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Haber sobrevivido a los peligros naturales azarosos de sus luchas<br />
armadas y de sus desafíos continuos en hechos riesgosos que<br />
demandaban su presencia o lo arrastraban en forma natural hacia<br />
ellos; actos, en fin, que pudieran calificarse de temerarios, pero que<br />
han formado parte distintiva de su carácter, de la filosofía de su<br />
personalidad y de su práctica y estilo de ejercer la política a través<br />
del ejemplo, de su unión indisoluble con su pueblo y de compartir<br />
los mismos riesgos que los hombres comunes tanto en los<br />
conflictos bélicos como en las amenazas de los fenómenos o<br />
catástrofes naturales.<br />
Pero quizás lo más duro de su vida ha sido sobrevivir y recuperarse<br />
de la enfermedad sorpresiva que mantuvo en vilo y pesar a todo el<br />
pueblo de Cuba y al mundo entero, en momentos en que se<br />
mantenía vital en actividades nacionales e internacionales, lo cual le<br />
obligó a tomar la decisión de apartarse de sus cargos y funciones<br />
estatales, aunque como líder máximo de la Revolución y su decisión<br />
de dedicarle hasta el último minuto de su vida, continuó su<br />
quehacer revolucionario, inmediatamente que se producía su<br />
recuperación progresiva, a través de sus llamadas Reflexiones y<br />
otras tareas de carácter privado. Noticias de estos hechos, con<br />
imágenes o sin ellas, o con su voz, han aparecido reportadas por la<br />
prensa en determinadas ocasiones.<br />
Pero lo que realmente se quería, que era volver a verlo vital y lúcido<br />
en la televisión analizando asuntos decisivos para la vida en el<br />
planeta, como son las amenazas y tragedias de la guerra y de la<br />
destrucción de la naturaleza, sólo se produjo recientemente a través<br />
de su presencia en la Mesa Redonda de la Televisión Cubana, y<br />
luego en un largo intercambio en el MINREX con los embajadores<br />
cubanos en el exterior.<br />
Sin embargo, la sorpresa más agradable y esperada fue observarle,<br />
el día 24 de julio, con su camisa del uniforme verde olivo, en un acto<br />
de homenaje a sus compañeros de Artemisa, participantes y caídos<br />
el 26 de julio de 1953 durante el ataque al Cuartel Moncada en<br />
Santiago de Cuba, con su sentido mensaje en que se aborda este<br />
hecho, la injusta condena de los cinco cubanos presos en los<br />
Estados Unidos y los peligros de tragedias que amenazan a la<br />
humanidad.<br />
Y para mayor sorpresa y una mayor certeza de lo visto por primera<br />
vez, se volvió a verle con su camisa verde olivo en el encuentro<br />
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