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Revista Nº 9 - FCE - Primavera 2012 - facultad de ciencias ...

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132< Cristian Ricardo A. PirisHACIA UNA NUEVA DOGMÁTICA JURÍDICA ENTRE ANÁLISIS ECONÓMICO Y LA FILOSOFÍA MORAL>133Algunos utilitaristas estarían <strong>de</strong> acuerdo con estas críticas y dirían que es correcto yapropiado que nuestros vínculos tengan prioridad sobre la búsqueda <strong>de</strong> la utilidad general.Sostienen que no <strong>de</strong>beríamos ser “Agentes-U” que <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n cómo actuar a partir <strong>de</strong> cálculosutilitaristas, y que ven las promesas como instrumentos para alcanzar la máxima utilidad. Porel contrario, <strong>de</strong>beríamos conce<strong>de</strong>r a las promesas y a los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las personas tal importanciaque fueran invulnerables frente a los cálculos <strong>de</strong> intereses sociales.En <strong>de</strong>finitiva, no <strong>de</strong>beríamos ser utilitaristas en nuestros razonamientos morales, ennuestros procedimientos <strong>de</strong>cisorios. Pero no porque el utilitarismo sea incorrecto sino todolo contrario, porque por esta vía tenemos mayores posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar a máximo lautilidad. En <strong>de</strong>finitiva, sostienen que una sociedad <strong>de</strong> no utilitaristas que crean en la importanciaintrínseca <strong>de</strong> las promesas y los <strong>de</strong>rechos actuará mejor (maximizando la utilidad) queuna sociedad <strong>de</strong> utilitaristas <strong>de</strong> actos o <strong>de</strong> reglas que vean en las promesas y los <strong>de</strong>rechosinstrumentos para el máximo <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la utilidad. Aunque resulte paradójico el utilitarismo,según esta versión, es esencialmente un criterio <strong>de</strong> corrección y no un procedimiento<strong>de</strong>cisorio. Entonces lo que <strong>de</strong>fine al utilitarismo es la afirmación que el acto correcto es el que<strong>de</strong>sarrolla al máximo la utilidad, no la afirmación <strong>de</strong> que <strong>de</strong>beríamos <strong>de</strong>liberadamente tratar<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollar al máximo la utilidad. Entonces queda abierta la pregunta acerca <strong>de</strong> que procedimiento<strong>de</strong>cisorio <strong>de</strong>beríamos usar. Es bastante posible que obremos mejor, <strong>de</strong> acuerdo conlos criterios utilitaristas <strong>de</strong> corrección, empleando un procedimiento <strong>de</strong>cisorio no utilitarista.En consecuencia <strong>de</strong>beríamos ser “utilitaristas indirectos”.De las dos versiones <strong>de</strong>sarrolladas en apretado resumen interpretamos que el utilitarismocomo moral exhaustiva no resulta plausible, por las numerosas críticas arriba consi<strong>de</strong>radas.Principalmente, un utilitarista moral exhaustivo lejos <strong>de</strong> ser un componente útil <strong>de</strong> lasociedad se transforma en un ente totalmente <strong>de</strong>sprovisto <strong>de</strong> relaciones humanas relevantesy hasta podría convertirse en un sujeto ciertamente peligroso <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista que noreconocería <strong>de</strong>rechos adquiridos o liberta<strong>de</strong>s básicas frente al cálculo <strong>de</strong> utilidad. Incluso lapropia existencia <strong>de</strong> este utilitarista resultaría totalmente insatisfactoria; por un lado llevaríauna vida vacía <strong>de</strong> contenidos, con amigos, familiares, etc. con quiénes no tendría ningúncompromiso especial y por otro lado viviría lleno <strong>de</strong> temores ya que no podría evaluar en quecircunstancias el cálculo <strong>de</strong> utilidad resultaría contrario a sus convicciones más profundas oexigiría privarle <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados bienes sociales básicos.Las distintas reformulaciones <strong>de</strong>l utilitarismo (<strong>de</strong> actos a reglas y <strong>de</strong> procedimiento <strong>de</strong>cisorioa criterio <strong>de</strong> corrección) tampoco resultan plausibles <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la posición <strong>de</strong>l “Agente-U”, yaque hace uso <strong>de</strong> argumentos artificiosos para tratar <strong>de</strong> lograr una cierta a<strong>de</strong>cuación a intuicionesmuy profundas que el utilitarista moral exhaustivo no interpreta suficientemente.Existen relaciones especiales que no se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sconocer, la vida <strong>de</strong>l hombre es unavida plena <strong>de</strong> compromisos y es <strong>de</strong>seable que así sea siempre que esto no implique privar aotros <strong>de</strong> bienes sociales primarios y, por otro lado, existen ciertas preferencias e intereses queno pue<strong>de</strong>n ser tomados en cuenta <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista moral.Nada ganamos con sostener que todas las preferencias racionales e informadas tienenigual valor pero a algunas le damos especial preeminencia y a otras las relegamos porque asíestaríamos mejor en términos utilitaristas; ya sea porque adoptamos como “regla” una <strong>de</strong>terminadaconducta que así lo exige o más contun<strong>de</strong>ntemente porque admitimos un <strong>de</strong>terminadoproceso <strong>de</strong>cisorio no utilitarista. Debiéramos <strong>de</strong>cir lisa y llanamente que el utilitarismo no nosda una explicación satisfactoria para estas cuestiones y por ello <strong>de</strong>bemos abandonarlo en busca<strong>de</strong> una teoría moral más acor<strong>de</strong> a nuestras intuiciones.De las dos versiones <strong>de</strong> utilitarismo <strong>de</strong>sarrollada por Kymlicka sin dudas resulta másplausible la que se manifiesta como moral política. Su consecuencialismo y sus diferentes concepciones<strong>de</strong> utilidad ponen <strong>de</strong> manifiesto un fuerte compromiso con la humanidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elmomento que se interesa por las consecuencias sociales <strong>de</strong> los actos y <strong>de</strong>fine el bien y mal no<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una posición metafísica, sino social.En su génesis histórica el utilitarismo embistió contra teorías filosóficas y políticas queservían <strong>de</strong> fundamento a estructuras sociales que <strong>de</strong>fendían los privilegios <strong>de</strong> unos pocos frentea las mayorías y que propiciaban la sumisión <strong>de</strong>l hombre a mandatos divinos. En este sentidoel utilitarismo fue claramente liberador.El axioma que todas las personas importamos por igual, que todos somos merecedores<strong>de</strong> igual consi<strong>de</strong>ración y respeto, y <strong>de</strong> allí el compromiso <strong>de</strong> maximizar la utilidad parece unaconsecuencia loable pero pue<strong>de</strong> dar lugar a consecuencias injustas.Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> la “estructura básica <strong>de</strong> la sociedad” el utilitarismo ataca laexistencia <strong>de</strong> minorías privilegiadas, pero <strong>de</strong>be hacer uso <strong>de</strong> argumentos ad hoc para evitarlegitimar abusos <strong>de</strong> las mayorías frente grupos minoritarios y marginales. La búsqueda <strong>de</strong> lamaximización <strong>de</strong> la utilidad social implica que los intereses <strong>de</strong> los individuos no puedan prevalecerfrente a la utilidad general; pero, por otro lado si no contamos con un criterio que nospermita sostener la existencia <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminados bienes sociales primarios sobre los cuales nopue<strong>de</strong> prevalecer la utilidad social entonces abrimos la puerta a todo tipo <strong>de</strong> atropellos.El intuicionismoOtra vertiente contra la cual reacciona Rawls es el intuicionismo, que a diferencia <strong>de</strong>lutilitarismo no constituye una teoría sistemática.El intuicionismo afirma que existe una pluralidad <strong>de</strong> principios <strong>de</strong> justicia, a los cualespo<strong>de</strong>mos acce<strong>de</strong>r por medio <strong>de</strong> la intuición. Pero los mismos no se hallan jerárquicamenteor<strong>de</strong>nados <strong>de</strong> modo que pue<strong>de</strong>n entrar en conflicto entre sí; por otro lado tampoco nos esclarecemucho al no po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>terminar criterios <strong>de</strong> admisibilidad <strong>de</strong> dichas intuiciones, <strong>de</strong> modoque no contamos con medios para discriminar intuiciones correctas <strong>de</strong> incorrectas, tampocoverda<strong>de</strong>ras intuiciones <strong>de</strong> meros pálpitos o impresiones (Gargarella. 2000, p. 22).Es claro que el intuicionismo constituye un rival muy débil al momento <strong>de</strong> reconocer su propiaincapacidad <strong>de</strong> crear un sistema <strong>de</strong> reglas capaz <strong>de</strong> jerarquizar nuestras intuiciones. Ello quiere<strong>de</strong>cir que solo pue<strong>de</strong> brindar soluciones ad hoc que pue<strong>de</strong>n resultar contradictorias entre sí.<strong>Revista</strong> <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Económicas - UNNE, Número 9, Septiembre <strong>2012</strong>, ISSN 1668-6365<strong>Revista</strong> <strong>de</strong> la Facultad <strong>de</strong> Ciencias Económicas - UNNE, Número 9, Septiembre <strong>2012</strong>, ISSN 1668-6365

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