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YOUKALI, 1 página 84 una no-polémicaCreo que para todos aqu<strong>el</strong>los decididos a pensar la crítica literaria fuera d<strong>el</strong> campo d<strong>el</strong> positivismo másgrosero, de la tautología y d<strong>el</strong> principio de autoridad, la propuesta de López Merino se torna, cuandomenos, risible.Pero la cosa no queda aquí: “La poesía de Wolfe es desarraigada y realista pero más allá de laModernidad. A esto la mayoría de los críticos lo llaman posmodernismo (López Merino, 2006:2)”. Sihan entendido algo, escríbanme para contárm<strong>el</strong>o. Vamos por partes: más arriba se ha definido la poesíadesarraigada como la que encaraba <strong>el</strong> conflicto moderno; bien, ahora hay que suponer que se refería alconflicto que lastra todo <strong>el</strong> proyecto de la Modernidad,es decir, a algo que López Merinono explica pero que podríamos resumir comola tensión entre los dos imaginarios “nuclearescuya lucha ha definido al Occidente moderno:la expansión ilimitada d<strong>el</strong> pseudodominiopseudoracional y <strong>el</strong> proyecto de autonomía;la primera parece triunfar en todalínea, mientras que la segunda parece sufrirun prolongado eclipse. La población se hundeen la privatización, abandonando <strong>el</strong> ámbitode lo público a las oligarquías burocráticas,empresariales y financieras. Surge unnuevo tipo antropológico de individuo definidopor su avidez, frustración y conformismogeneralizado (lo que en la esfera cultural sedenomina pomposamente posmodernidad) (Castoriadis, 1989)”. Así definidos los sujetos adscritos a laesfera cultural posmoderna, en tanto productores al servicio de su imaginario, serán los encargados, tambiéndesde la literatura, de asumir y no dudar en c<strong>el</strong>ebrar, cantar o escribir poemas a todo aqu<strong>el</strong>lo quecreen natural y no exigencia, no fruto, de las nuevas tensiones a las que la ideología burguesa somete alcuerpo social. Ellos serán los encargados de alejar a los ciudadanos de los asuntos públicos, persuadiéndolesde la inutilidad de su participación, c<strong>el</strong>ebrando la heteronomía, la pasividad y la reclusión sobre <strong>el</strong>ámbito de lo privado y tratando de producir <strong>el</strong> espejismo, grandioso y vacío, d<strong>el</strong> dominio de clase resu<strong>el</strong>toa base de chismes, cinismo, conformismo, irresponsabilidad y despreocupación por <strong>el</strong> estado de cosasexistentes.Esta temática tiene, claro está, sus jalones. Vamos a sintetizar cuáles son –en <strong>el</strong> campo literario posmoderno–los parámetros que se manejan hoy a la hora de encarar la producción de textos:La atomización social vista como algo positivo para que pueda emerger <strong>el</strong> individuo, máximo bien al quepuede aspirar cualquier sujeto (ya lo dice la publicidad: sé tu mismo, bebe pepsi-cola).Obsolescencia moral o sencillamente amoral (que se mueran los feos, que no quede ni uno).Sin memoria ni proyecto de clase.Ensimismados sociales (más allá de los suplementos culturales de la prensa burguesa donde se hable de<strong>el</strong>los) que transmiten la ilusión de autenticidad necesaria para la vida inauténtica espectacular.Y, finalmente, indiferentes ante la destrucción de toda la biosfera y a la situación de opresión, explotacióny degradación social que se vive bajo <strong>el</strong> imperio d<strong>el</strong> tardocapitalismo.Realmente, son muy pocos autores los que siguen defendiendo <strong>el</strong> proyecto de la Modernidad, donde seincubaron logros tan admirables como la pasión por la democracia, la libertad y los asuntos comunes. Noobstante, otros seguimos ahí, intentado no ceder ni a la hipnosis (Jorge Riechmann), ni a la codeinización(Enrique Falcón), creyendo en la posibilidad de la construcción revolucionaria de una sociedadISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comdemocrática, autónoma, consciente de la necesaria gestión integral de los recursos planetarios y d<strong>el</strong> controlde la tecnología y de la producción puestas al servicio de una vida frugal y autolimitada.Queda claro pues que decir “La poesía de Wolfe es desarraigada y realista pero más allá de laModernidad. A esto la mayoría de los críticos lo llaman posmodernismo (López Merino, 2006:2)”,incluye un contrasentido de primer orden pues todas las escrituras posmodernas se caracterizan, antetodo, por la ausencia d<strong>el</strong> conflicto en términos modernos o, en cualquier caso, su conflicto estriba en estarpuestas al servicio de la ideología dominante, ideología a la que sancionan desde <strong>el</strong> conflicto contra losvalores de la Modernidad. Que a esta poesía López Merino la llame (parece que <strong>el</strong> único criterio quemaneja es de carácter personal, de gusto, algo también absolutamente posmoderno) neorralista, nosimporta tanto como si la llamara supercalifragilisticuespialidosa. ¿Qué más dará un ap<strong>el</strong>ativo u otromientras se mantiene imperturbada su forma-mercancía?Pero sigamos: con <strong>el</strong> trabajo d<strong>el</strong> estudioso Alfredo Saldaña, que “es quien mejor ha explicado esta característicawolfiana: La condena d<strong>el</strong> proyecto de la modernidad (López Merino, 2006:2)”, pudiera parecerque llegamos a un islote de coherencia después de un océano de tortura y derivas conceptuales. Nonos hagamos ilusiones: Saldaña, en una nueva confusión, llama moderno al proyecto posmoderno y,aunque la esencia de algunos de los postulados de éste quedan claros para <strong>el</strong> cada vez más perplejo lector(fin de la historia y de los grandes r<strong>el</strong>atos, muerte de Dios –sic- y de las ideologías), nos presenta aR.W. como un productor de textos que ha dejado atrás esas preocupaciones, cosa que no es cierta, puessus textos son productos de la ideología burguesa en su facción neoliberal y ultraconservadora, y ésa esla ideología que habla de la muerte de todas las demás, como tampoco ha perdido de vista <strong>el</strong> tipo de sujetoque debe construirse desde esa ideología, –repetimos: burguesa en su facción neoliberal y ultraconservadora:“<strong>el</strong> genio aislado, libre, poseedor de su propia razón, su propia alma, su propio gusto y susnormas (Rodríguez, 2001:22)”.Así nos lo confirman machaconamente desde <strong>el</strong> propio R.W., pasando por Jordi Gracia, Alfredo Saldaña,Juan Migu<strong>el</strong> López Merino y varios otros “estudiosos” a lo largo de las 36 páginas de fárrago que componen<strong>el</strong> texto matriz citado. “Los clásicos están bien pero siempre he pensado que unas cuantas lecturasclave, pero bien escogidas y asimiladas, son suficientes para dar a luz un genio si hay madera(Roger Wolfe, Carta inédita, 7-VI-1996 en López Merino, 2006:36)””sí puedo sentirme próximo a VanGogh, a Toulouse-Lautrec (entrevista de A. Piquero, 2004)”. ¿Habrá algo más triste que la idea de genioque ha labrado la ideología burguesa? El genio es, en última instancia, la expresión más acabada d<strong>el</strong> tipode sujeto que persiguen construir las r<strong>el</strong>aciones de producción capitalista. No hay sujeto más apreciadoy explotado que él. En ninguno como en él se cumple <strong>el</strong> axioma básico de todo <strong>el</strong> capitalismo: la transformaciónmás radical d<strong>el</strong> trabajo humano en plus valía. Los genios de R.W., como Van Gogh oToulouse-Lautrec, son las encarnaciones de la visión neoliberal d<strong>el</strong> artista productor de obras de Arte,individuos que aguardaron cola en <strong>el</strong> ejercito de reserva de los productores de capital simbólico para integrarse–neutralizados, descontextualizados y asimilados– en un mercado que habría de engordar con<strong>el</strong>los (¡y desde la caja de un banco!) los objetos y la historia d<strong>el</strong> espectáculo. ¿A esto es a lo que queremosaspirar con nuestro trabajo?Pero continuemos analizando nuevos retazos sobre la figura de R.W. y <strong>el</strong> realismo sucio: “La propuestaliteraria de R.W.... sus temas se hallan vinculados a sus propias experiencias en la vida e ignoran loslugares comunes... al margen de cualquier mod<strong>el</strong>o estético, ideológico, político o social dominante... querigen nuestro comportamiento en <strong>el</strong> mundo (Saldaña, 1996:265-267)”. Desgraciadamente, la propuestade Saldaña, López Merino, etc., sólo cuadraría al famoso poeta marciano que, aterrizando en su platillovolador, decidiera incorporarse a la comunidad poética. Tan sólo de él podríamos decir semejantescosas, puesto que <strong>el</strong> resto de los terrícolas poetas, en cuanto seres sociales, seguiríamos escribiendo sinISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comYOUKALI, 1 página 85 una no-polémica

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