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Fue así como permitió la fuga del dictador y de los principales<br />
cabecillas del régimen y pretendió formar un nuevo gobierno que<br />
finalmente no pudo establecerse por la denuncia de Fidel, pero que<br />
sí garantizó la impunidad de los grandes culpables de asesinatos,<br />
desmanes, malversaciones y robos colosales de las riquezas<br />
públicas, y quienes emigraron hacia los Estados Unidos y otros<br />
países.<br />
Existen ideas fundamentales que destacan en este discurso, tales<br />
como la siguiente:<br />
Definió las características que debe poseer toda Revolución<br />
verdadera después del triunfo, y es inaugurar una etapa de<br />
cambios nunca vistos antes, pero que sin embargo se intuían como<br />
parte de los sueños o reclamos sentidos ante tantas injusticias<br />
vividas por el pueblo. Fidel dijo “por eso ha de caracterizarse<br />
precisamente la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho<br />
nunca”.<br />
Una idea cardinal es la de que sólo con el triunfo y los cambios<br />
consiguientes se y llevará a cabo la Revolución. El tiempo previo<br />
de lucha, que ha costado muchos sacrificios, es de preparación<br />
para iniciar la verdadera Revolución con su carga de<br />
transformaciones e implicará dificultades y riesgos que sólo son<br />
previsibles para los genios políticos. Afirmó que “La Revolución<br />
empieza ahora; la Revolución no será una empresa fácil”.<br />
Fidel se preocupó por disipar el criterio establecido sobre el<br />
carácter violento y caótico de las revoluciones triunfantes, aclarando<br />
que los acontecimientos desarrollados en Santiago de Cuba, bajo la<br />
firme conducción de las fuerzas revolucionarias, demostraba que<br />
no ocurrieron exceso violentos contra las tropas o seguidores del<br />
régimen vencido. “Ya no podrán decir que la Revolución es la<br />
anarquía y el desorden; ocurrió en la Habana, por una traición, pero<br />
no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como<br />
modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de<br />
anárquica y desorganizada”.<br />
Algo que destaca es la convicción de Fidel de que hasta los<br />
enemigos son capaces, en determinadas circunstancias, de acatar<br />
las razones de los revolucionarios. Al respecto refirió que había<br />
invitado a una reunión a más de 100 oficiales de la plaza de<br />
Santiago de Cuba: “Les dije a esos militares, cuando los invité a<br />
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