta, son inseparables. En ambas habita<strong>el</strong> mismo deseo imposible: separarse perfectamente launa de la otra. Sin embargo, su separación es, al mismotiempo, lo que las une. No hay simplicidad sin unacomplejidad de origen a la que continuamente hay queborrar d<strong>el</strong> rostro las arrugas. No hay complejidad sinuna ruptura interminable con la simplicidad. La complejidades lo contrapuesto a la simplicidad y su condiciónde posibilidad. La simplicidad es lo contrapuestoa la complejidad y su condición de posibilidad.En <strong>el</strong> terreno propiamente político, esto no quiere decir,por supuesto, que siempre tenga que haber desigualdadsocial. La igualdad social se puede conseguiren su máximo grado. Pero, si eso se consiguiera, no por<strong>el</strong>lo la desigualdad social dejaría de ser una sombra alacecho contra la que habría que luchar continuamente.Lo que es imposible es que la igualdad social <strong>el</strong>imin<strong>el</strong>a desigualdad hasta <strong>el</strong> punto de que ésta sea incapazde acosar con su regreso. La igualdad social no esla paz d<strong>el</strong> paraíso. El comunismo no es un lugar de <strong>ver</strong>aneo,no es un sitio de descanso, no es <strong>el</strong> fin absolutod<strong>el</strong> conflicto social. Al contrario, <strong>el</strong> comunismo significaque <strong>el</strong> conflicto social se reconoce como <strong>el</strong> principioque organiza la sociedad. O, lo que sería lo mismo, <strong>el</strong>comunismo es <strong>el</strong> reconocimiento social de que la sociedad,como orden, como armonía, como totalidad simple,como ausencia de contradicción o antagonismo, esimposible. El comunismo reconoce, por tanto, que laigualdad tiene que construirse y reconstruirse materialmentecada día y la desigualdad tiene que excluirsee imposibilitarse en la manera que organizamos nuestrasvidas continuamente; y actúa en consecuencia.Los antagonismos que componen <strong>el</strong> hilo político de lasprácticas humanas son al mismo tiempo desacuerdos28 . Lo que está en pugna no es sólo una manera dehacer sino, al mismo tiempo, qué es en cada caso <strong>el</strong> hacer.Lo que está en juego es qué es la filosofía, qué es laciencia, qué es <strong>el</strong> arte, qué es <strong>el</strong> amor, qué es la economíao qué es la política. Son desacuerdos porque, entodos los nudos prácticos, definir <strong>el</strong> nudo es ya definirse,es ya tomar partido, por una u otra opción. El desacuerdogeneral, esto es, las dos opciones generalesque se dan en cada campo, son: a) <strong>el</strong> conflicto es algointrínseco e in<strong>el</strong>udible; b) <strong>el</strong> conflicto, si lo hay, provienede algo exterior que rompe la armonía ilegítimamente.Ahora bien, plantear la cuestión de esta maneraes ya tomar posición. Plantear la cuestión de estamanera tal como yo lo estoy haciendo aquí ahora implicadecidirse por <strong>el</strong> carácter intrínseco d<strong>el</strong> conflicto y,por tanto, en cada caso por la posición donde <strong>el</strong> conflictoes concebido como intrínseco. Es decidirse a favorde la complejidad, d<strong>el</strong> materialismo, de la demostración,de la invención, de la entrega, d<strong>el</strong> juego y de laigualdad social.Y ésta es la razón, en definitiva, que me lleva a defenderque la política no se puede conceptualizar desde ladicotomía <strong>ver</strong>dad/opinión. La dicotomía <strong>ver</strong>dad / opiniónde raigambre platónica se sitúa abiertamente enla posición contraria a la que yo estoy adoptando aquí.Se sitúa d<strong>el</strong> lado de la simplicidad, de la unidad purasólo alterada por intromisiones. La <strong>ver</strong>dad no es otracosa sino ese lugar, supuestamente, invulnerable desdedonde es posible medir todas las vulneraciones, esdecir, todas la opiniones.Badiou, a pesar de intentar traer la tradición idealistaal campo d<strong>el</strong> materialismo, al campo de las singularidades,utiliza un esquema, central en su filosofía, qu<strong>el</strong>e conduce a aliarse con la simplicidad. Y es que no esposible enlazar la «<strong>ver</strong>dad» con la posición que luchapor mantener abierta la fisura d<strong>el</strong> conflicto si no es cerrando,al mismo tiempo, <strong>el</strong> conflicto que esta posiciónmantiene consigo misma. La posición que proclama <strong>el</strong>conflicto como principio de articulación de la prácticahumana mantiene consigo misma un conflicto en tantoque, lo quiera o no, no deja de ser una posición, en tantoque, lo quiera o no, no se sostiene en <strong>el</strong> mar de fuerzasde la ideología sino sobre una decisión que <strong>el</strong>la adoptapor su cuenta y riesgo, o, lo que vienen a ser lo mismo,por una decisión de la que se parte como principio.Considero, entonces, que <strong>el</strong> problema en Badiou se encuentraen no haber dado a la filosofía <strong>el</strong> mismo carácterde apertura d<strong>el</strong> conflicto que ha dado a los procedimientosgenéricos. Esto es, todo parece jugarse en es-ISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comYOUKALI, 1 página 45 Filosofía y política

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