relato

En eso les entrego la propuesta de escrito. La explico.
Pasado pocos minutos se acercan los alumnos para entregarme la
hoja en blanco y se van a sentar. Aprovechando que todos estaban
concentrados, los llamo y les pongo dos sillas cerca de la mía, junto al
escritorio. Me pongo a hablar con ellos.
Parecieron muy receptivos, les hice algunas preguntas de cómo
proyectaban este año en el liceo y qué pensaban hacer de aquí a unos
años.
Arróspide me cuenta que está trabajando en el Club Nacional de
Futbol. Que quiere salvar tercero, pero que le aburre mucho. Por otra
parte, Guedes escucha atentamente a su compañero, cuando él
termina me dice que quiere salvar tercero, que no quiere repetir de
nuevo. En su proyecto a los próximos años se ve trabajando en el día y
estudiar en el nocturno, ya que el año que viene cumple la mayoría de
edad.
Les argumentaba lo importante de aprovechar el tiempo, de
ponerle energía a las cosas. A Guedes le dije que creía en sus
capacidades, que la clase anterior había leído muy bien y que su aporte
fue correcto. ¿Acaso no podes hacerlo siempre?- le dije con voz fuerte y
segura-. Algo similar le planteé a Arróspide.
Ellos se comprometieron a “encarar”. No sé si lo harán o no, eso
será cuestión de tiempo. De todos modos, me puse al servicio de
escucharlos y de acompañarlos en lo que necesiten, porque yo los quiero
en mis clases y no afuera “cargándose de cosas” (ellos entendían
claramente que me refería al tema de las drogas).
No sé si fue correcto mi último comentario, pero les dije que yo soy un
pibe de barrio, que trabajé y estudié desde que estaba en el liceo. Que
también he visto cómo conocidos se han perdido, que con la mentalidad
que somos vivos, y que controlamos las cosas, se les fue todo de las