Masdevallia

Plan para el estudio y la conservación de las orquídeas en Colombia
Tabla 12. Número de especies y registros de las especies de orquídeas colombianas exportadas
Clase No. especies No. registros
Endémicas 439 10238
Amenazadas 166 6183
Amenazadas-Endémicas 128 4534
Totales 1352 29832
Estado de conservación y amenazas
Las orquídeas, así como las demás plantas epífitas, cumplen un papel ecológico muy importante en
el funcionamiento de los ecosistemas (Benzing, 1990), sirviendo además como indicadores de la
salud de los mismos (Light et al.2003). Lo anterior, junto con su valor cultural, histórico, biológico
y estético, constituyen algunas de las razones más importantes para su conservación.
Los trópicos son las áreas donde se presenta la mayor diversidad de orquídeas, pero a pesar de ello las
estrategias y acciones para su conservación son menores que las establecidas en las zonas templadas
o las menos diversas. La mayor parte de las orquídeas tropicales se establecen en bosques primarios,
aunque algunas pueden crecer en áreas perturbadas y fragmentadas. Sin embargo, las poblaciones de
las especies que son muy sensibles a los disturbios se pueden reducir y su persistencia a través del
tiempo depende del tamaño del parche y de la auto ecología de la especie (Salazar, 1996).
La mayoría de las especies de orquídeas se encuentran en peligro de extinción por causa de la alteración
o destrucción del hábitat en donde crecen, principalmente debido a las actividades humanas
(Calderón-Sáenz, 2007; Cribb et al., 2013; Light et al., 2003). Las orquídeas se ven muy afectadas
por la pérdida del hábitat y la modificación de las condiciones climáticas en los fragmentos
remanentes de bosques, principalmente causadas por la transformación del uso del suelo para la
minería, la construcción de embalses, de carreteras u otras obras de infraestructura, así como por
la tala selectiva y el pastoreo (Koopowitz et al., 2003). Otros factores importantes que amenazan a
las orquídeas en Colombia son la sobre recolección con fines comerciales (Calderón-Sáenz, 2007;
Cribb et al., 2013; Koopowitz et al., 2003), las aspersiones de los cultivos ilícitos con glifosato
(Calderón-Sáenz, 2007; Orejuela-Gatner, 2010) y, a mediano y largo plazo, el cambio climático
(Koopowitz et al., 2003; Orejuela-Gatner, 2010).
Por otra parte, sobre algunas especies de orquídeas se ciernen otras presiones ligadas a sus características
particulares. Por ejemplo, las especies con flores más llamativas o las consideradas como
raras (por su forma o escasez) son más vulnerables y propensas a la extinción por tráfico que las
más comunes. Sin embargo, a nivel general y a pesar de la belleza de muchas de ellas, la mayoría
no son apreciadas por las comunidades locales y muchas veces son consideradas como plantas parásitas
que deben ser “removidas para evitar la muerte de los árboles” (Salazar, 1996).
Para la conservación de las orquídeas deben considerarse su biología y algunas características
de crecimiento, como son las asociaciones micorrízicas, la polinización y condiciones de hábitat
particulares, entre otros factores. Por ejemplo, no todas las orquídeas prosperan en condiciones
prístinas del bosque y, de hecho, algunas especies requieren de una perturbación periódica para su
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