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El Tio Petros y la Conjetura de Goldbach - Apostolos Doxiadis

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con soberbia resistencia, el peso de la trama. Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho, da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

El tío Petros y la conjetura de Goldbach es una reflexión sobre la admiración, el
orgullo y la iluminación casi religiosa del descubrimiento. La narración es ágil y
perfecta, tomándose gran cuidado en construir los personajes y destacar sus
motivaciones. En ocasiones, se lee como una novela de aventuras que tiene como
eje central la matemática. Pero son los conflictos personales los que soportan, con
soberbia resistencia, el peso de la trama.
Los elementos matemáticos del argumento se explican con total claridad y son
fáciles de entender hasta por el más negado para esa ciencia, o lenguaje (de hecho,
da la impresión de que Apóstolos Doxiadis podría ser un espléndido divulgador).

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<strong>El</strong> Tío <strong>Petros</strong> y <strong>la</strong> <strong>Conjetura</strong> <strong>de</strong> <strong>Goldbach</strong><br />

Apóstolos <strong>Doxiadis</strong><br />

—Entonces será mejor que te acompañe a casa. Tus padres <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> estar<br />

preocupados.<br />

Le dije que no era necesario, pero él insistió. Montó en su viejo y <strong>de</strong>svencijado<br />

escarabajo, sin preocuparse por <strong>la</strong>s botas embarradas, y partimos hacia Atenas. En<br />

el camino traté más <strong>de</strong> una vez <strong>de</strong> empezar una conversación acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

invitación, pero él <strong>de</strong>svió el tema hacia asuntos irrelevantes, como el tiempo, <strong>la</strong><br />

temporada apropiada para podar los árboles y los grupos <strong>de</strong> boy scout.<br />

Me <strong>de</strong>jó en <strong>la</strong> esquina más próxima a mi casa.<br />

— ¿Crees que <strong>de</strong>bería subir a excusarte?<br />

—No, tío, gracias. No será necesario.<br />

Sin embargo, necesité excusarme. Quiso mi maldita suerte que mi padre l<strong>la</strong>mara al<br />

club para pedirme que recogiera algo en el camino <strong>de</strong> vuelta, y entonces le<br />

informaron <strong>de</strong> mi ausencia. Ingenuamente solté toda <strong>la</strong> verdad. Resultó ser <strong>la</strong> peor<br />

<strong>de</strong>cisión posible. Si hubiera mentido diciendo que había faltado a <strong>la</strong> reunión para<br />

fumar furtivamente en el parque, o incluso para visitar una casa <strong>de</strong> ma<strong>la</strong> nota, mi<br />

padre no se habría enfadado tanto.<br />

— ¿No te he prohibido expresamente mantener cualquier c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ción con ese<br />

tipo? —gritó, y se le puso <strong>la</strong> cara tan roja, que mi madre le rogó que pensara en su<br />

tensión arterial.<br />

—No, padre —respondí, y era verdad—. De hecho, nunca me lo has prohibido.<br />

¡Nunca!<br />

—Pero ¿no sabes nada <strong>de</strong> él? ¿No te he hab<strong>la</strong>do mil veces <strong>de</strong> mi hermano <strong>Petros</strong>?<br />

—Pues sí, me has dicho mil veces que es uno <strong>de</strong> los “fiascos <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida”, ¿y qué?<br />

Aun así es tu hermano, mi tío. ¿Acaso es tan grave que le haya llevado una carta al<br />

pobre? Y ahora que lo pienso, no me parece justo l<strong>la</strong>mar “fiasco” a un catedrático<br />

<strong>de</strong> Análisis <strong>de</strong> una universidad importante.<br />

—Catedrático <strong>de</strong> Análisis, retirado —gruñó mi padre, <strong>de</strong>sve<strong>la</strong>ndo el misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

letra r.<br />

Todavía echando humo por <strong>la</strong>s orejas, pronunció sentencia por lo que calificó <strong>de</strong><br />

abominable acto <strong>de</strong> inexcusable <strong>de</strong>sobediencia. Yo no podía creer <strong>la</strong> severidad <strong>de</strong>l<br />

castigo: durante un mes tendría que permanecer confinado en mi habitación a todas<br />

horas, salvo <strong>la</strong>s que pasaba en el colegio. Hasta me servirían <strong>la</strong>s comidas allí, ¡y no<br />

Co<strong>la</strong>boración <strong>de</strong> José Luis Tabara Carbajo 12 Preparado por Patricio Barros<br />

Antonio Bravo

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