2. LAS LÍNEAS MAESTRAS D<strong>EL</strong> SISTEMA <strong>HEG<strong>EL</strong></strong>IANO2.1. La necesidad de determinar de modo preliminar las líneas maestrasdel pensamiento de HegelHegel se opuso activamente a la pretensión de formular de modopreliminar una serie de líneas maestras, unos núcleos doctrinales decarácter fundamental, de los que procedería el edificio de la filosofía ysobre los cuales éste se apoyaría. Su actitud se debe a que dichaslíneas maestras, aunque fuesen verdaderas por sí mismas, quedaríanfalseadas en el momento mismo en que fuesen colocadas comopremisas del sistema y no se las viese en su específico actuar dentrodel sistema. Es evidente, sin embargo, que la afirmación hegelianaposee también una fuerte carga paradójica. Se ha recordado inclusoque Hegel era suabo y que, como a todos los suabos, le gustabadesconcertar y apreciaba las afirmaciones paradójicas. Hegel mismo,aunque reafirmó tal concepto, escribió algunos prólogos eintroducciones a sus obras en los que a su manera trataba deproporcionar al lector estas líneas maestras. Por ejemplo, el Prefacio ala Fenomenología y las Nociones preliminares de la Enciclopedia sonauténticas joyas y constituyen algunas de las páginas más brillantes delfilósofo. En realidad, sin una previa indicación de ciertas claves delectura, las obras de Hegel resultarían en gran medida verdaderoscriptogramas.El cuadro completo de las ideas básicas del hegelianismo esbastante amplio, ya que se trata de una filosofía muy rica y muycomplicada y también una de las más difíciles. Sin embargo, toda ellapuede resumirse en estas tres líneas esenciales: 1) la realidad encuanto tal es espíritu infinito (por «espíritu» se entiende algo que, almismo tiempo, subsume y supera todo lo que al respecto habían dichosus predecesores y en especial Fichte y Schelling); 2) la estructura o,mejor dicho, la vida misma del espíritu -y por lo tanto el procedimiento através del cual se desarrolla el saber filosófico- es la dialéctica (cabríaincluso decir que la espiritualidad es dialecticidad); 3) el rasgo peculiarde esta dialéctica, que la diferencia nítidamente de todas las formasanteriores de dialéctica, es lo que Hegel denominó con el términotécnico de elemento especulativo, auténtica clave del pensamiento denuestro filósofo.El esclarecimiento de estos tres puntos indica cuál es el objetivo o lameta que Hegel quiso lograr con su filosofía, y la senda que recorriópara llegar hasta allí. Sin embargo, es evidente que su plenacomprensión -como afirmó Hegel con toda justicia- sólo se podráobtener si se sigue en concreto el desarrollo del sistema hasta suacabamiento, recorriendo todo el camino hasta la meta final. En efecto,dice Hegel, en filosofía no hay atajos que acorten el camino.2.2. La realidad como espíritu: determinación previa de la nociónhegeliana de «espíritu»La afirmación básica, de la que hay que partir para entender aHegel, es que la realidad y lo verdadero no son substancias (es decir,un ser más o menos solidificado, como se había creído tradicionalmenteen la mayoría de los casos), sino sujeto, es decir, pensamiento, espíritu.En la Fenomenología se afirma con toda claridad: «De acuerdo con mipunto de vista, que sólo podrá justificarse a través de la exposición del
3sistema mismo, todo depende de que lo verdadero no se entienda y semanifieste como substancia, sino que se entienda y se manifieste loverdadero de forma decidida como sujeto.» Hegel añade también queesto constituye una reciente adquisición, una peculiaridad característicade los tiempos modernos. En efecto, se trata de una adquisición .quefue posibilitada gracias al descubrimiento kantiano del «yo pienso», y alos distintos replanteamientos del criticismo, y de modo particular a lasaportaciones del idealismo de Fichte y de Schelling (que, por lo demás,Hegel tiende curiosamente a infravalorar o a silenciar en beneficiopropio).Decir que la realidad no es substancia sino sujeto y espíritu equivale adecir que es actividad, proceso, movimiento o -mejor aúnautomovimiento.No obstante, en cierto modo Fichte ya había llegadohasta este punto. Hegel va aún más allá. Según Fichte el «yo» se ponea sí mismo, en la medida en que es pura actividad que se autopone, yopone (de manera inconsciente) a sí mismo el «no yo», esto es, unlímite que luego trata de superar de forma dinámica. A lo largo de esteproceso, el «yo» fichteano Jamás llega a una meta definitiva, dado queel límite avanza y se aleja hasta el infinito, pero nunca resulta superadopor completo. Para Hegel este infinito, que puede configurarse comouna recta que avanza sin limitación alguna, constituye un «mal infinito»,un infinito falso, puesto que es un proceso inacabado, en la medida enque jamás llega del todo a su propio fin u objetivo, y el ser y el deber serpermanecen escondidos de forma perenne, en una especie de carrerasin final. Por consiguiente, afirma Hegel, Fichte no logra recomponer laescisión entre «yo» y «no yo», sujeto y objeto, infinito y finito. Por lotanto, en Fichte sigue habiendo una no superada oposición o antítesisestructural, que hay que superar.Schelling ya había realizado un intento de superar tales escisionesmediante su filosofía de la identidad, que Hegel en un primer momentoconsidera como un punto de vista más elevado que el de Fichte. Sinembargo, la concepción de la realidad como identidad originaria entre«yo» y «no yo», entre sujeto y objeto, entre infinito y finito, tal como lahabía defendido Schelling, muy pronto fue considerada por Hegel comovacía y artificiosa, ya que en realidad no deducía ni justificaba suscontenidos, presuponiéndolos como algo dado, y a continuación loscubría con el manto de una indiferencia o una identidad abstracta yextrínseca. Tal concepción fue considerada por Hegel como una«disolución de todo lo diferenciado y determinado», como un precipitartodas las diferencias «en el abismo de la vacuidad», porque dichanoción no era consecuencia de un desarrollo coherente y, por lo tanto,no se justificaba así misma. Se comprende, por lo tanto, la célebreafirmación que aparece en la Fenomenología (y que provocó la rupturade la amistad entre Hegel y Schelling), según la cual lo absoluto deSchelling es como «la noche en la que todas las vacas son negras», yla filosofía de la identidad de Schelling «es ingenua y fatua».Por consiguiente, la postura de Hegel es clara. El espíritu seautogenera, generando al mismo tiempo su propia determinación ysuperándola plenamente. El espíritu es infinito, no por una meraexigencia, como pretendía Fichte, sino de un modo que siempre seactualiza y se realiza a sí mismo, como continuada posición de lo finito yal mismo tiempo como superación de lo finito mismo. El espíritu, encuanto movimiento, produce de modo paulatino los contenidoscodeterminados y, por lo tanto, negativos (Spinoza ya había dicho queomnis determinatio est negatio). Lo infinito es lo positivo que se realiza