YOUKALI, 1 página 54 Filosofía (y) políticamíada acerca d<strong>el</strong> pecado original, que ha contaminadotoda la historia hasta <strong>el</strong> presente, y acerca d<strong>el</strong>a corrupción ignominiosa de todas las leyes naturalesy sociales, por ese poder diabólico [Teuf<strong>el</strong>smacht]:la violencia. Mas la violencia juega tambiénotro pap<strong>el</strong> en la historia, tiene un pap<strong>el</strong> revolucionario[eine revolutionäre Rolle]: es, según lafrase de Marx, la partera de toda vieja sociedad preñadade otra nueva sociedad, es <strong>el</strong> instrumento conayuda d<strong>el</strong> cual <strong>el</strong> movimiento social se abre paso yrompe formas políticas muertas; de todo esto <strong>el</strong>señor Dühring no dice una palabra» 34 .Como en Heg<strong>el</strong>, la violencia es <strong>el</strong> fenómeno de la potencia,de la acción ejercida por aqu<strong>el</strong>lo que es vital sobr<strong>el</strong>o que está muerto y rígido, sobre lo que, aún teniendouna existencia positiva (Realität), ya no tienemás una realidad efectiva (Wirklichkeit) pues se tratade una supervivencia de una época de ahora en ad<strong>el</strong>antesuperada: la violencia en Eng<strong>el</strong>s es la astucia d<strong>el</strong>o económico que destruye <strong>el</strong> poder político cuando éstese opone al desarrollo de las fuerzas productivas, untipo de destrucción cuyo paradigma se encuentra en larevolución francesa. La revolución comunista, repitiendoy radicalizando <strong>el</strong> movimiento de la revoluciónfrancesa, producirá <strong>el</strong> salto de la humanidad d<strong>el</strong> reinode la necesidad al reino de la libertad.6. El rol de la violencia en <strong>el</strong> orden d<strong>el</strong> discursode Heg<strong>el</strong> y de Eng<strong>el</strong>sISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comHemos mostrado como <strong>el</strong> pasaje de la sustancia al sujeto,d<strong>el</strong> reino de la necesidad al reino de la libertad, esposible sólo a condición de que intervenga <strong>el</strong> momentode la violencia. ¿Qué es entonces la violencia? Retomemosbrevemente los resultados obtenidos en nuestroitinerario heg<strong>el</strong>iano: en la Wirklichkeit, es <strong>el</strong> fenómenode la acción de la potencia sobre un presupuestoo alteridad; en la T<strong>el</strong>eología, es <strong>el</strong> efecto de la acciónd<strong>el</strong> fin subjetivo sobre un mundo objetivo a través deun medio. Tal gramática conceptual conduce así al hechode que la aparición histórica de la violencia bajo laforma de Krieg en la W<strong>el</strong>tgeschichte, como acción d<strong>el</strong>Estado dominante sobre los Estados dominados, sea:1) <strong>el</strong> efecto de la acción d<strong>el</strong> concepto, d<strong>el</strong> logos, sobreuna alteridad puesta por él mismo como presupuestonecesario de su acción;2) la ilusión de lo finito producida por la incapacidadd<strong>el</strong> int<strong>el</strong>ecto de captar la totalidad d<strong>el</strong> proceso.La necesidad de la acción violenta sobre la pasividadpresupuesta desmaterializa los efectos de la violencia.La primera aparición d<strong>el</strong> término violencia en la lógicade la esencia pone precisamente <strong>el</strong> ser-siempre-ya d<strong>el</strong>a violencia, su atemporalidad, que hará que cada formade violencia histórica se de como una repeticióndecaída de una acción siempre-ya acontecida. Comosostuvo Ernst Bloch, la violencia en <strong>el</strong> sistema de Heg<strong>el</strong>no es más que la violencia que se estudia sobre lospupitres de las escu<strong>el</strong>as, una violencia que sucedesiempre y jamás sucede, justamente porque la contingenciaque la caracteriza es atravesada por una necesidadsuperior: las cosas que sufren violencia reciben loque les compete en <strong>el</strong> desenvol<strong>ver</strong>se d<strong>el</strong> proceso. Heg<strong>el</strong>no se detiene ni un instante para considerar aqu<strong>el</strong>loque la violencia destruye, aqu<strong>el</strong>lo que es para siemprecanc<strong>el</strong>ado por su acción, porque <strong>el</strong> orden d<strong>el</strong> discursoprohíbe la desesperación frente al abismo d<strong>el</strong> dolor, deuna cruda pérdida no recuperable por la dialéctica d<strong>el</strong>proceso, que la violencia provoca. La violencia es la ilusiónde lo finito, y en <strong>el</strong> fondo no es más que <strong>el</strong> síntomad<strong>el</strong> movimiento por <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> concepto se reapropiade una exterioridad, se ilumina, en otras palabras,un síntoma de la libertad. Lo que es destruido ha sidopuesto para ser destruido, y su destrucción es una experienciaque será conservada a lo largo d<strong>el</strong> camino d<strong>el</strong>espíritu.Ahora bien, si reemplazamos <strong>el</strong> logos por lo económico,si colocamos de nuevo sobre sus pies a la dialécticaque estaba cabeza abajo, nos encontramos con la mismasintaxis en Eng<strong>el</strong>s, sintaxis que produce una seriede efectos de gran r<strong>el</strong>evancia:1) la unidireccionalidad de la violencia, su ser indicadorseguro de la dirección d<strong>el</strong> proceso histórico;2) <strong>el</strong> acontecer puntual de la violencia, su carácter deepifenómeno de un salto de niv<strong>el</strong>;3) su desmaterialización, en tanto <strong>el</strong>la se ejerce sobr<strong>el</strong>o que está muerto y rígido.En las célebres conclusiones de Marx d<strong>el</strong> capítulo 24sobre la «expropiación de los expropiadores» pareceríaser posible reencontrar una sintaxis de este género:El sistema de apropiación capitalista que brota d<strong>el</strong>régimen capitalista de producción, y por tanto lapropiedad privada capitalista, es la primera negaciónde la propiedad privada individual, basadaen <strong>el</strong> propio trabajo. Pero la producción capitalistaengendra, con la fuerza inexorable de un procesonatural, su primera negación. Es la negaciónde la negación. Ésta no restaura la propiedad privadaya destruida, sino una propiedad individualque recoge los progresos de la era capitalista : unapropiedad individual basada en la cooperación yen la posesión colectiva de la tierra y de los mediosde producción producidos por <strong>el</strong> propio trabajo 35 .Aquí la violencia es unidireccional, mostrando con precisiónla dirección d<strong>el</strong> proceso histórico; es puntual, apareciendoen los saltos de niv<strong>el</strong> ; y es desmaterializadapor <strong>el</strong> punto de vista que sabe abarcar la totalidad d<strong>el</strong>proceso en su doble movimiento de negación, que conduced<strong>el</strong> feudalismo al comunismo, de la necesidad ala libertad.6. ¿Dialéctica o arqueología de la violencia?Debemos no obstante preguntarnos si esta dialécticade la violencia, que aparece tanto en <strong>el</strong> concepto de ladoble negación como en la metáfora d<strong>el</strong> parto, constituye<strong>ver</strong>daderamente la estructura filosófica d<strong>el</strong> capítulo24, o si, por <strong>el</strong> contrario, no sería más bien unasuerte de deformación de este capítulo. En un texto de1982 publicado póstumamente, Althusser contrapone,en las obras económicas de Marx, una concepción t<strong>el</strong>eológicay una concepción aleatoria d<strong>el</strong> modo de producción.Sin dudas, la primera se r<strong>el</strong>aciona con unconcepto de violencia comandado por la sintaxis heg<strong>el</strong>iana:<strong>el</strong> modo de producción feudal está grávido d<strong>el</strong>modo de producción capitalista, éste siendo contenidoen germen dentro de aquél (aún Leibniz y <strong>el</strong> preformismo),y la violencia aparece en <strong>el</strong> momento d<strong>el</strong> nacimiento,asiste un nacimiento que de cualquier maneraes inevitable. Pero ¿cuál es <strong>el</strong> concepto de violencia correspondientea la segunda concepción?En <strong>el</strong> primer apartado d<strong>el</strong> capítulo 24, Marx escribe:«La estructura económica de la sociedad capitalistabrotó de la estructura económica de la sociedad feudal.Al disol<strong>ver</strong>se ésta, salieron a la superficie los <strong>el</strong>ementosnecesarios para la formación de aquélla» 36 . La primeraproposición parece reconducible a una lógica t<strong>el</strong>eológicay preformista, pero la segunda se le evade: la disoluciónha liberado <strong>el</strong>ementos que no se encuentranya dados en una combinación necesaria: su combinaciónes aleatoria. Como señala Althusser en un textodactilográfico de 1966, titulado «Sur la genèse»:1) los <strong>el</strong>ementos definidos por Marx se 'combinan',preferiría decir (para traducir <strong>el</strong> término Verbindung),se 'conjugan' constituyendo [en 'prenant']una estructura nueva. Esta estructura no puede serpensada, en su surgimiento, como <strong>el</strong> efecto de unafiliación, sino como <strong>el</strong> efecto de una conjunción. Estanueva Lógica no tiene nada que <strong>ver</strong> con la causalidadlineal de la filiación ni con la causalidad 'dialéctica'heg<strong>el</strong>iana, que no hace más que enunciar en voz altaaqu<strong>el</strong>lo que contiene implícitamente la lógica de lacausalidad lineal. 2) No obstante, cada uno de los<strong>el</strong>ementos que vienen a combinarse en la conjunciónde la nueva estructura (en la especie d<strong>el</strong> capitaldinero acumulado, de las fuerzas de trabajo 'libres',es decir, despojadas de sus instrumentos detrabajo, de las invenciones técnicas) es él mismo,en tanto que tal, un producto, un efecto. Lo que esimportante en la demostración de Marx es que estostres <strong>el</strong>ementos no son los productos contemporáneosde una sola y misma situación: dicho de otramanera, no es <strong>el</strong> modo de producción feudal <strong>el</strong> que,él solo, y por una finalidad providencial, engendraal mismo tiempo los tres <strong>el</strong>ementos necesarios paraque 'prenda' ['prenne'] la nueva estructura. Cadauno de estos <strong>el</strong>ementos tiene su propia 'historia', osu propia genealogía […]: las tres genealogías sonr<strong>el</strong>ativamente independientes. Vemos al propioMarx mostrar que un mismo <strong>el</strong>emento (las fuerzasde trabajo 'libres') puede ser producido como resultadopor genealogías completamente diferentes.Entonces las genealogías de los tres <strong>el</strong>ementos sonindependientes las unas de las otras, e independientes(en su coexistencia, en la coexistencia desus resultados específicos) de la estructura existente(<strong>el</strong> modo de producción feudal). Lo cual excluyecualquier posibilidad de un resurgimiento d<strong>el</strong> mitoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comYOUKALI, 1 página 55 Filosofía (y) política
YOUKALI, 1 página 56 Filosofía (y) políticade la génesis: <strong>el</strong> modo de producción feudal no es<strong>el</strong> 'progenitor' d<strong>el</strong> modo de producción capitalistaen <strong>el</strong> sentido de que <strong>el</strong> segundo estaría, habría estadocontenido 'en germen' en <strong>el</strong> primero 37 .Si leemos <strong>el</strong> capítulo 24 desde esta perspectiva, la violenciapierde los trazos de unidireccionalidad, ocurrenciapuntual e inmaterialidad que la sintaxis filosóficaheg<strong>el</strong>iana le daba -un <strong>ver</strong>dadero viernes santo especulativonecesario en <strong>el</strong> camino conducente hacia <strong>el</strong>espíritu (o hacia <strong>el</strong> comunismo)-, para recuperar lapluralidad de formas, la diseminación y la materialidadde una historicidad no dominada por <strong>el</strong> ritmo deuna esencia, sino de un fundamental policronismo.1) La pluralidad de formas. El término violencia es laforma sumaria y genérica de una pluralidad de procesosreales que van de la conquista a la esclavización,d<strong>el</strong> robo al asesinato 38. No es <strong>el</strong> unívoco indicadordireccional de un proceso de transición de unasociedad a la otra, que sucede a un mismo tiempo entodas partes. Disu<strong>el</strong>ve algunas formas de existenciade la sociedad feudal, liberando <strong>el</strong>ementos que sereunirán dando lugar a la sociedad capitalista, peronunca a través de un mod<strong>el</strong>o de causalidad simple ytransitiva: <strong>el</strong> proletariado inglés (y la localización d<strong>el</strong>proceso ya es una precaución metodológica contracualquier filosofía holística de la violencia) es <strong>el</strong> efectode una pluralidad de causas que de ninguna maneralo contenían anticipadamente (la disolución d<strong>el</strong>as huestes feudales, <strong>el</strong> cercado de las tierras comunalespara <strong>el</strong> pastoreo de ovejas, <strong>el</strong> robo de bieneseclesiásticos como resultado de la Reforma, <strong>el</strong> clearingof estates, es decir, la expulsión de los arrendatariosde las grandes propiedades), cada una de lascuales debe ser analizada en su temporalidad específica(por ejemplo, en la diferencia entre la r<strong>el</strong>ativaISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.cominstantaneidad d<strong>el</strong> robo de bienes eclesiásticos y d<strong>el</strong>clearing of estates en la Alta Escocia y en Irlanda, y<strong>el</strong> proceso de larga duración constituido por la expropiaciónde las tierras comunales, que se extendióentre los siglos XV y XVIII, aunque modificándosesu naturaleza (de estar constituida por «actos deviolencia individual «, al hecho de que la «ley se convierteen vehículo de [la] depredación»39). De estamanera, la violencia adquiere un sentido solamenteen una historia hecha en futuro anterior, ex post, enla que la fluctuación que ha precedido la conjunciónes aprisionada en un tiempo lineal y t<strong>el</strong>eológico.2) La diseminación. La violencia no es, de forma alguna,puntual, no aparece para señalar <strong>el</strong> salto de niv<strong>el</strong>es,sino que actúa de un modo diseminado en distintosniv<strong>el</strong>es, en la separación violenta de los productoresy de sus medios de producción (según modalidadesy temporalidades diferentes, como dijimos), enlas «leyes grotescamente terroristas» contra <strong>el</strong> vagabundajeque inducen la disciplina necesaria al «sistemad<strong>el</strong> trabajo asalariado» 40 producto de esta separación,y, en fin, en la legislación «para 'regular' los salarios,es decir, para sujetarlos dentro de los límitesque convienen a los fabricantes de plusvalía, y paraalargar la jornada de trabajo y mantener al mismoobrero en <strong>el</strong> grado normal de subordinación» 41 . Peroesta pluralidad de niv<strong>el</strong>es no constituye una Stufenfolge,una serie de grados sucesivos cinc<strong>el</strong>ada porla violencia, sino más bien un entr<strong>el</strong>azamiento complejo,en <strong>el</strong> que la violencia produce algunas vecesefectos previstos, otras veces efectos inesperados, yotras veces, incluso, una cruda pérdida, sin efectoalguno.3) La materialidad. Desde esta perspectiva, la violenciarecupera toda su densa materialidad, tornándosede nuevo visibles en los cuerpos los dolores d<strong>el</strong> hambre,de la pobreza, d<strong>el</strong> cauti<strong>ver</strong>io, d<strong>el</strong> disciplinamiento,de la fatiga. Ya no se trata d<strong>el</strong> ilusorio epifenómenode un proceso histórico que barre con lo que yaestá muerto, sino de la textura plural y omniabarcadorade la génesis y de la estructura d<strong>el</strong> modo de produccióncapitalista (sin que, obviamente, la lógica d<strong>el</strong>a violencia de la estructura sea pensada como t<strong>el</strong>osde la violencia de la génesis). No se trata, entonces,de una dialéctica de la violencia, sino más bien deuna arqueología de la violencia, capaz de individualizar<strong>el</strong> dolor infligido a cada cuerpo singular en lacompleja estratificación y diferenciación de las violenciashistóricamente determinadas. De ahí que laspáginas d<strong>el</strong> capítulo 24 evoquen «las casas de loscampesinos y las viviendas de los obreros [...] violentamentearrasadas o entregadas a la ruina» en <strong>el</strong>proceso de transformación de las tierras en camposde pastoreo 42 , «la persecución contra los conventos,etc., [que] lanzó a sus moradores a las filas d<strong>el</strong> proletariado»43 , <strong>el</strong> colosal «saqueo de los terrenos de dominiopúblico» 44 , los Bills for inclosures, o sea «lapropia ley» como «vehículo de [la] depredación d<strong>el</strong>os bienes d<strong>el</strong> pueblo» 45 , <strong>el</strong> clearing of estates, estoes, la «limpieza de fincas, que en realidad consistíaen barrer de <strong>el</strong>las a los hombres» 46 ; y todavía más,la legislación sanguinaria orientada al vagabundaje,contra una gran masa de hombres transformada en«mendigos, salteadores y vagabundos», <strong>el</strong> látigo, lascadenas, la prisión, <strong>el</strong> hierro candente sobre la carne,<strong>el</strong> corte de las orejas, las leyes penales de excepcióncontra las coaliciones de operarios, la barbarie y laatrocidad d<strong>el</strong> sistema colonial, <strong>el</strong> rapto de hombres,las hambrunas provocadas por la especulación, <strong>el</strong>asesinato, la rapiña, la recompensa por la cabeza dehombres, mujeres y niños.Y estas páginas reenvían a otras páginas extraordinarias,aqu<strong>el</strong>las d<strong>el</strong> capítulo 8 sobre la jornada laboral,donde la violencia se manifiesta como prolongaciónindefinida d<strong>el</strong> tiempo de trabajo diario, como reducciónde las pausas para comer y descansar, como imposiciónd<strong>el</strong> trabajo nocturno y d<strong>el</strong> sistema de turnos,en sus formas más extremas, e incluso, increíbles (niñosdebiendo trabajar por varios turnos consecutivos):Marx vu<strong>el</strong>ve casi tangible la fatiga inhumana impuestapor <strong>el</strong> proceso de producción a los cuerpos de loshombres, o peor aún, de los niños, fatiga inhumanaque provoca sufrimientos físicos y psíquicos, causandocon frecuencia enfermedades y muerte.Arqueología de la violencia, hemos dicho: arqueologíacapaz de mostrar como la violencia puede producirefectos históricos (y también no producirlos), peronunca ornamentarse con los títulos de nobleza d<strong>el</strong>Sentido de la historia. Como ha escrito Benjamin en lamás b<strong>el</strong>la de sus Tesis sobre la historia, «no existe testimoniode cultura que no sea, al mismo tiempo, testimoniode barbarie» [Es ist niemals ein Dokument derKultur, ohne zugleich ein solches der Barbarei zusein]» 47 . Pero entonces, ¿qué podríamos deducir deesta arqueología en <strong>el</strong> plano de un discurso político sobr<strong>el</strong>a violencia? La política no puede ser incorporadaen una filosofía de la historia como su resultado necesario,pero tampoco puede ser pensada como la irrupciónmesiánica de la eternidad en un tiempo desprovistode cualidades. Cualquier secularización de los dosgrandes mod<strong>el</strong>os de la temporalidad cristiana -<strong>el</strong> dePablo, según <strong>el</strong> cual Dios vendrá «como un ladrón enla noche» 48 , y <strong>el</strong> de Gioacchino da Fiore, que divide lalínea d<strong>el</strong> tiempo en tres épocas sucesivas de la humanidad49 - debe entonces ser rechazada. La política esintervención en la coyuntura, intervención en un horizontedominado por una temporalidad plural, cuyo entramadoa veces ofrece a la virtud una «milagrosa ocasión»,mientras que otras veces la vu<strong>el</strong>ve totalmenteineficaz. Esta intervención ha de ser pensada según <strong>el</strong>mod<strong>el</strong>o maquiav<strong>el</strong>iano d<strong>el</strong> centauro, mitad hombre ymitad bestia, lo cual significa que la intervención políticano puede <strong>el</strong>udir la cuestión de la violencia, justamentepor <strong>el</strong> hecho de que <strong>el</strong> orden socio-político existentees siempre-ya violento y, sin embargo, no puedetampoco aliviar a la violencia d<strong>el</strong> peso d<strong>el</strong> dolor queprovoca <strong>el</strong> no tener garantías sobre su sentido.1 K. Marx, Das Kapital, Erster Band, en Marx Eng<strong>el</strong>s Werke, Band 23, Berlin, Dietz Verlag, 1986, p. 779, trad. esp. de WenceslaoRoces, México, Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 639.2 Die philosophischen Schriften von G.W. Leibniz, hrsg. von C.I Gerhardt, Hildesheim, Georg Olms, 1960, Bd. 6, p. 610.3 Ibid, p. 604.4 G.W.F. Heg<strong>el</strong>, Wissenschaft der Logik, Erster Teil [Die objektive Logik (1812/1813), herausgegeben von F. Hogemann und W.Jaeschke, in Gesamm<strong>el</strong>te Werke, Band 11, pp. 405-406, trad. esp. de Augusta y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires, Solar/Hachette,1974, p. 502.5 Ibid., p. 406, trad. esp. cit., p. 503.6 Ibid., p. 406, trad. esp. cit., 503.7 G.W.F. Heg<strong>el</strong>, Wissenschaft der Logik, zweiter Band «Die subjektive Logik», herausgegeben von F. Hogemann und W.Jaeschke, in Gesamm<strong>el</strong>te Werke, Band XII, 1981, trad. esp. cit., p. 650.8 Ibid., p. 158, trad. esp. cit., p. 651.9 G.W.F. Heg<strong>el</strong>, Wissenschaft der Logik, zweiter Band «Die subjektive Logik», herausgegeben von F. Hogemann und W.Jaeschke, in Gesamm<strong>el</strong>te Werke, Band XII, 1981, p. 161, trad. esp. cit., p. 654.10 Ibid., p. 162, trad. esp. cit., p. 655.11 Ibid., p. 165, trad. esp. cit., p. 657.ISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comYOUKALI, 1 página 57 Filosofía (y) política
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