Cinematografíarastros arquetípicos ya encontrados.Anteriormente hemos dicho que losmitos son narraciones que se sustentanen escenarios tipo o arquetipos, creando<strong>de</strong> la misma manera mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os ejemplaresque permanecen en el gran tiempo <strong>de</strong>su obra y permiten ser ese puente <strong>de</strong>s<strong>de</strong>el cual habitar el universo configurado<strong><strong>de</strong>l</strong> autor.Ya lo sabía <strong>de</strong>scribir muy bien MirceaElia<strong>de</strong>, cuando vaticinaba: “El mito esontofanía” (1991, p. 17), es una plenamanifestación <strong><strong>de</strong>l</strong> ser que “nos revela loque existe y lo que es” (1991, p. 17). Poresa misma razón es que este apartadono ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> llamarse mitologías,porque no se trata <strong>de</strong> eliminarlas; porel contrario, se trata es <strong>de</strong> visualizaresos dramas existentes que permitensituarnos. Estos abren sus brazos a laontofanía <strong>de</strong> la obra, simplemente <strong>como</strong>una forma mucho más cercana y humil<strong>de</strong><strong>de</strong> revelar un universo propio en Lynch.Pero dicha ontofanía no se revela encolectivo, es <strong>de</strong>cir, no se preten<strong>de</strong> explicarlos relatos <strong>de</strong> los mitos, porquerevelando los dramas acce<strong>de</strong>mos a unamanera <strong>de</strong> estar en su mundo, pero que<strong>como</strong> bien lo enuncia Campbell, el pasofinal <strong>de</strong>be darlo cada uno en su propiaexperiencia silenciosa.La autopista perdidaUn hombre se levanta <strong>de</strong> su cama, hasoñado algo y eso es una buena señal.Significa que está vivo. Las piernas lodirigen hacia la ventana, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong>avizora la carretera. Está oscuro yllueve a cántaros; allá afuera el autoajustado al pórtico espera. El hombrerecoge su chaqueta <strong>de</strong> cuero <strong><strong>de</strong>l</strong> sueloy cada peldaño que avanza hacia elprimer piso <strong>de</strong> su casa, convoca unfuerte trueno que adorna con música elmomento. Abre la puerta, las bisagrashacen un ruido espantoso, últimamenteno ha salido mucho. Sus oídos magnificanel sonido <strong>de</strong> la lluvia cayendo sobrela ropa, ¡touch! ¡touch!, la portezuela<strong><strong>de</strong>l</strong> auto rompe la armonía <strong><strong>de</strong>l</strong> goteo.Encien<strong>de</strong> el auto y arranca muy <strong>de</strong>spacio;juega un poco con las luces queiluminan más cerca o más lejos la líneaamarilla que ubica el camino, altas,bajas, altas, bajas. Instintivamente supie acelera. Cada vez más rápido elhombre recorre el camino sin pensarcómo acabarlo, cómo terminará, ¡esoya lo sabe! Recorre la autopista preguntándosepor cómo volver a empezarlo,por cómo afrontarlo la próxima vez quecomience <strong>de</strong> nuevo y <strong>de</strong>spierte en sucasa. Es <strong>de</strong> madrugada y el sol se atisba,la carretera atraviesa el horizontey se pier<strong>de</strong> al igual que el hombre. Elmito <strong>de</strong> la autopista perdida circula conempeño la obra <strong>de</strong> Lynch, es uno <strong><strong>de</strong>l</strong>os principales referentes a la hora <strong>de</strong>conocer y enten<strong>de</strong>r su universo.La colisión <strong>de</strong> los mundosNo se sabe si es <strong>de</strong> día o <strong>de</strong> noche. En elespacio, el tiempo es diferente, jamásanochece y jamás amanece, sólo estánahí las estrellas corrientes, los viejosplanetas y uno que otro fragmento estelar.El gastado tiempo <strong><strong>de</strong>l</strong> espacio halogrado acercar las órbitas y el universocontraído se cerca misteriosamente. Lasórbitas continúan siendo concéntricasy los anillos, aunque en distinto planoespacial, golpean sus bor<strong>de</strong>s. El día eterno,sin principio ni fin, es testigo <strong>de</strong> lacolisión <strong>de</strong> los orbes. Los mundos ahoragravitan transgrediéndose el uno al otro.Se vacían casi <strong>como</strong> manchas surrealesen la pintura <strong><strong>de</strong>l</strong> universo, exudan susvergüenzas, comparten sus temores yfugan sus sueños. En el sistema solarlyncheano los mundos poseen entre ellosla distancia suficiente tanto para girar52 <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> <strong>Manizales</strong>
Arquetipos y mitos...individualmente, <strong>como</strong> para saltar <strong>de</strong>una atmósfera a otra y rotar juntos sobreel mismo eje. Nuestros mundos propioscolisionan <strong>de</strong> la misma manera <strong>como</strong> tumano izquierda sabe exactamente lo quehace tu <strong>de</strong>recha.El hogar <strong>de</strong>formado,imperfectoFilo <strong>de</strong> PalabraLuego <strong><strong>de</strong>l</strong> colegio y <strong>de</strong> camino a casa megustaba recoger pedacitos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra.Después los pulía y fabricaba con ellosla estructura y el techo <strong>de</strong> una casitaen miniatura. Luego <strong><strong>de</strong>l</strong> colegio y <strong>de</strong>camino a casa recogía vidrios rotos, conellos llenaba <strong>de</strong> ventanas la casita <strong>de</strong>ma<strong>de</strong>ra. Luego <strong><strong>de</strong>l</strong> colegio y <strong>de</strong> caminoa casa recogía pequeñísimas flores quecrecían al lado <strong>de</strong> las más gran<strong>de</strong>s a laorilla <strong><strong>de</strong>l</strong> camino, con ellas sembrabajardines que adornaban los pórticos <strong><strong>de</strong>l</strong>a casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con ventanas <strong>de</strong>vidrio. Luego <strong><strong>de</strong>l</strong> colegio y <strong>de</strong> camino acasa compré unas lucecitas <strong>de</strong> colores ycon ellas iluminé el interior <strong>de</strong> la casita<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y la luz salía por las ventanas<strong>de</strong> vidrio y alcanzaba a las flores<strong>de</strong> los diminutos jardines. Luego <strong><strong>de</strong>l</strong>colegio llegué a casa, mi padre habíagolpeado a mi madre y mi madre habíacaído encima <strong>de</strong> mi casita <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra yvidrio, <strong>de</strong> luz y flor. Mi padre aún estabaen casa, pero yo me sentía huérfano ysin hogar.El tiempo que se doblaÉl toma la ruta 30, que es más rápida. Sucita es a las cinco y el autobús <strong>de</strong>moraquince minutos en cruzar la zona norte.Al llegar al para<strong>de</strong>ro su reloj dicta lastres, pero es <strong>de</strong>masiado pronto y necesitaser puntual, así que a<strong><strong>de</strong>l</strong>anta su relojdos horas, justo el margen que necesitapara llegar a tiempo. Ella llevaba más<strong>de</strong> una hora esperándolo, los segundosse habían vuelto minutos y los minutoshoras y las horas angustia. Los carros pasaban,las personas pasaban, todo pasabamenos él. Él no venía. La tar<strong>de</strong> trajola brisa y las palomas dormitaban en laiglesia, ya era tar<strong>de</strong>, muy tar<strong>de</strong>. Su relojmarcaba las cinco y para no sucumbir ala <strong>de</strong>sesperación, <strong>como</strong> quien aguardala última esperanza, toma su reloj y giralas manecillas dos horas atrás, en eseinstante la ruta 30 aparca, él baja <strong><strong>de</strong>l</strong>bus y ella se levanta, ambos se abrazan.Los dos han llegado a tiempo.Desfamiliarización, elobjeto extraño en casaQué pasaría si <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> tu cama hayun agujero, o si subido en tu auto note pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>spegar <strong><strong>de</strong>l</strong> asiento; quépasaría si en la mañana <strong>de</strong>spiertas ytus piernas están unidas <strong>como</strong> pato;qué pasaría si un insecto te hablara o sipudieras volar cuando te excitas; tal vezlo mismo que pasaría si encontraras unaoreja en un jardín o si se te aparecieraun hada, o tuvieras un hijo con cara <strong>de</strong>53