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El Comandante en Jefe: vivo, recordado, querido<br />
y presente como no lo quería el imperialismo<br />
Wilkie Delgado Correa<br />
Publicado: 20/4/10<br />
Es parte de la historia de Cuba y del mundo el papel desempeñado<br />
por Fidel Castro al frente de los destinos de Cuba, por su modo sui<br />
generis de concebir la política, su prédica revolucionaria y las<br />
estrategias puestas en práctica para enfrentar los problemas no<br />
sólo de su país, sino del resto del planeta. Durante medio siglo,<br />
después del triunfo de la Revolución Cubana, amigos y enemigos<br />
han puesto sus ojos en esa figura cimera que ha enfrentado los<br />
planes imperiales más aviesos de los Estados Unidos con dignidad<br />
y victorias asombrosas que no tienen precedente en ninguna época<br />
anterior.<br />
Por eso, después de transcurridos casi dos años de su repentina<br />
enfermedad, que le obligó a delegar funciones en forma urgente,<br />
primero, y luego del proceso de recuperación, hace unos meses, a<br />
no aceptar su nominación para el cargo de Presidente del Consejo<br />
de Estado, es muy significativo que su figura conserve su plena<br />
vigencia como líder máximo de la Revolución Cubana, y que el<br />
pueblo le rinda la misma devoción y confianza que en sus días al<br />
frente del Estado cubano.<br />
Así lo pudo constatar el pueblo de Cuba y de todo el mundo, a<br />
través de los canales de televisión, en las marchas gigantescas que<br />
tuvieron lugar en plazas y avenidas de La Habana y de todas las<br />
ciudades del país, en ocasión del primero de Mayo. Con sus<br />
consignas, pancartas y saludos calurosos, los cubanos<br />
homenajearon y reconocieron a Fidel, al Comandante en Jefe, tal<br />
como ha ocurrido durante el tiempo de la revolución triunfante. Ha<br />
sido un festejo por tenerlo vivo a pesar de su trayectoria heroica de<br />
batallas militares riesgosas y de más de 600 intentos y planes de<br />
asesinatos organizados o propiciados por los gobiernos de Estados<br />
Unidos; por tenerlo presente como un combatiente más de variadas<br />
maneras, incluyendo sus orientaciones y alertas desde ese<br />
quehacer sistemático que son sus reflexiones; por sentirlo como<br />
siempre, recordado y querido, como parte indisoluble del pueblo y<br />
de su revolución.<br />
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