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HEGEL Y EL IDEALISMO ABSOLUTO

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24todos, y fuera del cual no tenemos existencia, es -por así decirlo- el aireespiritual en el que respiramos. Se trata de la esfera espiritual en la quenacimiento, educación y circunstancia histórica nos ponen y nospermiten crecer: aquel quid universal que en la cultura, las costumbres,la lengua, las formas de pensamiento, los prejuicios y las valoracionespredominantes, conocemos como potencia supraindividual y sinembargo real, frente a la cual el individuo se presenta casi sin poder ysin defensa, ya que penetra, lleva y caracteriza su esencia, al igual quela de todos los demás.Este maravilloso quid es un medium a través del cual vemos,comprendemos, juzgamos, utilizamos y tratamos cualquier cosa. Sinembargo, es al mismo tiempo bastante más que un medium: es algoque concede estructura, forma y guía, existiendo en nosotros mismos.Resulta fácil hacerse históricamente consciente de ello (mirando haciaatrás, desde el punto de vista de los epígonos). Hablamos detendencias y de corrientes espirituales de una época, de susorientaciones, ideas, valores, de su moral, su ciencia y su arte.Entendemos estos fenómenos como algo que es históricamente real,que tiene su nacer y perecer, y por lo tanto su vida en el tiempo, igualque los individuos. No obstante, nos hallamos muy lejos de atribuirle alindividuo histórico como tal dichos fenómenos, como si fuesenúnicamente suyos. En particular, los aferramos sin duda del modo másfácil en uno u otro representante que posea un relieve destacado, perosabemos que sólo se trata de un representante, que aquella realidadque se manifiesta espiritualmente en él no es la suya y ni siquiera seresuelve objetivamente en él. No menos conocido es el espíritu objetivoen la vida de nuestro presente. Por ejemplo, se habla con claridad de un"saber de nuestro tiempo". El individuo participa en este saber, seorienta hacia allí aprendiendo, pero dicho saber nunca se identifica conel saber del individuo. Colaboran en él innumerables inteligencias, peroninguna lo considera seguramente como suyo. Sin embargo, existe algototal, comprensivo, que se desarrolla unitariamente, una realidad conordenación y con leyes propias. No tiene lugar en una concienciasingular; sin embargo, se trata de un elemento específicamenteespiritual, esencialmente diferente de toda dimensión codificada,material. Y por esto, es absolutamente real, dotado de todo lo quepertenece a la realidad: nacimiento en el tiempo, crecimiento,desarrollo, culminación y decadencia. Los individuos son susportadores. Sin embargo, su realidad no es la de los individuos, al igualque su vida y su duración son diferentes de la vida y la duración deéstos.Continúa subsistiendo en el sucederse de los individuos, es unarealidad espiritual, un ser sui generis, espíritu objetivo.» El espírituobjetivo es el momento de la realización de la libertad en un ordenintersubjetivo, que poco a poco se va ensanchando en niveles y enmomentos dialécticos sucesivos, que Hegel denomina 1) derecho, 2)moralidad y 3) eticidad. La comprensión de estos momentos nospermitirá entender mejor el sentido del espíritu objetivo hegeliano.6.3.2. Los tres momentos del espíritu objetivo y el significado de lahistoria1) La voluntad libre -dice Hegel- para no seguir siendo puramenteabstracta, «debe darse una existencia», es decir, concretarse, y lamateria más inmediata en que esto sucede está constituida por lascosas y los objetos externos. De este modo nace el derecho y lo que

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