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HEGEL Y EL IDEALISMO ABSOLUTO

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9dialéctico se encuentra asimismo en todas las demás formas deconciencia y en la experiencia general. Todo lo que nos rodea puedeser pensado como un ejemplo de dialéctica. Sabemos que todo lo finito,en vez de ser un término fijo y definitivo, es mudable y transitorio, y estono es otra cosa que la dialéctica de lo finito, mediante la cual éste -encuanto que es en sí mismo algo distinto de sí- llega más allá de lo quees de manera inmediata y se convierte en su contrario.» La semilladebe convertirse en su contrario para transformarse en retoño de unaplanta; el niño debe morir como tal y convertirse en su contrario paratransformarse en adulto, y así sucesivamente. Lo negativo que emergeen el momento dialéctico consiste, de un modo general, en la carenciaque revela cada uno de los contrarios cuando se lo compara con el otro.Empero, justamente esta carencia actúa como mecanismo que impulsa,más allá de la oposición, hacia una síntesis superior, que es elmomento especulativo, el momento culminante del proceso dialéctico.3) El momento especulativo o positivamente racional es el que captala unidad de las determinaciones contrapuestas, lo positivo que surgede la disolución de los opuestos (la síntesis de los opuestos). «Elelemento especulativo en su sentido auténtico -escribe Hegel- es lo quecontiene en sí, como algo superado, aquellas oposiciones ante las quese detiene el intelecto (y por lo tanto, también la oposición entresubjetivo y objetivo), y precisamente de esta manera muestra que esalgo concreto y que es una totalidad.»La dialéctica -al igual que la realidad en general y, por lo tanto, loverdadero- consiste en este movimiento circular que hemos descrito, yque no se detiene jamás. Hegel llega incluso a comparado con unaespecie de «exaltación báquica», en un texto que vale la pena citarcomo conclusión: «Por ello, lo verdadero es una exaltación báquica enla que todos los miembros están ebrios; y puesto que todo miembro quese aísla, de forma inmediata deja de existir, la exaltación es asimismoun reposo transparente y sencillo.»2.4. La dimensión de lo especulativo, el significado del «aufheben» y laproposición especulativa.El pensamiento antiguo, como ya hemos señalado, había llegado hastael primer momento -el plano del intelecto- y en una gran medida inclusohasta el segundo, el racional-negativo o dialéctico, por ejemplo, en loscélebres argumentos de Zenón de Elea. Sin embargo, había ignorado elmomento especulativo, y ni siquiera los idealistas anteriores a Hegel lohabían individualizado correctamente. Por lo tanto, dicho momentoconstituye un descubrimiento típicamente hegeliano. El momento de loespeculativo es la reafirmación de lo positivo que se realiza mediante lanegación de lo negativo que es propio de las antítesis dialécticas, y porlo tanto constituye una elevación de lo positivo de las tesis hasta unnivel más alto. Si tomamos por ejemplo el estado puro de inocencia,éste representa un momento (tesis) que el intelecto solidifica en símismo y al que contrapone como antítesis el conocimiento y laconciencia del mal, que es la negación del estado de inocencia (suantítesis). Ahora bien, la virtud es exactamente la negación de lonegativo de la antítesis (el mal) y la recuperación de lo positivo de lainocencia a un grado más alto, que sólo se hace posible si se pasa através de la negación de la rigidez que le era propia, y pasando por lotanto a través de la antítesis, que adquiere así un valor positivo, en lamedida en que impulsa a eliminar aquella rigidez. En consecuencia, el

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