11.07.2015 Views

Denevi, Marco - Ceremonia secreta

Denevi, Marco - Ceremonia secreta

Denevi, Marco - Ceremonia secreta

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Marco</strong> <strong>Denevi</strong>39<strong>Ceremonia</strong> <strong>secreta</strong>—Encarnación: ¿A causa de Jan? Lo mismo pasó con Belena.—Anabelí: Fíjense que ni siquiera me avisaron que Guirlanda había muerto.—Encarnación: Como a Belena.—Mercedes: Belena se enteró por los diarios.—Anabelí: Cierto que yo vivía en Córdoba. Pero de todos modos Cecilia conocíami dirección; pudo mandarme una tarjeta, avisándome. Digan que tuve que venira Buenos Aires. Porque como quedé viuda...—Encarnación: Ay, caramba. La acompaño en el sentimiento.—Mercedes: La acompaño en el sentimiento.—Anabelí: Muchas gracias. Muchas gracias. Como quedé viuda hace cincoaños, decidí mudarme a la Capital. Y naturalmente, después de tanto tiempo, yo nosoy rencorosa, lo primero que hice fue ir a lo de Guirlanda. Y me encuentro con quehabía muerto.—Encarnación: No se imagina lo que sufrió, pobre Guirlanda. No sé si Cecilia lehabrá contado.—Anabelí: Muy poco.—Encarnación: Murió de cáncer. Los últimos tres años los pasó encerrada enaquella casa. No quería recibir a nadie, ni a nosotras, con eso le digo todo. Ni al médico.Despidió hasta a las sirvientas. Decía que querían envenenarla.—Anabelí: ¿Y quién la atendía?—Mercedes: Cecilia.—Encarnación: Cecilia. Le hacía de enfermera, de cocinera, de mucama, de todo.No podía dejarla sola ni un minuto, porque al volver la encontraba deshecha enlágrimas y gritando que se moría. Se tiene ganado el cielo esa chica, créamelo.—Anabelí: ¿Y Cecilia sabía que su madre...?—Encarnación: Cómo no iba a saberlo. Y por eso se consagró a endulzar los últimosaños de Guirlanda con una abnegación que a ésta y a mí nos arrancaba lágrimas.—Anabelí: Hasta que se murió.—Mercedes: Hasta que se murió, pobre Guirlanda.—Anabelí: Casi fue una liberación para las dos.—Encarnación: Sí, pero de todos modos representó un golpe terrible para Cecilia.Adoraba a la madre. Me acuerdo la noche del velorio. Estaba allí, junto al cajón,con una cara que daba miedo. Para mí que desde entonces empezó a trastornarse. Lediré que al velorio no asistimos más que ésta y yo. Porque amigos no tenían, ustedsabrá qué raro era Jan, con sus manías, las ciencias ocultas, los rosacruces. Y en cuantoa Guirlanda, no digamos. Y los pocos que tenían, con el encierro y las rarezas deGuirlanda se alejaron. Únicamente nosotras dos les permanecimos fieles. Parientes,estaba usted...—Anabelí: En Córdoba, sin enterarme de nada.—Encarnación: Y estaba Belena. Nunca imaginamos que Belena vendría al veloriode su mortal enemiga.—Anabelí: Pero vino.—Encarnación: Vino. Yo, cuando la vi aparecer, me quedé muda.—Anabelí: ¿Y cómo está, Belena?—Encarnación: Siempre tan hermosa, tan distinguida...—Mercedes: Dirán lo que dirán de Belena, pero...—Encarnación: ¡Mercedes! Lo que pasa es que Belena es una mujer demasiado

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!