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YOUKALI, 1 página 50 Filosofía (y) políticala finalidad r<strong>el</strong>ativa, o extrínseca, y la finalidad intrínseca[Zweckmäßigkeit]. En esta última haabierto <strong>el</strong> camino al concepto de la vida [Begriff desLebens], a la Idea, y con esa ha <strong>el</strong>evado positivamentea la filosofía por encima de las determinacionesde la reflexión y d<strong>el</strong> mundo r<strong>el</strong>ativo de lametafísica 7 .ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comLo que Heg<strong>el</strong> refuta de la posición kantiana es <strong>el</strong> hechode no colocar <strong>el</strong> único problema realmente filosóficoque consiste en demandarse «cuál de los dos principiostenga <strong>ver</strong>dad en sí y por sí» 8 . Ahora se trata, segúnHeg<strong>el</strong>, de retomar la intuición kantiana y de llevarlahasta sus últimas consecuencias; es decir, se tratade traicionar y al mismo tiempo vol<strong>ver</strong> <strong>ver</strong>dadera laempresa kantiana pensando de nuevo la metafísica comociencia, ya no con la ingenuidad dogmática de unWolff o un Mend<strong>el</strong>ssohn, sino a través d<strong>el</strong> duro ejerciciod<strong>el</strong> trascendental.Una vez establecida la primacía de la finalidad interna,Heg<strong>el</strong> pasa a analizar cada uno de los momentos a travésde los cuales él llega a deducir <strong>el</strong> concepto especulativode la t<strong>el</strong>eología:a) El fin subjetivo. El fin es <strong>el</strong> concepto subjetivo entendidocomo tendencia e impulso a devenir exterior,a ponerse como exterioridad. Hay una analogía,por un lado, con <strong>el</strong> concepto de fuerza, aunquesea una fuerza que se solicita a sí misma hacia la extrinsecación,y por <strong>el</strong> otro, con <strong>el</strong> concepto de causa,aún tratándose de una causa que es causa de símisma o cuyo efecto es de inmediato la causa. El fines un subjetivo y su actividad se dirige contra unaobjetividad exterior: en efecto, frente a él hay unmundo objetivo mecánico y químico al cual se refieresu actividad como a algo ya existente. Así Heg<strong>el</strong>determina la dialéctica d<strong>el</strong> fin: «El movimientod<strong>el</strong> fin puede ahora, por ende, expresarse diciendoque tiende a <strong>el</strong>iminar su presuposición [Voraussetzung],es decir, la inmediación d<strong>el</strong> objeto [Unmitt<strong>el</strong>barkeitdes Objects], y a ponerlo como determinadopor <strong>el</strong> concepto» 9 .b) El medio. En <strong>el</strong> fin viene puesto un interno, y presupuestoun mundo exterior completamente indiferenterespecto a las determinaciones de la finalidad.Dado este cuadro conceptual, Heg<strong>el</strong> muestracomo <strong>el</strong> fin, para ser llevado a término, tiene necesidadde un medio, que es una existencia externaque funciona como término medio. «La finitud d<strong>el</strong>fin -escribe Heg<strong>el</strong>- consiste, pues, en lo siguiente:que su determinar en general es extrínseco a símismo, y por lo tanto su primer determinar, comovimos, se divide en un poner y un presuponer [inein Setzen und in ein Voraussetzen]» 10 . En otraspalabras, Heg<strong>el</strong> subraya <strong>el</strong> hecho de que, en esta r<strong>el</strong>ación,<strong>el</strong> concepto y la objetividad se encuentranconectados en <strong>el</strong> medio sólo de una manera extrínseca,pues tal medio es un objeto mecánico. Sin embargo,<strong>el</strong> medio es absolutamente penetrable al fin, yes susceptible de esta comunicación de sentido sóloen cuanto es idéntico al fin.c) El fin realizado. El fin operante en su medio no debe,entonces, determinar <strong>el</strong> objeto inmediato comoun objeto extrínseco, y éste tiene que fundirse porsí mismo a la unidad d<strong>el</strong> concepto. En otras palabras,la actividad exterior d<strong>el</strong> fin a través d<strong>el</strong> mediodebe superarse: «El comportamiento [Verhalten]negativo de la actividad t<strong>el</strong>eológica frente al objeto,no es, por lo tanto, un comportamiento extrínseco,sino la modificación y <strong>el</strong> traspaso [Veränderungund Übergang] que la objetividad en sí misma realizaen él» 11 .En este contexto, Heg<strong>el</strong> determina la violencia como <strong>el</strong>efecto de la acción d<strong>el</strong> fin sobre <strong>el</strong> objeto a través d<strong>el</strong>medio:El hecho de que <strong>el</strong> fin se refiera inmediatamente aun objeto y lo convierta en medio, como tambiénque determine a otro objeto por medio de éste,puede considerarse como una violencia [kann alsGewalt betrachtet werden], por cuanto <strong>el</strong> fin aparecede muy otra naturaleza con respecto al objeto,y los dos objetos son igualmente totalidades recíprocamenteindependientes. Sin embargo, <strong>el</strong> hechode que <strong>el</strong> fin se ponga en la r<strong>el</strong>ación mediadacon <strong>el</strong> objeto, e interponga entre sí y aquél un otroobjeto, puede considerarse como la astucia de la razón[List der Vernunft]. La finitud de la racionalidadtiene, como se observó, este aspecto, que <strong>el</strong> finse r<strong>el</strong>aciona con la presuposición, es decir, con laexterioridad d<strong>el</strong> objeto 12 .La actividad es entonces la <strong>el</strong>iminación de la aparienciade la exterioridad, sustracción que puede aparecercomo violencia sólo en caso de que se consideren comoalteridades no mediables <strong>el</strong> fin, <strong>el</strong> medio y <strong>el</strong> objeto exteriorsobre <strong>el</strong> que se ejerce <strong>el</strong> fin. En realidad, <strong>el</strong> finrealizado se rev<strong>el</strong>a como <strong>el</strong> punto que comanda la dialécticade estos tres momentos pertenecientes al desarrollod<strong>el</strong> concepto: «El proceso t<strong>el</strong>eológico es unatraducción [Übersetzung] d<strong>el</strong> concepto, que existe demodo distinto como concepto, en la objetividad ; y secomprueba que esta traducción en un otro presupuestoes <strong>el</strong> fundirse d<strong>el</strong> concepto, por medio de sí mismo,consigo mismo» 13 .Así, concluye Heg<strong>el</strong>, «con respecto a la actividad t<strong>el</strong>eológicapuede decirse que en <strong>el</strong>la <strong>el</strong> término es <strong>el</strong> principio,la consecuencia es <strong>el</strong> motivo, <strong>el</strong> efecto es la causa;que <strong>el</strong>la es un devenir de lo acontecido, que en <strong>el</strong>la sólolo que ya existe alcanza a la existencia» 14 , y que por lotanto, como en la dialéctica de la Wechs<strong>el</strong>wirkung, laviolencia no es más que la ilusión de una opacidad queha sido puesta como tal para ser conducida a la transparencia.El fin realizado dirige, desde <strong>el</strong> punto finald<strong>el</strong> proceso, los movimientos d<strong>el</strong> fin subjetivo, d<strong>el</strong> medioy d<strong>el</strong> objeto, sirviéndose de <strong>el</strong>los, como si fueranpeones sobre un tablero de ajedrez, para llevar a términola propia estrategia: la violencia no es otra cosa que<strong>el</strong> efecto óptico de quien observa desde un punto devista limitado (en este sentido, es sintomática la expresiónheg<strong>el</strong>iana «[…] kann als Gewalt betrachtet werden»),de quien mira lo finito sin abarcar la unidad d<strong>el</strong>proceso, que es enteramente permeado por <strong>el</strong> concepto.Si quisiéramos nombrar al sujeto de esta mirada exterior,que comprende la violencia en lo finito sin penetrarla racionalidad global en la que ésta se inserta, podríamosidentificarlo con una facultad, la d<strong>el</strong> int<strong>el</strong>ecto,que fija las finitudes sin penetrar su vital r<strong>el</strong>ación conlo infinito.Sin embargo, hay todavía un punto de la argumentaciónheg<strong>el</strong>iana que debe ser resaltado: la aparición enla escena teórica, justo en <strong>el</strong> momento en que se realizala redefinición d<strong>el</strong> concepto de finalidad, de una expresión,List der Vernunft, que pertenece a otro dominiod<strong>el</strong> sistema, esto es, al espíritu objetivo, a la filosofíade la historia. «Astucia de la razón» es <strong>el</strong> nombreque Heg<strong>el</strong> da, en sus lecciones sobre la filosofía de lahistoria, a la estrategia de la razón en la historia, a sumanera de utilizar los instintos, las pasiones, los deseosy las acciones de los individuos, para realizar supropio plan uni<strong>ver</strong>sal, dejando luego caer a estos mismosindividuos como «cáscaras vacías». Lo que Heg<strong>el</strong>construye en la t<strong>el</strong>eología es la estructura lógico-ontológicade la historicidad, en la cual la violencia, como<strong>ver</strong>emos con más detalle, es siempre ejercida sobreaqu<strong>el</strong>lo que no tiene más realidad, que no tiene másvida, y por eso es <strong>el</strong>iminado como algo inesencial alproceso.4. La violencia en la Filosofía d<strong>el</strong> derechoLa intemporal estructura conceptual de la Gran Lógicacomanda la dialéctica histórica de la violencia. En losPrincipios de filosofía d<strong>el</strong> derecho, la violencia ocupa<strong>el</strong> espacio teórico de un umbral, entre los Estados y lahistoria d<strong>el</strong> mundo 15 : <strong>el</strong>la aparece como Krieg en <strong>el</strong>momento en que Heg<strong>el</strong> se refiere al derecho estatal externo,al definir teóricamente la naturaleza de las r<strong>el</strong>acionesentre los Estados independientes. Los Estadosse encuentran, los unos frente a los otros, en la mismasituación que los hombres en <strong>el</strong> estado de naturalezaconfigurado por Hobbes, con la única diferencia deque no existe ninguna lex naturalis que pueda ser efectivizadapor un poder coercitivo super partes. En otraspalabras, <strong>el</strong> proyecto kantiano de una paz perpetua,asequible gracias a una confederación de Estados concapacidad de regular toda contro<strong>ver</strong>sia, permanecesegún Heg<strong>el</strong> en <strong>el</strong> plano d<strong>el</strong> deber ser: «No hay ningúnpretor entre los Estados -concluye Heg<strong>el</strong>- a lo sumomediadores y árbitros, e incluso esto de un modo contingente,es decir, según la voluntad particular» 16 .En la medida en que las voluntades particulares de losEstados no llegan a un acuerdo, sus contro<strong>ver</strong>sias «sólopueden decidirse por la guerra [Krieg]» 17 . Es claro,sin embargo, que la violencia que se manifiesta en estaforma específica de Wechs<strong>el</strong>wirkung no es accidental,sino que deja trasparecer, a través d<strong>el</strong> camino de la historiad<strong>el</strong> mundo, los resplandores d<strong>el</strong> concepto:En las r<strong>el</strong>aciones entre los Estados, puesto que <strong>el</strong>losestán allí como particulares, se manifiesta en sumayor dimensión <strong>el</strong> juego sumamente movido d<strong>el</strong>a interna particularidad de las pasiones, los intereses,los fines, los talentos y virtudes, la violencia, lainjusticia y <strong>el</strong> vicio, y la contingencia externa; eséste un juego en <strong>el</strong> que la totalidad ética misma, laautonomía de los Estados, está expuesta a la contingencia.Los principios de los espíritus de los pueblosson limitados a causa de la particularidad en laque tienen su realidad objetiva y su autoconcienciacomo individuos existentes. En su r<strong>el</strong>ación recíproca,sus destinos y actos constituyen la manifestaciónde la dialéctica de la finitud de esos espíritus,de la que surge, ilimitado, <strong>el</strong> espíritu uni<strong>ver</strong>sal, <strong>el</strong>espíritu d<strong>el</strong> mundo, que es al mismo tiempo quienejerce sobre <strong>el</strong>los su derecho -y su derecho es <strong>el</strong> derechosupremo- en la historia uni<strong>ver</strong>sal, erigida entribunal uni<strong>ver</strong>sal 18 .ISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comYOUKALI, 1 página 51 Filosofía (y) política

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