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Pliego de tapa - Lavaca

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NUESTRA HIPÓTESIS 25Pero el cuerpo social es sabio: todo virus <strong>de</strong>sarrolla también sus propiosanticuerpos.Un ejemplo paradigmático <strong>de</strong> la distancia que trazan los medios comerciales<strong>de</strong> comunicación entre la realidad y la ficción que construyen (y <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n)es el caso <strong>de</strong> los Juicios por la Verdad que se llevan a cabo en varios tribunalesargentinos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong> los 90 hasta nuestrtos días. Luego <strong>de</strong> sancionadaslas leyes <strong>de</strong> Punto Final y Obediencia Debida, diferentes organizaciones<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos humanos plantearon ante los estrados que el Estado <strong>de</strong>bíagarantizar un <strong>de</strong>recho fundamental y <strong>de</strong> mayor jerarquía: el <strong>de</strong>recho a la verdad.La persistencia en el tiempo <strong>de</strong> este reclamo posibilitó que se tramitaranestos juicios que no tienen ninguna capacidad punitiva (no sancionanlos <strong>de</strong>litos que allí se exponen) sino reveladora. Las audiencias son por esopúblicas y obligan a los magistrados a cumplir con todos los requerimientosprevistos en un juicio ordinario: los fiscales acusan, los <strong>de</strong>fensores, <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n;los imputados tienen la obligación <strong>de</strong> <strong>de</strong>clarar y las víctimas, <strong>de</strong> narraren voz alta sus pa<strong>de</strong>cimientos. Ningún medio comercial <strong>de</strong> comunicaciónregistró nada <strong>de</strong> todo esto, con la excepción <strong>de</strong> <strong>de</strong>senlaces trágicos (como elinfarto y la posterior muerte que le provocó a uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>nunciadosenfrentarse, luego <strong>de</strong> casi 25 años, con la víctima que lo acusaba) lo cual losobligó a resumir en pocas líneas el contexto en el cual se había producido elhecho. La verdad, toda la verdad que en esos juicios se revelaba, fue visiblesólo para los pocos asistentes a cada sesión <strong>de</strong>l tribunal, generalmente personasa quienes el silencio social había convertido en víctimas. Ese “yo nosabía” colectivo se repitió así una vez más, infinitamente, con una operaciónmediática que intentaba vaciar <strong>de</strong> sentido una frase dramática: nunca más.Su antídoto se cultivó en las calles, cuando una nueva generación –la<strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>saparecidos– creó una herramienta po<strong>de</strong>rosa: el escrache.Una mezcla <strong>de</strong> lenguajes –el arte, la murga, el stencil, la movilización,la radio abierta, el aerosol, la proclama política y todos los etcéteras quefueron capaces <strong>de</strong> imaginar– con la que escribieron en la calle aquello queno podían comunicar <strong>de</strong> otra manera, pero que tenía la fuerza ineludible<strong>de</strong> la verdad.“Si no hay justicia, hay escrache.”Esto es: si las instituciones conspiraban para sostener la red <strong>de</strong> impunidad,esa negación <strong>de</strong> la memoria <strong>de</strong>bía combatirse con aquello que lamemoria tiene <strong>de</strong> po<strong>de</strong>roso: la persistencia. Escrache se transformó así enuna palabra con alma y en una herramienta <strong>de</strong> comunicación social quetrascendió todas las fronteras al crear un símbolo universal.En su libro Ser, verdad, acción, el filósofo Ernst Tugendhat 19 cita a Habermas19 Tugendhat es filósofo; nació en la República Checa, emigró a Suiza y luego a Venezuela. Fue profesor <strong>de</strong>importantes universida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Europa y América Latina.

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